La depresión del Milán no tiene fin: otra derrota, y en San Siro
Desde que Gattuso se sentó en el banquillo del equipo de sus amores, apenas cosechó cuatro puntos en otras tantas jornadas de la Serie A.
Mirko Calemme
As
Ni encerrar el equipo en concentración ha servido para que el Milán pudiera salir de su depresión: el Atalanta triunfó en San Siro 0-2 empeorando la situación de los de Gattuso. Desde que 'Ringhio' se sentó en el banquillo del club de sus amores apenas cosechó cuatro puntos en cuatro jornadas de la Serie A.
Sin el sancionado Suso, el técnico volvió a apostar por un 4-3-3 con el tridente Borini, Kalinic, Cutrone. Tras un cuarto de hora, Bonaventura le había dado una alegría a sus tifosi, pero el VAR le anuló el gol del 1-0 por una mano del propio Cutrone en la misma jugada. Una decisión acertada. Los de Gasperini, en cambio, se adelantaron antes del descanso: tras un testarazo de Caldara, una cantada de Donnarumma le regaló el balón a Cristiante, un exmilanista, que empujó entre palos.
El tanto le partió las piernas a los rossoneri, que en la reanudación buscaron el empate sin creérselo demasiado, con Kalinic que tuvo un par de ocasiones, pero sin suerte. Y, en el 70', llegó la sentencia: una genialidad de Gómez le cedió el balón a Spinazzola, cuyo centro llegó en el corazón del área al zurdazo de Ilicic, que batió a Donnarumma sin apuros. A partir de aquel momento San Siro, que hasta entonces había respondido a la petición de apoyo de Gattuso con 45.000 personas y mucha animación, empezó a pitar e insultar a sus propios jugadores, ya rendidos ante la enésima decepción de este curso.
El tropiezo hace todavía más triste la clasificación del Milán, ahora undécimo, aunque todavía a tres puntos del sexto puesto, que vale la Europa League. El derbi de miércoles, ante un Inter que también llega de dos derrotas consecutivas, valdrá para el Milán el pase a la semifinal de la Copa italiana y un empujón anímico fundamental para recuperar ilusiones que, ahora, se han quedado en un lejano recuerdo veraniego.
Mirko Calemme
As
Ni encerrar el equipo en concentración ha servido para que el Milán pudiera salir de su depresión: el Atalanta triunfó en San Siro 0-2 empeorando la situación de los de Gattuso. Desde que 'Ringhio' se sentó en el banquillo del club de sus amores apenas cosechó cuatro puntos en cuatro jornadas de la Serie A.
Sin el sancionado Suso, el técnico volvió a apostar por un 4-3-3 con el tridente Borini, Kalinic, Cutrone. Tras un cuarto de hora, Bonaventura le había dado una alegría a sus tifosi, pero el VAR le anuló el gol del 1-0 por una mano del propio Cutrone en la misma jugada. Una decisión acertada. Los de Gasperini, en cambio, se adelantaron antes del descanso: tras un testarazo de Caldara, una cantada de Donnarumma le regaló el balón a Cristiante, un exmilanista, que empujó entre palos.
El tanto le partió las piernas a los rossoneri, que en la reanudación buscaron el empate sin creérselo demasiado, con Kalinic que tuvo un par de ocasiones, pero sin suerte. Y, en el 70', llegó la sentencia: una genialidad de Gómez le cedió el balón a Spinazzola, cuyo centro llegó en el corazón del área al zurdazo de Ilicic, que batió a Donnarumma sin apuros. A partir de aquel momento San Siro, que hasta entonces había respondido a la petición de apoyo de Gattuso con 45.000 personas y mucha animación, empezó a pitar e insultar a sus propios jugadores, ya rendidos ante la enésima decepción de este curso.
El tropiezo hace todavía más triste la clasificación del Milán, ahora undécimo, aunque todavía a tres puntos del sexto puesto, que vale la Europa League. El derbi de miércoles, ante un Inter que también llega de dos derrotas consecutivas, valdrá para el Milán el pase a la semifinal de la Copa italiana y un empujón anímico fundamental para recuperar ilusiones que, ahora, se han quedado en un lejano recuerdo veraniego.