Jurado de EEUU declara culpables a exjerarcas del fútbol de Sudamérica
Juan Ángel Napout expresidente del fútbol de Paraguay y extitular de la Conmebol y José Maria Marín exjefe del poderoso fútbol brasileño fueron hallados culpables.
AFP / Nueva York
Por corromper el deporte más popular del mundo y aceptar sobornos de millones de dólares un jurado de Nueva York declaró el viernes culpables a dos exjerarcas sudamericanos, al final de un extraordinario proceso que develó oscuros entresijos del fútbol mundial.
Juan Ángel Napout, de 59 años, expresidente del fútbol de Paraguay y extitular de la Confederación Sudamericana de fútbol (Conmebol) y José Maria Marín, de 85 años, exjefe del poderoso fútbol brasileño, fueron hallados culpables de asociación para delinquir, lavado de dinero y fraude bancario en el marco del juicio de corrupción de la FIFA.
Tras seis días de deliberaciones al final de siete semanas de juicio en la corte federal de Brooklyn, el jurado no llegó a una conclusión sobre si el tercer acusado, el exjefe del fútbol de Perú Manuel Burga, de 60 años, es culpable o no del único delito del que es acusado, asociación para delinquir, y seguirá deliberando el asunto el martes 26.
Los acusados, presentes en la sala, escucharon el veredicto serios, sin mostrar emoción. Los hijos de Napout y su esposa, visiblemente nerviosos, eran los únicos familiares de los acusados en el tribunal.
Aunque el gobierno estadounidense ha acusado a 42 personas y a la empresa deportiva Traffic de 92 delitos y de aceptar más de 200 millones de dólares en sobornos, los tres exdirigentes juzgados son los únicos que se declararon inocentes tras su extradición a Estados Unidos.
Los cargos
Napout y Marín fueron condenados por el delito de conspiración para delinquir en el marco de una organización criminal -un cargo utilizado muchas veces en casos de mafia o cárteles del narcotráfico- por integrar una red que aceptaba sobornos a cambio de contratos de televisación y marketing de partidos y torneos como la Copa Libertadores y la Copa América.
Según la fiscalía, acordaron recibir respectivamente 10,5 millones y 6,55 millones de dólares en sobornos de las empresas Torneos y Competencias, Full Play y Traffic.
Marín, grabado sin su conocimiento hablando de sobornos por el empresario José Hawilla, exdueño de Traffic, uno de los colaboradores del gobierno estadounidense, fue condenado por seis de los siete cargos de los que era acusado, y absuelto de lavado de dinero en relación a la Copa de Brasil.
Napout fue condenado por tres de los cinco cargos que enfrentaba: asociación para delinquir y fraudes bancarios en la Copa América y la Copa Libertadores. Fue absuelto de los delitos de lavado de dinero.
La fiscalía lo acusaba de recibir sobornos en efectivo en Buenos Aires de manos de Hugo y Mariano Jinkis, dueños de Full Play.
En el caso de Burga, el gobierno asegura que aceptó recibir sobornos pero nunca los cobró porque era investigado por las autoridades peruanas por lavado de dinero.
Los abogados defensores aseguraron que sus clientes no recibieron nunca ni un centavo de sobornos y que no había suficientes pruebas como para condenarlos.
El rastro del dinero
La jueza Pamela Chen, a cargo del caso FIFA, debe decidir aún la sentencia de los condenados. Cada uno de los delitos de los que son acusados tiene una pena máxima de 20 años de cárcel.
La defensa puede apelar la decisión del jurado.
Meticulosamente, trabajando codo a codo con agentes del fisco estadounidense y el FBI, el gobierno estadounidense investiga desde 2010 la pista del dinero pagado por empresas deportivas a la entonces cúpula de la Conmebol y la Concacaf en bolsas en efectivo o vía cuentas bancarias en Suiza o Andorra, cambistas en China o Taiwán, Montevideo o Buenos Aires y empresas fachada en Islas Caymán.
Acumuló unos 30 millones de páginas de evidencia, selló acuerdos secretos de cooperación con acusados y el 27 de mayo de 2015 asestó un primer golpe espectacular: el arresto de siete altos dirigentes al alba en un lujoso hotel de Zúrich, entre ellos Marín, en vísperas de un congreso de la FIFA.
El proceso en Brooklyn ha dejado al descubierto la vida de reyes de los exaltos dirigentes del fútbol mundial, con choferes, viajes en jets privados y un "tratamiento presidencial" en aeropuertos, congresos en Bahamas o isla Mauricio y hasta cruceros por el Danubio para las esposas y a veces sus hijos o nietos.
De los 42 acusados, 24 se han declarado culpables y dos ya fueron sentenciados por la jueza.
Quince están en sus países, algunos en libertad como el exjefe del fútbol brasileño Ricardo Teixeira y el suspendido jefe del fútbol brasileño Marco Polo del Nero o el paraguayo Nicolás Leoz, exjefe de la Conmebol, que batalla contra la extradición a Estados Unidos y que fue internado en un hospital de su propiedad en Asunción el 27 de mayo de 2015, cuando fue arrestado en Suiza su sucesor el uruguayo Eugenio Figueredo.
