La UE, EE UU y Japón unen fuerzas contra China

Sin nombrar a Pekín, un documento conjunto presentado durante la cumbre de la OMC en Buenos Aires apunta contra prácticas comerciales que considera desleales

Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
La férrea defensa que China hizo del libre comercio y la globalización en la reunión ministerial de la OMC en Buenos Aires no ha convencido a las grandes economías del mundo. Tanto que logró incluso revertir la creciente endogamia de EE UU. En un inédito esfuerzo de cooperación comercial, la administración de Donald Trump ha sumado fuerzas con la Unión Europea y Japón para enfrentar lo que considera excesos comerciales de China. El texto, sucrito en el marco de la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se celebra en Buenos Aires, apunta a temas más sensibles. El documento denuncia como anomalías que deben ser corregidas el “severo exceso de capacidad en sectores clave”, “las condiciones competitivas injustas a causa de subsidios que distorsionan el mercado” y las intervenciones distorsivas de grandes empresas estatales. El acuerdo menciona también como un problema a resolver “las transferencias tecnológicas forzadas”. Las partes se cuidaron de nombrar a China, pero el listado de reclamos describe en detalle las principales demandas que los firmantes del documento realizan a Pekín.


El texto, subido este martes al sitio web de la Comisión Europea, tiene solo una carilla y está encabezado por la lista de los firmantes: la comisaria de comercio de la Unión Europea, Cecilia Malström; el ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, Hiroshige Seko; y el representante de Comercio de EE UU, Robert Lighthizer. Tras enumerar los problemas, cierra con una declaración conjunta de unidad: “Para abordar este problema crítico, acordamos establecer una cooperación trilateral en la OMC y en otros foros para eliminar estas y otras prácticas proteccionistas que distorsionan el mercado realizadas por terceros países”.

EE UU nunca ocultó su malestar con las políticas comerciales Chinas que considera desleales. Lighthizer lo dejó bien claro durante su discurso ante los delegados de 164 países reunidos en Argentina: es necesario rever la condición de país en desarrollo, un estatus que permite a grandes economías como China e India un trato preferencial, y analizar el impacto que tienen en el mercado mundial la competencia contra grandes empresas financiadas con dinero público. También pidió a la OMC que haga más con la sobrecapacidad crónica de algunas economías –no nombró a China- un fenómeno que plancha los precios de materias primas.

El problema ha sido que Lighthizer no sólo lanzó críticas contra China, sino también contra el corazón de la OMC, a la que acusó de impedir el crecimiento de las economías que cumplen con todas las reglas. “Se necesita una reflexión seria" sobre el funcionamiento de la organización, dijo. Las críticas fueron leídas como una retirada de EE UU del juego del comercio global, en línea con las políticas de muros comerciales que impulsa Trump. El papel de defensor del libre comercio y los acuerdos comerciales multilaterales lo asumió entonces China. De ahí la importancia política de esta nueva alianza que une bajo un mismo objetivo a EE UU, la UE y Japón, tres de las cuatro mayores economías del mundo. La idea de fondo es salvar al mundo de una ola de proteccionismo. La UE y Japón han logrado al menos que EE UU se sume a un documento conjunto, algo que parece ir a contramano del discurso de Trump.

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