Médicos invierten $us 30 mil en 12 años de estudio
Estudiantes de universidades privadas triplican la inversión económica en su formación de pregrado. Para una especialidad, postulan más de 5 veces a una residencia médica.
Verónica Zapana S. / La Paz
Hace 10 años el sueño de Cristian Flores se hizo realidad. “Por fin me recibía como pediatra neumólogo”, dice mientras recuerda que obtener ese título no fue sencillo puesto que le costó mucho tiempo y dedicación. “Primero estudié siete años, en el pregrado, en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA)”, rememora.
Al obtener el título de médico cirujano creía que había obtenido un gran logro, pero, al no encontrar trabajo, se dio cuenta que “un médico general no es nada, si no cuenta con una especialidad”. Por esa razón, decidió continuar otros estudios. Durante ese tiempo el profesional se casó y tuvo un hijo, pero no abandonó su sueño.
“Hablé con mi familia y tanto mis padres como mi esposa decidieron apoyarme. Es decir que fui un mantenido otros tres años más por mi familia”, dice el médico. Todo su esfuerzo valió la pena porque cuando se graduó como pediatra descubrió la realidad de la salud de la población infantil. “Muchos niños fallecían por neumonía. Por eso decidí seguir una subespecialización en neumología”, recuerda.
En total, fueron 12 años de estudio, pero no fueron seguidos, asegura el galeno y destaca que en toda esa formación invirtió cerca de 20.000 dólares. “Ya que la especialidad y la subespecialidad no las hice aquí, sino en el exterior, pero decidí volver porque quise colaborar con mi país”, cuenta.
La historia de Flores no es la única. Miles de médicos bolivianos invierten en promedio 12 a 14 años de estudio y entre 20.000 y 30.000 dólares sólo en su formación, asegura el presidente del Colegio Médico de La Paz, Luis Larrea.
El representante de los médicos resalta que quienes más invierten económicamente en la formación son los que estudian en las universidades privadas. “Incluso hay algunas especialidades que requieren de cinco años de formación y con los dos años de subespecialista se llega a estudiar hasta 17 años”, afirma.
“Un profesional que se forma en una universidad privada invierte cerca de 15.000 dólares en el pre grado, en tanto el que estudia en una casa de estudios superiores pública invierte unos 5.000 dólares”, destaca Larrea. Explica que esa inversión la realizan en textos, equipamiento e insumos que deben tener los profesionales para realizar las prácticas en el campo de la medicina.
El estudio de posgrado demanda unos 15.000 dólares, ya que la mayoría se van al exterior a formarse, pues la residencia médica en Bolivia tiene muy pocos cupos y muy poca gente accede a estos espacios. “Algunos, incluso, dan hasta más de cinco veces el examen (cada año sale una convocatoria) y luego recién deciden ir al exterior”, remarca Larrea y explica que muchos de los que viajan al exterior deciden quedarse en esos países porque, además de recibir un buen trato, tienen buenos salarios, pero hay otros que prefieren volver al país para atender a los bolivianos.
En un sondeo que este medio realizó a 25 médicos y odontólogos, se evidenció que el tiempo de estudio es similar al que indica Larrea y que otros incluso superan el promedio de años y los gastos.
“La inversión que nosotros damos a la medicina en tiempo y dinero es incalculable. Durante los cerca de 15 años de estudio que uno vive en miseria, de la compasión de los padres y que ahora por una simple denuncia nos quieran quitar todo eso. Nuestro tiempo, dinero invertido y hasta lo que uno obtiene después de tanto sacrificio”, dice el doctor Wilfredo Mostajo.
El cardiólogo Octavio Aparicio asegura que el problema de fondo es que en Bolivia los médicos bien formados tienen que invertir en sus estudios. “Si no hubiera autofinanciación, no se tendría especialistas en Bolivia porque el Estado no protege y no da presupuesto para la formación”, comenta.
El viernes, el vicepresidente Álvaro García Linera promulgó el nuevo Código del Sistema Penal, que incluye el polémico artículo 205.
Pese a que esa norma fue consensuada con los galenos, luego fue rechazada, ya que “criminaliza el acto médico”, porque por una denuncia de mala práctica, los profesionales pueden ingresar a la cárcel entre tres a seis años, perder su título profesional y resarcir el daño al paciente, según los dirigentes.
Para la oftalmóloga Claudia Salazar, los médicos no están de acuerdo con ingresar a esa ley.
“Nosotros tenemos una ley que nos regula, la Ley 3131 (Ejercicio Profesional Médico) . El Gobierno no entiende que nuestro sistema de salud está muriendo porque hay falta de equipamiento, de insumos y con esa realidad ¿piensan sancionarnos?”, cuestiona la profesional.
Salazar dice que la inversión en esa profesión es muy alta y que un médico nunca termina de estudiar. “Nunca dejamos de quemarnos las pestañas. Y sacrificamos madre, padre, familia, hijos y no se tiene vida social”, afirma.
Para la ginecóloga Ruth Iriarte esta norma hará que “merme” la gente que busque estudiar medicina. “Con esta norma vamos a tener escasez de recursos humanos”, comenta.
Larrea remarca que en Bolivia hay un especialista por cada cinco médicos generales, es decir que esa cifra se reducirá “terriblemente” en los siguientes años.
Y pese a que el médico Flores ya cumplió su sueño, ahora espera que ninguno de sus tres hijos siga su camino y estudie la misma profesión. “No quisiera que mis hijos ingresen a la cárcel por esta profesión”, lamenta.
