Pese a las advertencias internacionales, Recep Tayyip Erdogan amenazó con ampliar la ofensiva contra los kurdos en Siria

Las maniobras en la región de Afrin contra Unidades de Protección Popular (YPG) ya dejaron unas 150 bajas, entre militares y civiles. EEUU advirtió sobre los riesgos de una confrontación directa entre tropas turcas y fuerzas estadounidenses

Infobae
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó este viernes con extender la ofensiva del ejército turco en el distrito de Afrin a otros zonas del norte de Siria para eliminar la presencia de una milicia kurda que considera terrorista.


A pesar del llamamiento de varios países occidentales a actuar con mesura, Erdogan prometió, en un discurso televisado, "limpiar" Manbij (a unos 100 km al este de Afrin), y "no dejar ningún terrorista hasta la frontera iraquí".

La operación "Ramo de Olivo", que entró este viernes en su séptimo día, apunta a desalojar de Afrin a las Unidades de Protección Popular (YPG).

Las YPG, calificadas de terroristas por Turquía, fueron el principal aliado de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en Siria.

Mientras el ejército turco, con el apoyo de la aviación y la artillería turca, intentan quebrar las líneas de defensa kurdas, la administración semiautónoma de Afrin exhortó el jueves por la noche al gobierno sirio a intervenir para impedir el asalto.

La operación turca tensó aún más las complicadas relaciones entre Turquía y Estados Unidos, que una conversación telefónica entre Erdogan y el presidente estadounidense Donald Trump no logró distender.

En ese contexto, la promesa de "limpiar Manbij" significa echar leña al fuego ya que Estados Unidos desplegó varios centenares de militares en esa zona.

Si Erdogan lleva a cabo sus planes "es posible una confrontación directa entre el ejército turco y las fuerzas estadounidenses", advirtió Anthony Skinner, analista de la consultoría de riesgo y estrategia Verisk Maplecroft.

Las profundas diferencias entre Turquía y Estados Unidos sobre las YPG envenenan desde hace un año las relaciones entre estos dos miembros de la OTAN.

El miércoles, durante una conversación telefónica, Trump exhortó a Turquía "a reducir y limitar sus acciones militares" y a "evitar cualquier acción que pueda provocar un enfrentamiento entre las fuerzas turcas y estadounidenses", según la Casa Blanca.

"Algunos nos piden con insistencia que hagamos lo necesario para que esta operación sea corta (…) Esperen, empezó hace siete días. ¿Cuánto tiempo duró Afganistán? ¿Cuánto tiempo duró Irak?", respondió Erdogan el viernes.

En el campo de operaciones la artillería turca desplegada cerca de la frontera siria continuó bombardeando las posiciones de las YPG en Afrin, indicó la agencia de prensa estatal Anadolu.

"Iremos hasta el final" insistió el viernes el ministro turco de Exteriores Mevlüt Cavusoglu. "Intervendremos contra la organización terrorista, y la eliminaremos, esté donde esté".

Desde el sábado, los enfrentamientos causaron la muerte de más de 110 combatientes entre las fuerzas sirias favorables a Turquía y las YPG, afirmó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).

También murieron 38 civiles, víctimas en su mayoría de los bombardeos de la aviación turca.

Turquía lamentó por su parte la muerte de tres soldados.

Kurdos piden protección de Damasco

Frente a la ofensiva turca, la administración semiautónoma de Afrin, dominada por los grupos kurdos, exhortó al gobierno sirio a "hacer frente a la agresión y declarar que no permitirá a los aviones turcos sobrevolar el espacio aéreo sirio".

Los kurdos de Siria, marginados durante décadas, aprovecharon la retirada del ejército sirio del norte del país en 2012 para afirmar su autonomía. Hoy controlan las dos terceras partes de la frontera, de unos 900 km, de Siria con Turquía.

Desde el inicio de la guerra, salvo algunas escaramuzas esporádicas, combatientes kurdos y tropas sirias se eludieron, lo que llevó a la oposición siria a acusar a los kurdos de cooperar con el gobierno de Bashar Al Assad.

La intervención turca, evocada desde hacía meses, se precipitó después de que los kurdos anunciaran la creación de una "fuerza fronteriza" de unos 30.000 hombres, con la participación de las YPG y el apoyo de Estados Unidos.

Varios países, entre ellos Alemania y Francia, expresaron su preocupación por la intervención turca en el norte de Siria, que complica aún más la guerra siria que desde 2011 dejó más de 340.000 muertos.

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