Los partidos alemanes entran en una fase decisiva para evitar nuevas elecciones
La CDU de Merkel y el SPD buscan 'in extremis' una fórmula para reeditar una nueva gran coalición
Ana Carbajosa
Berlín, El País
Los partidos alemanes se adentraron este jueves en una fase decisiva para dar con una salida a la crisis política que mantiene sin Gobierno a la primera economía europea desde hace 110 días. La Unión Demócrata Cristiana de la canciller, Angela Merkel (CDU), y la socialdemocracia de Martin Schulz (SPD) apuran la noche de este jueves la fecha límite fijada para decidir si la opción de formar una nueva gran coalición tiene visos de prosperar. Europa espera impaciente que la locomotora de la zona euro eche a andar de una vez por todas.
Merkel ganó las elecciones alemanas el pasado septiembre, pero no logró la mayoría suficiente para formar Gobierno. Durante semanas, la canciller trató de poner en pie un Ejecutivo tripartito con los liberales y los Verdes —la llamada coalición Jamaica—, pero fracasó. Fue entonces cuando resucitó la posibilidad de forjar una nueva gran coalición con los socialdemócratas, como la que ha gobernado en Alemania durante ocho de los últimos 12 años. Un gobierno de minoría, rechazado hasta ahora por la canciller, o la repetición de elecciones son las únicas alternativas restantes.
Cinco días han pasado encerrados los representantes de la CDU, la CSU—el aliado bávaro del bloque conservador de la canciller— y el SPD, limando diferencias de la mañana a la noche. El futuro de Europa, la migración, los impuestos o el sistema de salud son los temas que separan a los grandes partidos alemanes. Las negociaciones transcurren con la mirada de reojo a la extrema derecha, que se frota las manos ante un desgobierno alemán, que a su juicio demuestra la incapacidad de los políticos tradicionales y legitima su existencia.
“Hay todavía grandes obstáculos”, anunciaba por la mañana Merkel antes de encerrarse con sus colegas a negociar en la casa de Willy Brandt, la sede del SPD en Berlín. Schulz, expresidente del Parlamento europeo, explicó que la gran condición para el SPD es que el nuevo Ejecutivo que nazca en Berlín tenga como prioridad el fortalecimiento de Europa. También aludió al futuro de una Unión necesitada de impulso y cohesión el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, quien advirtió de que la reputación de Alemania está sobre la mesa y de que Berlín no debe olvidar que “tiene una responsabilidad con Europa”.
Merkel, Schulz y también Horst Seehofer, líder de la CSU, se juegan en buena medida en esta fase negociadora su futuro político. Los tres primeros espadas sufrieron una sangría de votos en las elecciones de septiembre y crecen en Berlín las dudas acerca de su supervivencia política. De celebrarse nuevas elecciones, la candidatura de una Merkel debilitada tras 12 años en el poder, no está garantizada, según coinciden analistas alemanes de diverso color político. Incluso logrando un cuarto mandato, cada vez son menos los que confían en que logrará acabarlo. Una encuesta hecha pública el jueves y que publica el Handelsblatt indica que el 56% de los alemanes no piensa que Merkel fuera a ser capaz de finalizar su mandato. La derrota histórica del SPD en septiembre ha debilitado también en extremo a Schulz, que no ha vuelto a levantar cabeza. Pero la debilidad de los líderes es tal vez al mismo tiempo el motor que les dota de impulso para buscar soluciones que doten de estabilidad a la primera economía de la zona euro y aseguren de paso su futuro político.
Ana Carbajosa
Berlín, El País
Los partidos alemanes se adentraron este jueves en una fase decisiva para dar con una salida a la crisis política que mantiene sin Gobierno a la primera economía europea desde hace 110 días. La Unión Demócrata Cristiana de la canciller, Angela Merkel (CDU), y la socialdemocracia de Martin Schulz (SPD) apuran la noche de este jueves la fecha límite fijada para decidir si la opción de formar una nueva gran coalición tiene visos de prosperar. Europa espera impaciente que la locomotora de la zona euro eche a andar de una vez por todas.
Merkel ganó las elecciones alemanas el pasado septiembre, pero no logró la mayoría suficiente para formar Gobierno. Durante semanas, la canciller trató de poner en pie un Ejecutivo tripartito con los liberales y los Verdes —la llamada coalición Jamaica—, pero fracasó. Fue entonces cuando resucitó la posibilidad de forjar una nueva gran coalición con los socialdemócratas, como la que ha gobernado en Alemania durante ocho de los últimos 12 años. Un gobierno de minoría, rechazado hasta ahora por la canciller, o la repetición de elecciones son las únicas alternativas restantes.
Cinco días han pasado encerrados los representantes de la CDU, la CSU—el aliado bávaro del bloque conservador de la canciller— y el SPD, limando diferencias de la mañana a la noche. El futuro de Europa, la migración, los impuestos o el sistema de salud son los temas que separan a los grandes partidos alemanes. Las negociaciones transcurren con la mirada de reojo a la extrema derecha, que se frota las manos ante un desgobierno alemán, que a su juicio demuestra la incapacidad de los políticos tradicionales y legitima su existencia.
“Hay todavía grandes obstáculos”, anunciaba por la mañana Merkel antes de encerrarse con sus colegas a negociar en la casa de Willy Brandt, la sede del SPD en Berlín. Schulz, expresidente del Parlamento europeo, explicó que la gran condición para el SPD es que el nuevo Ejecutivo que nazca en Berlín tenga como prioridad el fortalecimiento de Europa. También aludió al futuro de una Unión necesitada de impulso y cohesión el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, quien advirtió de que la reputación de Alemania está sobre la mesa y de que Berlín no debe olvidar que “tiene una responsabilidad con Europa”.
Merkel, Schulz y también Horst Seehofer, líder de la CSU, se juegan en buena medida en esta fase negociadora su futuro político. Los tres primeros espadas sufrieron una sangría de votos en las elecciones de septiembre y crecen en Berlín las dudas acerca de su supervivencia política. De celebrarse nuevas elecciones, la candidatura de una Merkel debilitada tras 12 años en el poder, no está garantizada, según coinciden analistas alemanes de diverso color político. Incluso logrando un cuarto mandato, cada vez son menos los que confían en que logrará acabarlo. Una encuesta hecha pública el jueves y que publica el Handelsblatt indica que el 56% de los alemanes no piensa que Merkel fuera a ser capaz de finalizar su mandato. La derrota histórica del SPD en septiembre ha debilitado también en extremo a Schulz, que no ha vuelto a levantar cabeza. Pero la debilidad de los líderes es tal vez al mismo tiempo el motor que les dota de impulso para buscar soluciones que doten de estabilidad a la primera economía de la zona euro y aseguren de paso su futuro político.