Dos policías pagaron el pasaje de una joven desesperada por llegar al funeral de su amiga muerta en la masacre de Florida
Llegó llorando al aeropuerto LaGuardia de Nueva York. La ayudaron a encontrar el mostrador donde comprar un boleto pero era demasiado costoso para ella
Infobae
Jordana Judson lloraba sin consuelo frente a las puertas del aeropuerto LaGuardia en Nueva York. Poco antes se había enterado de la balacera en la escuela de Parkland, Florida, donde había muerto —junto a otras 16 personas— Meadow Pollack, con quien se había criado.
"Lloraba histéricamente. Nos acercamos y le preguntamos si estaba bien", dijo a The Washington Post el agente Thomas Karasinski, de la policía estatal de Nueva York. "No pudo hablar muy claramente, pero dijo algo sobre el tiroteo en la Florida".
Karasinski y su compañero, Robert Troy, la acompañaron hasta el mostrador de una aerolínea donde la muchacha —apenas más joven que ellos: tiene 23 años, y los agentes 26 y 27— podría conseguir un pasaje.
La joven —que trabaja en Nueva York desde hace poco, en relaciones públicas— les explicó que también había completado sus estudios secundarios en Marjory Stoneman Douglas High School, el establecimiento donde Nikolas Cruz entró el 14 de febrero con un fusil semiautomático y asesinó a 17 estudiantes y profesores en cinco aulas. Les dijo que los Pollacks habían sido "una segunda familia" a lo largo de toda su vida.
El vuelo que la llevaba de regreso para llegar a tiempo para la ceremonia en memoria de Meadow costaba USD 700, más de lo que ella podía gastar. Mientras la muchacha llamaba a su madre para pedirle ayuda, vio que los dos policías que la habían ayudado hablaban con la agente de ventas de JetBlue.
Le estaban dando sus tarjetas de crédito.
—No, no se molesten, no puedo permitirlo —les dijo.
—Ya está hecho —le respondió uno.
—Ve con tu familia —completó el otro.
Judson, sobrepasada por las emociones, no supo qué decirles. Los abrazó.
Karasinski explicó luego que ese había sido su primer día de trabajo con Troy, y que aunque no se conocían mucho actuaron espontáneamente en coincidencia. "Robert sacó su billetera y no dudé en hacer lo mismo", dijo Karasinski. La agente de ventas bajó el precio hasta USD 600 y ellos lo pagaron a medias. "Jordana nos miró en shock".
Los policías llevan dos y tres años en la fuerza. Nunca habían estado en una situación así, pero tampoco les resultó muy difícil actuar: "Puede sonar a cliché, pero esto es lo que hacemos. Todos los días tratamos de ayudar", dijo.
Los Judson y los Pollack habían sido amigos toda la vida, y sus hijas lo habían sido también. El hermano menor de Judson, Ryan había sido muy amigo del hermano de Pollack, y el padre de Pollack se convirtió en una figura paterna para los niños Judson cuando el padre murió de cáncer, durante la infancia de ellos.
Judson llegó a la casa de los Pollack a tiempo para la ceremonia de comienzo de la Shiva, la tradición de siete días de duelo del judaísmo. El rabino terminó el servicio contando a las casi 200 personas presentes la historia de Judson en el aeropuerto. Luego habló ella.
Dijo: "Lo que los oficiales hicieron me hizo bien en ese momento, me llenó el corazón. Fue un acto desinteresado de humanidad. Necesitamos más actos así para equilibrar todo el mal que hay en el mundo".
Infobae
Jordana Judson lloraba sin consuelo frente a las puertas del aeropuerto LaGuardia en Nueva York. Poco antes se había enterado de la balacera en la escuela de Parkland, Florida, donde había muerto —junto a otras 16 personas— Meadow Pollack, con quien se había criado.
"Lloraba histéricamente. Nos acercamos y le preguntamos si estaba bien", dijo a The Washington Post el agente Thomas Karasinski, de la policía estatal de Nueva York. "No pudo hablar muy claramente, pero dijo algo sobre el tiroteo en la Florida".
Karasinski y su compañero, Robert Troy, la acompañaron hasta el mostrador de una aerolínea donde la muchacha —apenas más joven que ellos: tiene 23 años, y los agentes 26 y 27— podría conseguir un pasaje.
La joven —que trabaja en Nueva York desde hace poco, en relaciones públicas— les explicó que también había completado sus estudios secundarios en Marjory Stoneman Douglas High School, el establecimiento donde Nikolas Cruz entró el 14 de febrero con un fusil semiautomático y asesinó a 17 estudiantes y profesores en cinco aulas. Les dijo que los Pollacks habían sido "una segunda familia" a lo largo de toda su vida.
El vuelo que la llevaba de regreso para llegar a tiempo para la ceremonia en memoria de Meadow costaba USD 700, más de lo que ella podía gastar. Mientras la muchacha llamaba a su madre para pedirle ayuda, vio que los dos policías que la habían ayudado hablaban con la agente de ventas de JetBlue.
Le estaban dando sus tarjetas de crédito.
—No, no se molesten, no puedo permitirlo —les dijo.
—Ya está hecho —le respondió uno.
—Ve con tu familia —completó el otro.
Judson, sobrepasada por las emociones, no supo qué decirles. Los abrazó.
Karasinski explicó luego que ese había sido su primer día de trabajo con Troy, y que aunque no se conocían mucho actuaron espontáneamente en coincidencia. "Robert sacó su billetera y no dudé en hacer lo mismo", dijo Karasinski. La agente de ventas bajó el precio hasta USD 600 y ellos lo pagaron a medias. "Jordana nos miró en shock".
Los policías llevan dos y tres años en la fuerza. Nunca habían estado en una situación así, pero tampoco les resultó muy difícil actuar: "Puede sonar a cliché, pero esto es lo que hacemos. Todos los días tratamos de ayudar", dijo.
Los Judson y los Pollack habían sido amigos toda la vida, y sus hijas lo habían sido también. El hermano menor de Judson, Ryan había sido muy amigo del hermano de Pollack, y el padre de Pollack se convirtió en una figura paterna para los niños Judson cuando el padre murió de cáncer, durante la infancia de ellos.
Judson llegó a la casa de los Pollack a tiempo para la ceremonia de comienzo de la Shiva, la tradición de siete días de duelo del judaísmo. El rabino terminó el servicio contando a las casi 200 personas presentes la historia de Judson en el aeropuerto. Luego habló ella.
Dijo: "Lo que los oficiales hicieron me hizo bien en ese momento, me llenó el corazón. Fue un acto desinteresado de humanidad. Necesitamos más actos así para equilibrar todo el mal que hay en el mundo".