Trump arremete contra la decisión judicial de conceder la libertad al desertor Bergdahl
El fallo condena al sargento con una multa de 10.000 dólares y un despido deshonroso del Ejército, pero evita el encarcelamiento
Nicolás Alonso
Washington, El País
El soldado Bowe Bergdahl, que abandonó por voluntad propia su puesto en el Ejército estadounidense mientras estaba destinado en una base militar en Afganistán, no irá a prisión según ha dictaminado un juez militar este viernes. El sargento fue condenado con un despido deshonroso, utilizado para castigar las peores conductas dentro de las fuerzas armadas, y deberá pagar una multa de 10.000 dólares a lo largo de los próximos diez meses.
El soldado, de 31 años, tras declararse a mediados de octubre culpable de deserción del Ejército, se enfrentaba a una sentencia de hasta cadena perpetua. Pero, sin dar explicaciones, el juez Coronel Jeffery R. Nance, consideró que la cárcel no era necesaria y optó por retirar al militar los beneficios que reciben los veteranos en EE UU, incluidos los médicos. El veredicto también reduce su rango de sargento a soldado raso.
Tras conocerse el fallo judicial, Donald Trump la rechazó a través de Twitter. “La decisión sobre el sargento Bergdahl es una completa y total desgracia para nuestro país y nuestro Ejército”, afirmó el presidente desde el Air Force One, en camino a su gira por Asia. Trump ya había puesto presión sobre el caso durante su campaña electoral, cuando le tachó de “traidor” y sugirió que debería haber sido ejecutado.
La sentencia pone fin a ocho años de debate sobre la polémica actuación de Bergdahl en 2009. Destinado en Afganistán, el sargento, entonces de 23 años, abandonó su base a pie sin ninguna intención clara. Según investigadores del caso, trataba de llegar a otra base de EE UU pero durante el trayecto fue capturado por un grupo afiliado a los talibanes. Permaneció en cautividad cinco años, durante los cuales fue sujeto de torturas brutales, hasta que la Administración de Barack Obama logró su liberación a cambio de cinco talibanes que EE UU tenía presos en Guantánamo. El intercambio fue criticado por quienes consideran que Bergdahl cometió un delito gravísimo que puso también en riesgo a otras tropas.
Nicolás Alonso
Washington, El País
El soldado Bowe Bergdahl, que abandonó por voluntad propia su puesto en el Ejército estadounidense mientras estaba destinado en una base militar en Afganistán, no irá a prisión según ha dictaminado un juez militar este viernes. El sargento fue condenado con un despido deshonroso, utilizado para castigar las peores conductas dentro de las fuerzas armadas, y deberá pagar una multa de 10.000 dólares a lo largo de los próximos diez meses.
El soldado, de 31 años, tras declararse a mediados de octubre culpable de deserción del Ejército, se enfrentaba a una sentencia de hasta cadena perpetua. Pero, sin dar explicaciones, el juez Coronel Jeffery R. Nance, consideró que la cárcel no era necesaria y optó por retirar al militar los beneficios que reciben los veteranos en EE UU, incluidos los médicos. El veredicto también reduce su rango de sargento a soldado raso.
Tras conocerse el fallo judicial, Donald Trump la rechazó a través de Twitter. “La decisión sobre el sargento Bergdahl es una completa y total desgracia para nuestro país y nuestro Ejército”, afirmó el presidente desde el Air Force One, en camino a su gira por Asia. Trump ya había puesto presión sobre el caso durante su campaña electoral, cuando le tachó de “traidor” y sugirió que debería haber sido ejecutado.
La sentencia pone fin a ocho años de debate sobre la polémica actuación de Bergdahl en 2009. Destinado en Afganistán, el sargento, entonces de 23 años, abandonó su base a pie sin ninguna intención clara. Según investigadores del caso, trataba de llegar a otra base de EE UU pero durante el trayecto fue capturado por un grupo afiliado a los talibanes. Permaneció en cautividad cinco años, durante los cuales fue sujeto de torturas brutales, hasta que la Administración de Barack Obama logró su liberación a cambio de cinco talibanes que EE UU tenía presos en Guantánamo. El intercambio fue criticado por quienes consideran que Bergdahl cometió un delito gravísimo que puso también en riesgo a otras tropas.