Arabia Saudí aprueba su mayor presupuesto para relanzar la economía

El reino, que sigue presentando déficit para 2018, ha entrado en recesión este año

Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Arabia Saudí ha anunciado este martes el mayor presupuesto de su historia para 2018, 978.000 millones de riales (220.500 millones de euros), un 5,6 % más alto que del año en curso. Sin embargo, seguirá presentando déficit por quinto ejercicio consecutivo, aunque se propone alcanzar el equilibrio fiscal para 2023. El reino, cuya economía se ha contraído por primera vez en ocho años, necesita impulsar la actividad que se ha visto ralentizada por las medidas de austeridad emprendidas para hacer frente a los bajos precios del petróleo y espera que el mayor gasto contribuya al crecimiento.


Según los datos del Ministerio de Finanzas, los ingresos previstos durante el próximo año son de 783.000 millones de riales (176.700 millones de euros), un 12,5 % más que en 2017, algo a lo que sin duda va a contribuir la introducción del IVA a partir del 1 de enero. El presupuesto estima que los impuestos sobre bienes y servicios alcancen los 85.000 millones de riales. Aun así, calcula un déficit de 195.000 millones (44.000 millones de euros), un 15 % menor que el que el presupuestado este año.

Para el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán, que supervisa los asuntos económicos, el presupuesto es “una prueba del éxito a pesar de los bajos precios del petróleo”. También ha destacado que sólo el 50 % de los ingresos procederán de esa fuente y que se incluyen nuevos proyectos de desarrollo. La reducción de la dependencia del crudo y la diversificación económica constituyen el objetivo de su ambicioso programa de reformas conocido como Vision 2030. En 2014, antes de que cayera el precio del barril, el 90 % de los ingresos saudíes procedían del petróleo y sus derivados.

Desde aquella fecha, el Reino del Desierto ha presentado déficits anuales, lo que ha llevado a las autoridades a echar mano de las reservas depositadas en el extranjero (al menos 240.000 millones de dólares), emitir deuda (100.000 millones de dólares) y adoptar medidas de austeridad para contener el gasto, incluidos impopulares recortes en los subsidios energéticos. Esas políticas han permitido reducir el desfase presupuestario, pero también han causado la peor recesión desde la crisis financiera de 2009.

El Ministerio de Finanzas ha reconocido que la economía saudí se ha contraído un 0,5 % en 2017 debido a la caída en la extracción de petróleo que ha supuesto el acuerdo entre los principales productores para impulsar los precios. De hecho, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) el gasto del Gobierno se ha reducido de un 38,6 % del PIB en 2016 a un 34,3 % este año. Riad también ha tenido un déficit mayor de lo previsto, a pesar del relativo rebote del petróleo.

El clima para las inversiones se ha enrarecido en las últimas semanas por la purga anticorrupción lanzada por Mohamed Bin Salmán y que se ha traducido en la detención de dos centenares de príncipes, magnates y altos cargos del Gobierno. En un momento en que el país intenta atraer fondos del exterior, la sorprendente medida ha causado desasosiego tanto a los empresarios locales como a los inversores extranjeros.

Apostando por un presupuesto expansivo para 2018, las autoridades confían en estimular la economía y esperan lograr un crecimiento del 2,7 %. Entre las medidas adoptadas, se incluye una partida de 200.000 millones de riales para estimular el sector privado que, dada su dependencia del gasto público, ha llevado la peor parte de la crisis. Numerosos autónomos y pymes se han visto obligados a cerrar.

Ni los continuos déficits ni las estrecheces económicas han frenado sin embargo la intervención militar que Arabia Saudí emprendió en 2015 en Yemen para restaurar al Gobierno internacionalmente reconocido. Aunque no hay datos oficiales sobre el coste de esa empresa, fuentes militares francesas estimaron al principio de la campaña un coste diario de tres millones de dólares y el año pasado el entonces ministro de Economía Adel Fakeih (hoy detenido) atribuyó al esfuerzo de guerra 20.000 millones de riales dedicados a “defensa y seguridad” en el presupuesto.

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