AFP / Nueva York
Por corromper el deporte más popular del mundo y aceptar sobornos de millones de dólares un jurado de Nueva York declaró el viernes culpables a dos exjerarcas sudamericanos, al final de un extraordinario proceso que develó oscuros entresijos del fútbol mundial.
Juan Ángel Napout, de 59 años, expresidente del fútbol de Paraguay y extitular de la Confederación Sudamericana de fútbol (Conmebol) y José Maria Marín, de 85 años, exjefe del poderoso fútbol brasileño, fueron hallados culpables de asociación para delinquir, lavado de dinero y fraude bancario en el marco del juicio de corrupción de la FIFA.
Tras seis días de deliberaciones al final de siete semanas de juicio en la corte federal de Brooklyn, el jurado no llegó a una conclusión sobre si el tercer acusado, el exjefe del fútbol de Perú Manuel Burga, de 60 años, es culpable o no del único delito del que es acusado, asociación para delinquir, y seguirá deliberando el asunto el martes 26.
Los acusados, presentes en la sala, escucharon el veredicto serios, sin mostrar emoción. Los hijos de Napout y su esposa, visiblemente nerviosos, eran los únicos familiares de los acusados en el tribunal.
Aunque el gobierno estadounidense ha acusado a 42 personas y a la empresa deportiva Traffic de 92 delitos y de aceptar más de 200 millones de dólares en sobornos, los tres exdirigentes juzgados son los únicos que se declararon inocentes tras su extradición a Estados Unidos.
Los cargos
Napout y Marín fueron condenados por el delito de conspiración para delinquir en el marco de una organización criminal -un cargo utilizado muchas veces en casos de mafia o cárteles del narcotráfico- por integrar una red que aceptaba sobornos a cambio de contratos de televisación y marketing de partidos y torneos como la Copa Libertadores y la Copa América.
Según la fiscalía, acordaron recibir respectivamente 10,5 millones y 6,55 millones de dólares en sobornos de las empresas Torneos y Competencias, Full Play y Traffic.
Marín, grabado sin su conocimiento hablando de sobornos por el empresario José Hawilla, exdueño de Traffic, uno de los colaboradores del gobierno estadounidense, fue condenado por seis de los siete cargos de los que era acusado, y absuelto de lavado de dinero en relación a la Copa de Brasil.
Napout fue condenado por tres de los cinco cargos que enfrentaba: asociación para delinquir y fraudes bancarios en la Copa América y la Copa Libertadores. Fue absuelto de los delitos de lavado de dinero.
La fiscalía lo acusaba de recibir sobornos en efectivo en Buenos Aires de manos de Hugo y Mariano Jinkis, dueños de Full Play.
En el caso de Burga, el gobierno asegura que aceptó recibir sobornos pero nunca los cobró porque era investigado por las autoridades peruanas por lavado de dinero.
Los abogados defensores aseguraron que sus clientes no recibieron nunca ni un centavo de sobornos y que no había suficientes pruebas como para condenarlos.
El rastro del dinero
La jueza Pamela Chen, a cargo del caso FIFA, debe decidir aún la sentencia de los condenados. Cada uno de los delitos de los que son acusados tiene una pena máxima de 20 años de cárcel.
La defensa puede apelar la decisión del jurado.
Meticulosamente, trabajando codo a codo con agentes del fisco estadounidense y el FBI, el gobierno estadounidense investiga desde 2010 la pista del dinero pagado por empresas deportivas a la entonces cúpula de la Conmebol y la Concacaf en bolsas en efectivo o vía cuentas bancarias en Suiza o Andorra, cambistas en China o Taiwán, Montevideo o Buenos Aires y empresas fachada en Islas Caymán.
Acumuló unos 30 millones de páginas de evidencia, selló acuerdos secretos de cooperación con acusados y el 27 de mayo de 2015 asestó un primer golpe espectacular: el arresto de siete altos dirigentes al alba en un lujoso hotel de Zúrich, entre ellos Marín, en vísperas de un congreso de la FIFA.
El proceso en Brooklyn ha dejado al descubierto la vida de reyes de los exaltos dirigentes del fútbol mundial, con choferes, viajes en jets privados y un "tratamiento presidencial" en aeropuertos, congresos en Bahamas o isla Mauricio y hasta cruceros por el Danubio para las esposas y a veces sus hijos o nietos.
De los 42 acusados, 24 se han declarado culpables y dos ya fueron sentenciados por la jueza.
Quince están en sus países, algunos en libertad como el exjefe del fútbol brasileño Ricardo Teixeira y el suspendido jefe del fútbol brasileño Marco Polo del Nero o el paraguayo Nicolás Leoz, exjefe de la Conmebol, que batalla contra la extradición a Estados Unidos y que fue internado en un hospital de su propiedad en Asunción el 27 de mayo de 2015, cuando fue arrestado en Suiza su sucesor el uruguayo Eugenio Figueredo.