China trata de evitar una catástrofe medioambiental tras el hundimiento del petrolero iraní

Es el mayor derrame procedente de un barco en décadas. La mancha de combustible se extiende por un área de cerca de de 120 kilómetros cuadrados en el mar del Este

Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
Los equipos de limpieza marina chinos tratan de evitar lo que podría convertirse en una gravísima catástrofe medioambiental tras el hundimiento el domingo del petrolero iraní Sanchi en aguas del mar del Este de China. El naufragio ha dejado una mancha de petróleo de cerca de 120 kilómetros cuadrados. El Sanchi, que llevaba a la deriva ocho días tras chocar la semana pasada contra un carguero de Hong Kong a 300 kilómetros al oeste de Shanghái, transportaba una carga de 136.000 toneladas de petróleo y cerca de un millar de toneladas de diésel para sus motores, el mayor derrame procedente de un barco en décadas.


En comparación, el derrame resultante sería unas tres veces mayor que el provocado por el Exxon Valdez en 1989, uno de los peores desastres ambientales de la historia. El Prestige accidentado en 2002 frente a las costas gallegas transportaba 77.000 toneladas, si bien no se trata exactamente del mismo tipo de hidrocarburo. Ambos combustibles son muy peligrosos. El diésel es de la variedad más contaminante, mientras que el petróleo de la carga, de tipo condensado, muy ligero y producido en Irán, se acumula por debajo de la superficie del agua en una mancha que no se ve pero que es sumamente tóxica para la vida marina.

El petrolero había estado ardiendo desde el choque y se hundió definitivamente tras una explosión a bordo el domingo por la mañana, tras la cual el Gobierno chino ha indicado que generó una columna de humo de un centenar de metros de altura, según el Ministerio de Transporte. Poco antes de la explosión un equipo de rescate había conseguido recuperar la caja negra del Sanchi y dos cuerpos. El barco iraní viajaba con una tripulación de 32 personas —30 iraníes y dos bangladesíes—, y está absolutamente descartada la posibilidad de supervivientes. Hasta el momento solo se han encontrado los restos de tres marineros.

Según ha declarado a la revista Caixin el ecólogo marino Chen Shang, de la Asociación China de Pesqueros, el hundimiento representa “la peor posibilidad”, porque el pecio —ahora a un centenar de metros de profundidad— liberará gradualmente su contenido en el fondo del océano, donde pondrá en peligro la vida marina. El mar del este de China, aunque ya de por sí contaminado, es hogar de una rica variedad de especies de cetáceos, peces y pájaros.

Las actividades de búsqueda y rescate se han suspendido, ha informado la cadena de televisión estatal CCTV, y en su lugar se ha abierto una operación de limpieza con productos detergentes de la superficie acuática, para intentar disolver el combustible.“Este trabajo es una de nuestras prioridades. También es un foco prioritario de nuestros esfuerzos. Nadie quiere ver un gran desastre secundario de enorme nivel”, aseguraba este lunes el portavoz del Ministerio de Exteriores chino Lu Kang.

El barco se hundió al sureste del punto donde chocó contra el pesquero hongkonés. No muy lejos se encuentran las islas chinas de Zhousan, donde se encuentran diversas piscifactorías comerciales.

Según declaró al periódico Global Times el académico Lin Boqiang, del Instituto de Investigación sobre Economía Energética de la Universidad de Xiamen, “el petróleo condensado probablemente se vertirá del barco hundido y cualquier tipo de vida marina que entre en contacto podría verse muerto”. Por eso, agregó.

Mientras continúa la operación de limpieza, los investigadores chinos ya examinan la caja negra del barco para intentar encontrar una explicación al suceso.

El petrolero, de 274 metros de largo, viajaba desde Irán hacia Corea del Sur. Por causas que se desconocen, colisionó con el carguero hongkonés, de 225 metros y que transportaba cereales. Los 21 tripulantes de este barco, que sufrió daños menores y permanece atracado en Zhousan, fueron rescatados ilesos.

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