El jefe del Ejército británico pide más dinero para afrontar la amenaza rusa
El general al frente del Estado Mayor, en un insólito discurso, advierte contra los recortes en Defensa y reclama un fortalecimiento de la OTAN ante "un desafío estratégico"
Pablo Guimón
Londres, El País
Reino Unido se está quedando atrás en gasto y capacidad militar con respecto a potenciales adversarios como Rusia, según ha denunciado este lunes por la tarde el jefe del Estado Mayor británico, el general Nick Carter. Su mensaje, supuestamente aprobado por el ministro de Defensa, Gavin Williamson, se suma a la preocupación expresada por miembros de las más altas esferas del Ejército y determinados políticos conservadores por el recorte del gasto militar, en el marco de la austeridad fiscal de los últimos Gobiernos tories, hasta niveles peligrosamente bajos.
“Nuestra capacidad de anticipar o responder a amenazas va a verse erosionada si no seguimos el ritmo de nuestros adversarios”, ha dicho Carter. “El momento de abordar esas amenazas es ahora, no podemos permitirnos no actuar”.
El hecho de que un alto mando del Ejército en activo hable abiertamente sobre las vulnerabilidades y amenazas que acechan al país es altamente inusual en Reino Unido, y se interpreta como una llamada de urgencia a aumentar el gasto militar en medio de un panorama de recortes presupuestarios.
Carter ha hablado de un nuevo escenario en el que “ya no hay estados separados de guerra y paz”. Hay, más bien, permanentes zonas grises. “Esto no es una crisis, o una serie de crisis, sino un desafío estratégico que requiere una respuesta estratégica”, ha advertido.
El general se ha referido explícitamente a Rusia, país al que ha definido como “la más compleja amenaza de Estado a la que se ha enfrentado nuestro país desde el final de la guerra fría”. Un país que en octubre de 2015 demostró su capacidad de ataque a larga distancia al lanzar 26 misiles que cubrieron una distancia de 1.500 kilómetros hasta Siria. También ha citado Carter las maniobras militares llevadas a cabo el año pasado por el Ejército ruso en Kaliningrado, enclave ruso entre Lituania y Polonia. Reino Unido es uno de los miembros de la OTAN que reforzaron su presencia en la región báltica, en respuesta a la exhibición de fuerza de Moscú.
El mundo está acostumbrado en los últimos años a las guerras elegidas, ha dicho Carter, “pero es posible que no tengamos elección respecto a un conflicto con Rusia”. “No sugiero que Rusia quiera ir a la guerra en términos tradicionales”, ha aclarado, pero ha advertido de que “el mayor riesgo sería un error de cálculo”.
“Debemos comprender que Rusia respeta la fuerza”, ha explicado, y por eso “debemos trabajar para mejorar la OTAN”. La Alianza, ha añadido, debe mejorar en tres aspectos: “Velocidad de reconocimiento, velocidad de toma de decisiones y velocidad de reunión".
Se ha referido también Carter a los ciberataques, dirigidos contra instituciones militares y civiles, que constituyen una de las mayores amenazas. No solo Rusia, sino también Corea del Norte, Irán o China, han sido acusados de llevar a cabo ataques cibernéticos en Estados Unidos y Europa. “Hemos visto cómo la guerra cibernética puede realizarse tanto en el campo de batalla como para alterar las vidas de la gente normal, nosotros en Reino Unido no somos inmunes a esto”, ha dicho.
El discurso de Carter, pronunciado en la sede londinense del think tank especializado en seguridad y defensa Royal United Services Institute, se produce en medio de una revisión del gasto del Gobierno, en la que los diferentes departamentos compiten por unos recursos económicos limitados. El ministerio de Defensa teme ser el objeto de graves recortes, al dirigirse las prioridades en seguridad más hacia las agencias de inteligencia que combaten la amenaza terrorista, y presiona al canciller del Exchequer para obtener un aumento del gasto militar. En ese contexto de presión al ministerio de Economía se interpreta la insólita comparecencia hoy de Carter.
Varios diputados conservadores, y también laboristas preocupados por la pérdida de empleo en la industria militar, han apoyado públicamente el titular de Defensa y amenazado con una rebelión. Se espera que esta misma semana el Gobierno ceda a la presión y anuncie que el gasto en Defensa quedará excluido de la revisión general y será objeto de una revisión estratégica propia.
Reino Unido destina el 2% de su Producto Interior Bruto a Defensa, en línea con su compromiso como miembro de la Alianza Atlántica. Un presupuesto anual, según Downing Street, de 36.000 millones de libras (41.000 millones de euros). Las tres fuerzas del Ejército británico han sido objeto de recortes en la última década, pero existe un factor que distorsiona los números brutos: gran parte del presupuesto de Defensa se está destinando a la renovación del programa Trident, la única fuerza disuasoria nuclear con que cuenta Reino Unido. La controvertida y envejecida flota de submarinos atómicos, localizada en la costa occidental de Escocia, necesitaba una estratosférica inversión para seguir operando, y esta se aprobó en 2016.
En un contexto en que Rusia aumenta su Presupuesto militar y el presidente estadounidense, Donald Trump, ha amenazado con no acudir a la ayuda de sus aliados de la OTAN, las alarmas han sonado en diversos países miembros de la UE, que han dado pasos hacia una integración en Defensa. Reino Unido, en pleno proceso de ruptura con la UE, se ha mostrado escéptico ante la incipiente iniciativa, aunque sigue firmemente comprometido con la OTAN.
