Reino Unido refuerza su alianza migratoria con Francia
Londres destinará 50 millones de euros adicionales a la frontera con Calais
Patricia Tubella
Londres, El País
El Gobierno de Londres está dispuesto a redoblar su ya abultado presupuesto en vallado, cámaras de circuito cerrado y tecnología de detección de personas en la frontera con Francia para contener el flujo de inmigrantes y refugiados que a diario intentan acceder a Reino Unido desde el continente. En su primera visita oficial a las islas británicas, el presidente francés, Emmanuel Macron, consiguió arrancar ese compromiso, detallado por Theresa May en una rueda de prensa conjunta, con el importante añadido de una política de acogida más laxa por parte de Londres, especialmente en lo que concierne a menores que viajan solos o a personas con lazos familiares en suelo británico.
El desembolso de 44,5 millones de libras (50,5 millones de euros) adicionales para controlar la frontera común (Reino Unido ha invertido 100 millones de libras en los últimos tres años), unido a la promesa de incrementar la cifra de acogidas a pesar de la oposición que suscita entre sus bases conservadoras, es un precio que la primera ministra británica está dispuesta a pagar en favor de una futura sintonía con el vecino francés, uno de los puntales de la UE. “Francia y Reino Unido deben trabajar juntos para afrontar los desafíos de nuestro tiempo”, subrayó May en una comparecencia que, por cortesía, arrancó en un dubitativo francés para luego retomar en inglés.
"El presidente y yo hemos estado de acuerdo en la importancia de la relación entre el Reino Unido y Francia, no solo para nuestra seguridad, sino para la de toda Europa", agregó. "Afrontamos los mismos retos y compartimos el mismo destino", intercedió el presidente francés, para quien la política conjunta en seguridad y defensa "no debe verse afectada" por el Brexit".
Siete meses después de su primera cita bilateral en París —al poco de la investidura de Macron como jefe del Estado francés—, May y el líder centrista protagonizaron el jueves en la academia militar de Sandhurst una cumbre con la participación de los ministros de las principales carteras y, significativamente, también de los responsables de los cinco servicios de inteligencia que suman ambos países. La cooperación en materia de seguridad y el refuerzo de las fronteras fue el principal pilar de un encuentro que también se tradujo en acuerdos en el ámbito militar, al recoger el anuncio británico de que desplegará tres helicópteros Chinook de la RAF en Malí, donde tropas francesas combaten a los islamistas radicales. París, a su vez, enviará más efectivos como refuerzo del contingente británico de la OTAN desplegado en Estonia, junto a la frontera rusa.
Concesiones mutuas
Pero la cuestión migratoria fue el principal foco al que Macron quería apuntar, y el más ilustrativo de los tanteos del acercamiento francobritánico por encima de las tensiones derivadas del Brexit. May ha hecho grandes concesiones, pero el presidente francés las ha compensado con un sensible cambio de discurso.
Siendo todavía candidato a la presidencia de Francia, Macron amenazaba a un Reino Unido volcado en el Brexit con anular los acuerdos de Le Touquet (2003), que establecieron un puesto fronterizo británico en el territorio francés de Calais, y el control galo en Dover (comarca inglesa de Kent). El pacto implica que los inmigrantes indocumentados a los que se impide la entrada en Reino Unido acaban instalados en el lado francés de la frontera. Estos suman hoy más de siete centenares de personas, a pesar del desmantelamiento hace dos años del campamento apodado La Jungla, por el retrato de hacinamiento y desolación que proyectaba.
El pacto ratificado ahora con el Gobierno británico significa, en cambio, una renovación de los acuerdos de Le Touquet bajo una política común de intentar disuadir a los desesperados aspirantes a emigrar o a obtener el estatuto de refugiado. El presidente francés llegó en su día a calificar el Brexit como un “delito”, pero ayer optó por subrayar dos puntos que la salida de Reino Unido de Europa no podrá cambiar: “Nuestra historia y nuestra geografía”.
Protestas ‘tories’ al acuerdo
La proclamada entente May-Macron, a raíz de la primera visita oficial del presidente francés a las islas británicas, ha despertado más que suspicacias entre las huestes conservadoras de la primera ministra. “¿Vamos a ser nosotros los que acabemos pagando la factura completa de los controles en Calais?”, se preguntaba en alto Charlie Elphicke, diputado tory por Dover, enclave de la costa británica donde la policía francesa mantiene un puesto fronterizo en virtud de los acuerdos de Le Touquet. Otro representante conservador, Christopher Chope, acusó a Macron de tener “secuestrados” a los británicos, forzados a arañar acuerdos bilaterales una vez salgan de la UE. Los esfuerzos de May para que Reino Unido no quede aislado le auguran una nueva rebelión interna.
