La británica condenada en Egipto por ingresar drogas no autorizadas colapsó cuando le leyeron el veredicto y ahora temen por su vida
Laura Plummer recibió una condena de tres años de prisión luego de que le descubrieran en su equipaje 290 píldoras de tramadol, un analgésico muy buscado en el mercado negro y que en el país solo se puede obtener con receta médica. Su familia sostiene su inocencia y alerta que la joven tiene "ideas suicidas", frente a la perspectiva de ser encerrada en el penal de Qena, famoso por sus condiciones de vida infrahumanas
Infobae
Cuando Laura Plummer, una británica de 33 años condenada el martes a tres años de prisión por ingresar analgésicos no autorizadas a Egipto, escuchó el veredicto no pudo contener la angustia y se desplomó en el suelo, apenas farfullando: "Se equivocaron".
Y es que la joven, casada con un egipcio desde hace 18 meses, estaba segura de que en cambio el juez la iba a dejar en libertad. Pero la envío a la terrible prisión de Qena, al norte de la ciudad de Luxor, escapando, por poco, de la pena de muerte.
Su madre, Roberta Plummer, presenció el juicio en Egipto y teme ahora que su "ingenua" hija "nunca vuelva a casa", en Kingston Upon Hull, Inglaterra, según reportó el periódico The Sun.
La historia comenzó en octubre, cuando Plummer arribó al aeropuerto de Hurghada, en el Mar Rojo, para encontrarse con su esposo, Omar "Caboo" Abd al Azim Mohamed Saad, también de 33 años.
En su equipaje llevaba 290 píldoras de tramadol, un poderoso analgésico derivado del opio que en Egipto solo se vende con receta médica y que es muy valioso en el mercado negro, ya que puede usarse como sustituto de la heroína.
La británica argumentó que eran para su esposo, que sufre problemas de espalda, pero la Justicia igualmente la condenó a tres años de prisión y una multa de 4.205 libras esterlinas
Tras el veredicto fue encerrada en una celda en el tribunal de Safaga, y en pocos días será llevada a Qena, un penal en el que las mujeres viven hacinadas y desconectadas del mundo exterior.
"Pensé que iban a liberarme, que era el final. Todos me decían que mi posición era muy fuerte y que solo era cuestión de tiempo, ¿cómo pudo pasar?", dijo Plummer frente a su madre, según consignó The Sun.
"No puedo estar tres años, estoy tan asustada, no hice nada malo", agregó.
Roberta pintó una imagen similar. "El ambiente era tan positivo. Hacíamos chistes y reíamos, pensamos que la liberarían. Entonces el juez volvió y leyó el veredicto".
"Laura no podía quedarse parada. Se repetía 'no puede ser cierto, se equivocaron'", contó.
Mientras que su hermana, Jayne Sinclair, declaró: "Ahora comienza el verdadero infierno".
"Me sorprendería de que alguna vez vuelva casa. Es terrible. La lanzaron a una jaula como a un perro", señaló.
La hermana ofreció otros detalles terribles de su detención y teme por la salud mental de Laura: "Ella no es la persona más fuerte. Ya está sufriendo un colapso nervioso y en la celda en la que espera el traslado la patean y golpean, y robaron sus cosas".
Incluso señaló que la joven tenía "ideas suicidas" tras compartir una celda de 4,5 metros cuadrados con 25 mujeres durante tres meses.
El proceso estuvo empañado por dos intentos de forzar a Plummer a confesar su crimen, uno de los cuales estuvo basado en un pobre traducción al árabe.
En tanto, la defensa ya pidió una apelación, pero se tardarán unos 60 días en darle curso, por lo que Plummer no podrá escapar, al menos en el corto preso, a la prisión de Qena, famosa por su hacinamiento, por albergar a criminales peligrosos y por negar visitas a los familiares, entre otras cuestiones.
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Cuando Laura Plummer, una británica de 33 años condenada el martes a tres años de prisión por ingresar analgésicos no autorizadas a Egipto, escuchó el veredicto no pudo contener la angustia y se desplomó en el suelo, apenas farfullando: "Se equivocaron".
Y es que la joven, casada con un egipcio desde hace 18 meses, estaba segura de que en cambio el juez la iba a dejar en libertad. Pero la envío a la terrible prisión de Qena, al norte de la ciudad de Luxor, escapando, por poco, de la pena de muerte.
Su madre, Roberta Plummer, presenció el juicio en Egipto y teme ahora que su "ingenua" hija "nunca vuelva a casa", en Kingston Upon Hull, Inglaterra, según reportó el periódico The Sun.
La historia comenzó en octubre, cuando Plummer arribó al aeropuerto de Hurghada, en el Mar Rojo, para encontrarse con su esposo, Omar "Caboo" Abd al Azim Mohamed Saad, también de 33 años.
En su equipaje llevaba 290 píldoras de tramadol, un poderoso analgésico derivado del opio que en Egipto solo se vende con receta médica y que es muy valioso en el mercado negro, ya que puede usarse como sustituto de la heroína.
La británica argumentó que eran para su esposo, que sufre problemas de espalda, pero la Justicia igualmente la condenó a tres años de prisión y una multa de 4.205 libras esterlinas
Tras el veredicto fue encerrada en una celda en el tribunal de Safaga, y en pocos días será llevada a Qena, un penal en el que las mujeres viven hacinadas y desconectadas del mundo exterior.
"Pensé que iban a liberarme, que era el final. Todos me decían que mi posición era muy fuerte y que solo era cuestión de tiempo, ¿cómo pudo pasar?", dijo Plummer frente a su madre, según consignó The Sun.
"No puedo estar tres años, estoy tan asustada, no hice nada malo", agregó.
Roberta pintó una imagen similar. "El ambiente era tan positivo. Hacíamos chistes y reíamos, pensamos que la liberarían. Entonces el juez volvió y leyó el veredicto".
"Laura no podía quedarse parada. Se repetía 'no puede ser cierto, se equivocaron'", contó.
Mientras que su hermana, Jayne Sinclair, declaró: "Ahora comienza el verdadero infierno".
"Me sorprendería de que alguna vez vuelva casa. Es terrible. La lanzaron a una jaula como a un perro", señaló.
La hermana ofreció otros detalles terribles de su detención y teme por la salud mental de Laura: "Ella no es la persona más fuerte. Ya está sufriendo un colapso nervioso y en la celda en la que espera el traslado la patean y golpean, y robaron sus cosas".
Incluso señaló que la joven tenía "ideas suicidas" tras compartir una celda de 4,5 metros cuadrados con 25 mujeres durante tres meses.
El proceso estuvo empañado por dos intentos de forzar a Plummer a confesar su crimen, uno de los cuales estuvo basado en un pobre traducción al árabe.
En tanto, la defensa ya pidió una apelación, pero se tardarán unos 60 días en darle curso, por lo que Plummer no podrá escapar, al menos en el corto preso, a la prisión de Qena, famosa por su hacinamiento, por albergar a criminales peligrosos y por negar visitas a los familiares, entre otras cuestiones.