Verónica Zapana S. / La Paz
Hace 10 años el sueño de Cristian Flores se hizo realidad. “Por fin me recibía como pediatra neumólogo”, dice mientras recuerda que obtener ese título no fue sencillo puesto que le costó mucho tiempo y dedicación. “Primero estudié siete años, en el pregrado, en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA)”, rememora.
Al obtener el título de médico cirujano creía que había obtenido un gran logro, pero, al no encontrar trabajo, se dio cuenta que “un médico general no es nada, si no cuenta con una especialidad”. Por esa razón, decidió continuar otros estudios. Durante ese tiempo el profesional se casó y tuvo un hijo, pero no abandonó su sueño.
“Hablé con mi familia y tanto mis padres como mi esposa decidieron apoyarme. Es decir que fui un mantenido otros tres años más por mi familia”, dice el médico. Todo su esfuerzo valió la pena porque cuando se graduó como pediatra descubrió la realidad de la salud de la población infantil. “Muchos niños fallecían por neumonía. Por eso decidí seguir una subespecialización en neumología”, recuerda.
En total, fueron 12 años de estudio, pero no fueron seguidos, asegura el galeno y destaca que en toda esa formación invirtió cerca de 20.000 dólares. “Ya que la especialidad y la subespecialidad no las hice aquí, sino en el exterior, pero decidí volver porque quise colaborar con mi país”, cuenta.
La historia de Flores no es la única. Miles de médicos bolivianos invierten en promedio 12 a 14 años de estudio y entre 20.000 y 30.000 dólares sólo en su formación, asegura el presidente del Colegio Médico de La Paz, Luis Larrea.
El representante de los médicos resalta que quienes más invierten económicamente en la formación son los que estudian en las universidades privadas. “Incluso hay algunas especialidades que requieren de cinco años de formación y con los dos años de subespecialista se llega a estudiar hasta 17 años”, afirma.
“Un profesional que se forma en una universidad privada invierte cerca de 15.000 dólares en el pre grado, en tanto el que estudia en una casa de estudios superiores pública invierte unos 5.000 dólares”, destaca Larrea. Explica que esa inversión la realizan en textos, equipamiento e insumos que deben tener los profesionales para realizar las prácticas en el campo de la medicina.
El estudio de posgrado demanda unos 15.000 dólares, ya que la mayoría se van al exterior a formarse, pues la residencia médica en Bolivia tiene muy pocos cupos y muy poca gente accede a estos espacios. “Algunos, incluso, dan hasta más de cinco veces el examen (cada año sale una convocatoria) y luego recién deciden ir al exterior”, remarca Larrea y explica que muchos de los que viajan al exterior deciden quedarse en esos países porque, además de recibir un buen trato, tienen buenos salarios, pero hay otros que prefieren volver al país para atender a los bolivianos.
En un sondeo que este medio realizó a 25 médicos y odontólogos, se evidenció que el tiempo de estudio es similar al que indica Larrea y que otros incluso superan el promedio de años y los gastos.
“La inversión que nosotros damos a la medicina en tiempo y dinero es incalculable. Durante los cerca de 15 años de estudio que uno vive en miseria, de la compasión de los padres y que ahora por una simple denuncia nos quieran quitar todo eso. Nuestro tiempo, dinero invertido y hasta lo que uno obtiene después de tanto sacrificio”, dice el doctor Wilfredo Mostajo.
El cardiólogo Octavio Aparicio asegura que el problema de fondo es que en Bolivia los médicos bien formados tienen que invertir en sus estudios. “Si no hubiera autofinanciación, no se tendría especialistas en Bolivia porque el Estado no protege y no da presupuesto para la formación”, comenta.
El viernes, el vicepresidente Álvaro García Linera promulgó el nuevo Código del Sistema Penal, que incluye el polémico artículo 205.
Pese a que esa norma fue consensuada con los galenos, luego fue rechazada, ya que “criminaliza el acto médico”, porque por una denuncia de mala práctica, los profesionales pueden ingresar a la cárcel entre tres a seis años, perder su título profesional y resarcir el daño al paciente, según los dirigentes.
Para la oftalmóloga Claudia Salazar, los médicos no están de acuerdo con ingresar a esa ley.
“Nosotros tenemos una ley que nos regula, la Ley 3131 (Ejercicio Profesional Médico) . El Gobierno no entiende que nuestro sistema de salud está muriendo porque hay falta de equipamiento, de insumos y con esa realidad ¿piensan sancionarnos?”, cuestiona la profesional.
Salazar dice que la inversión en esa profesión es muy alta y que un médico nunca termina de estudiar. “Nunca dejamos de quemarnos las pestañas. Y sacrificamos madre, padre, familia, hijos y no se tiene vida social”, afirma.
Para la ginecóloga Ruth Iriarte esta norma hará que “merme” la gente que busque estudiar medicina. “Con esta norma vamos a tener escasez de recursos humanos”, comenta.
Larrea remarca que en Bolivia hay un especialista por cada cinco médicos generales, es decir que esa cifra se reducirá “terriblemente” en los siguientes años.
Y pese a que el médico Flores ya cumplió su sueño, ahora espera que ninguno de sus tres hijos siga su camino y estudie la misma profesión. “No quisiera que mis hijos ingresen a la cárcel por esta profesión”, lamenta.