La franja de Gaza agoniza sin energía ni medicinas

Las disputas internas palestinas amenazan con provocar el cierre de los centros sanitarios del enclave

Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
Acaba de regresar a Jerusalén desde Gaza después de haber acompañado esta semana a una misión de voluntarios del Hospital del Niño Jesús de Madrid. Antonio González, coordinador para Palestina de Médicos del Mundo, no trae buenas noticias. “Las autoridades nos han trasladado que la situación es crítica; ahora está tocando fondo la crisis sanitaria que se inició en abril del año pasado”, refiere el responsable de la ONG.


El equipo médico español ha participado en 23 intervenciones ortopédicas infantiles y ha examinado a un centenar de menores en el hospital de Jan Yunis, en el sur de la Franja. Estas misiones de Médicos del Mundo cuentan con financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional y de las comunidades autónomas.

Tres de los 13 hospitales del territorio costero palestino y 14 de sus 54 centros de salud han tenido que cerrar sus servicios generales y solo ofrecen atención de urgencia. Los generadores que proporcionan electricidad a las instalaciones sanitarias —al margen de las seis horas diarias en que reciben energía de la red de suministro— apenas disponen de gasóleo para lo que queda del mes.

Los hospitales de la Franja tuvieron que suspender el lunes 200 intervenciones quirúrgicas por una huelga del personal de mantenimiento, que lleva más de cuatro meses sin cobrar sus salarios. El fracaso del acuerdo de reconciliaciónfirmado en octubre en El Cairo entre la Autoridad Palestina —controlada por el partido Fatah del presidente Mahmud Abbas— y los responsables políticos de Gaza, bajo control de facto de los islamistas de Hamás desde hace una década, está detrás de las graves limitaciones de combustible y medicinas, y del impago de nóminas a los empleados públicos. “A pesar del deterioro de la situación, nuestra misión ha podido llevar a cabo su trabajo con relativa normalidad, dentro de las limitaciones existentes en Gaza”, precisa el coordinador de Médicos del Mundo.
La franja de Gaza agoniza sin energía ni medicinas

El recorte de la financiación de EE UU a la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, ha puesto en peligro el futuro de 1,4 millones de gazatíes que dependen de esa organización, de la que Washington es el mayor contribuyente. Emiratos Árabes Unidos ha donado cerca de dos millones de euros para la compra urgente de combustible destinado a los generadores.

Pero la Oficina de Coordinación Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU estima que son necesarios seis millones para garantizar las reservas mínimas de gasóleo. A ello se suma el bloqueo marítimo y terrestre impuesto por Israel tras la toma del poder por parte de Hamás en 2007, reforzado en la frontera del sur por Egipto, que apenas abre unas decenas de días al año el paso Rafah.
Advertencia de la OMS

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que el 60% de los dos milones de habitantes de Gaza no tienen acceso adecuado a cuidados sanitarios, frente al 45% en 2017. En las farmacias de los hospitales faltan más de 200 medicamentos, un 40% de los considerados esenciales. El aislamiento del territorio también deteriora la salud de los gazatíes: 54 palestinos fallecieron en el enclave en 2017 mientras aguardaban una autorización de Israel para recibir atención médica para graves enfermedades, según un informe de la OMS.

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Gadi Eizenkot, ha advertido al Gobierno de Israel de que Gaza se encuentra al borde del colapso por el agravamiento de la situación humanitaria. El Ejército, que controla la entrada de mercancías a la Franja, ha constatado al inicio de 2018 una reducción del 25% en el paso de camiones con alimentos y bienes, respecto a los 1.200 vehículos que atravesaban el año pasado la terminal de carga de Kerem Shalom a diario.

“Estamos asistiendo a un desastre que está cobrando forma en Gaza como si fuera un accidente fatal que se desarrolla a cámara lenta”, advertía en el diario Haaretz el investigador del Instituto Nacional de Estudios de Seguridad y exgeneral israelí Assaf Orion. “La crisis no solo ha empeorado: está llegando a su punto más bajo”.

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