Patricia Tubella
Londres, El País
El Gobierno de Londres está dispuesto a redoblar su ya abultado presupuesto en vallado, cámaras de circuito cerrado y tecnología de detección de personas en la frontera con Francia para contener el flujo de inmigrantes y refugiados que a diario intentan acceder a Reino Unido desde el continente. En su primera visita oficial a las islas británicas, el presidente francés, Emmanuel Macron, consiguió arrancar ese compromiso, detallado por Theresa May en una rueda de prensa conjunta, con el importante añadido de una política de acogida más laxa por parte de Londres, especialmente en lo que concierne a menores que viajan solos o a personas con lazos familiares en suelo británico.
El desembolso de 44,5 millones de libras (50,5 millones de euros) adicionales para controlar la frontera común (Reino Unido ha invertido 100 millones de libras en los últimos tres años), unido a la promesa de incrementar la cifra de acogidas a pesar de la oposición que suscita entre sus bases conservadoras, es un precio que la primera ministra británica está dispuesta a pagar en favor de una futura sintonía con el vecino francés, uno de los puntales de la UE. “Francia y Reino Unido deben trabajar juntos para afrontar los desafíos de nuestro tiempo”, subrayó May en una comparecencia que, por cortesía, arrancó en un dubitativo francés para luego retomar en inglés.
"El presidente y yo hemos estado de acuerdo en la importancia de la relación entre el Reino Unido y Francia, no solo para nuestra seguridad, sino para la de toda Europa", agregó. "Afrontamos los mismos retos y compartimos el mismo destino", intercedió el presidente francés, para quien la política conjunta en seguridad y defensa "no debe verse afectada" por el Brexit".
Siete meses después de su primera cita bilateral en París —al poco de la investidura de Macron como jefe del Estado francés—, May y el líder centrista protagonizaron el jueves en la academia militar de Sandhurst una cumbre con la participación de los ministros de las principales carteras y, significativamente, también de los responsables de los cinco servicios de inteligencia que suman ambos países. La cooperación en materia de seguridad y el refuerzo de las fronteras fue el principal pilar de un encuentro que también se tradujo en acuerdos en el ámbito militar, al recoger el anuncio británico de que desplegará tres helicópteros Chinook de la RAF en Malí, donde tropas francesas combaten a los islamistas radicales. París, a su vez, enviará más efectivos como refuerzo del contingente británico de la OTAN desplegado en Estonia, junto a la frontera rusa.
Concesiones mutuas
Pero la cuestión migratoria fue el principal foco al que Macron quería apuntar, y el más ilustrativo de los tanteos del acercamiento francobritánico por encima de las tensiones derivadas del Brexit. May ha hecho grandes concesiones, pero el presidente francés las ha compensado con un sensible cambio de discurso.
Siendo todavía candidato a la presidencia de Francia, Macron amenazaba a un Reino Unido volcado en el Brexit con anular los acuerdos de Le Touquet (2003), que establecieron un puesto fronterizo británico en el territorio francés de Calais, y el control galo en Dover (comarca inglesa de Kent). El pacto implica que los inmigrantes indocumentados a los que se impide la entrada en Reino Unido acaban instalados en el lado francés de la frontera. Estos suman hoy más de siete centenares de personas, a pesar del desmantelamiento hace dos años del campamento apodado La Jungla, por el retrato de hacinamiento y desolación que proyectaba.
El pacto ratificado ahora con el Gobierno británico significa, en cambio, una renovación de los acuerdos de Le Touquet bajo una política común de intentar disuadir a los desesperados aspirantes a emigrar o a obtener el estatuto de refugiado. El presidente francés llegó en su día a calificar el Brexit como un “delito”, pero ayer optó por subrayar dos puntos que la salida de Reino Unido de Europa no podrá cambiar: “Nuestra historia y nuestra geografía”.
Protestas ‘tories’ al acuerdo
La proclamada entente May-Macron, a raíz de la primera visita oficial del presidente francés a las islas británicas, ha despertado más que suspicacias entre las huestes conservadoras de la primera ministra. “¿Vamos a ser nosotros los que acabemos pagando la factura completa de los controles en Calais?”, se preguntaba en alto Charlie Elphicke, diputado tory por Dover, enclave de la costa británica donde la policía francesa mantiene un puesto fronterizo en virtud de los acuerdos de Le Touquet. Otro representante conservador, Christopher Chope, acusó a Macron de tener “secuestrados” a los británicos, forzados a arañar acuerdos bilaterales una vez salgan de la UE. Los esfuerzos de May para que Reino Unido no quede aislado le auguran una nueva rebelión interna.