Pablo Guimón
Londres, El País
Reino Unido se está quedando atrás en gasto y capacidad militar con respecto a potenciales adversarios como Rusia, según ha denunciado este lunes por la tarde el jefe del Estado Mayor británico, el general Nick Carter. Su mensaje, supuestamente aprobado por el ministro de Defensa, Gavin Williamson, se suma a la preocupación expresada por miembros de las más altas esferas del Ejército y determinados políticos conservadores por el recorte del gasto militar, en el marco de la austeridad fiscal de los últimos Gobiernos tories, hasta niveles peligrosamente bajos.
“Nuestra capacidad de anticipar o responder a amenazas va a verse erosionada si no seguimos el ritmo de nuestros adversarios”, ha dicho Carter. “El momento de abordar esas amenazas es ahora, no podemos permitirnos no actuar”.
El hecho de que un alto mando del Ejército en activo hable abiertamente sobre las vulnerabilidades y amenazas que acechan al país es altamente inusual en Reino Unido, y se interpreta como una llamada de urgencia a aumentar el gasto militar en medio de un panorama de recortes presupuestarios.
Carter ha hablado de un nuevo escenario en el que “ya no hay estados separados de guerra y paz”. Hay, más bien, permanentes zonas grises. “Esto no es una crisis, o una serie de crisis, sino un desafío estratégico que requiere una respuesta estratégica”, ha advertido.
El general se ha referido explícitamente a Rusia, país al que ha definido como “la más compleja amenaza de Estado a la que se ha enfrentado nuestro país desde el final de la guerra fría”. Un país que en octubre de 2015 demostró su capacidad de ataque a larga distancia al lanzar 26 misiles que cubrieron una distancia de 1.500 kilómetros hasta Siria. También ha citado Carter las maniobras militares llevadas a cabo el año pasado por el Ejército ruso en Kaliningrado, enclave ruso entre Lituania y Polonia. Reino Unido es uno de los miembros de la OTAN que reforzaron su presencia en la región báltica, en respuesta a la exhibición de fuerza de Moscú.
El mundo está acostumbrado en los últimos años a las guerras elegidas, ha dicho Carter, “pero es posible que no tengamos elección respecto a un conflicto con Rusia”. “No sugiero que Rusia quiera ir a la guerra en términos tradicionales”, ha aclarado, pero ha advertido de que “el mayor riesgo sería un error de cálculo”.
“Debemos comprender que Rusia respeta la fuerza”, ha explicado, y por eso “debemos trabajar para mejorar la OTAN”. La Alianza, ha añadido, debe mejorar en tres aspectos: “Velocidad de reconocimiento, velocidad de toma de decisiones y velocidad de reunión".
Se ha referido también Carter a los ciberataques, dirigidos contra instituciones militares y civiles, que constituyen una de las mayores amenazas. No solo Rusia, sino también Corea del Norte, Irán o China, han sido acusados de llevar a cabo ataques cibernéticos en Estados Unidos y Europa. “Hemos visto cómo la guerra cibernética puede realizarse tanto en el campo de batalla como para alterar las vidas de la gente normal, nosotros en Reino Unido no somos inmunes a esto”, ha dicho.
El discurso de Carter, pronunciado en la sede londinense del think tank especializado en seguridad y defensa Royal United Services Institute, se produce en medio de una revisión del gasto del Gobierno, en la que los diferentes departamentos compiten por unos recursos económicos limitados. El ministerio de Defensa teme ser el objeto de graves recortes, al dirigirse las prioridades en seguridad más hacia las agencias de inteligencia que combaten la amenaza terrorista, y presiona al canciller del Exchequer para obtener un aumento del gasto militar. En ese contexto de presión al ministerio de Economía se interpreta la insólita comparecencia hoy de Carter.
Varios diputados conservadores, y también laboristas preocupados por la pérdida de empleo en la industria militar, han apoyado públicamente el titular de Defensa y amenazado con una rebelión. Se espera que esta misma semana el Gobierno ceda a la presión y anuncie que el gasto en Defensa quedará excluido de la revisión general y será objeto de una revisión estratégica propia.
Reino Unido destina el 2% de su Producto Interior Bruto a Defensa, en línea con su compromiso como miembro de la Alianza Atlántica. Un presupuesto anual, según Downing Street, de 36.000 millones de libras (41.000 millones de euros). Las tres fuerzas del Ejército británico han sido objeto de recortes en la última década, pero existe un factor que distorsiona los números brutos: gran parte del presupuesto de Defensa se está destinando a la renovación del programa Trident, la única fuerza disuasoria nuclear con que cuenta Reino Unido. La controvertida y envejecida flota de submarinos atómicos, localizada en la costa occidental de Escocia, necesitaba una estratosférica inversión para seguir operando, y esta se aprobó en 2016.
En un contexto en que Rusia aumenta su Presupuesto militar y el presidente estadounidense, Donald Trump, ha amenazado con no acudir a la ayuda de sus aliados de la OTAN, las alarmas han sonado en diversos países miembros de la UE, que han dado pasos hacia una integración en Defensa. Reino Unido, en pleno proceso de ruptura con la UE, se ha mostrado escéptico ante la incipiente iniciativa, aunque sigue firmemente comprometido con la OTAN.