EE UU busca restablecer la unidad con Europa frente a la “amenaza de Rusia”
El secretario de Estado, Rex Tillerson, trata de restañar las heridas abiertas por Trump en su relación con la UE
Jan Martínez Ahrens
Washington, El País
Terrorismo, proliferación nuclear y ciberataques. EEUU no puede solo contra todos sus enemigos y necesita de Europa. En un esperado discurso en Washington, el secretario de Estado, Rex Tillerson, trazó este martes las líneas maestras de su política con el Viejo Continente. Una estrategia que, buscando restañar las heridas abiertas por el presidente Donald Trump, pasa por la creación de un frente común y la identificación de los grandes desafíos comunes, entre ellos la “amenaza activa” de Rusia. “Usa medios maliciosos para separarnos, incluidos los ciberataques y la desinformación” afirmó Tillerson.
La media distancia es la posición preferida de Tillerson. En la corte de Trump evita el primer plano, pero nunca se aleja demasiado. Considerado un secretario de Estado menor, sus éxitos hasta ahora han sido pocos y sus buenas palabras en más de una ocasión las ha pulverizado el presidente.
Para Trump, la Unión Europea representa un ente lejano, que ofrece más rasgos de competidor comercial que de aliado natural. Poco al dado al tacto diplomático, el republicano no sólo ha llegado a aplaudir el Brexit, sino que se ha mostrado más efusivo con Vladímir Putin que con Angela Merkel y durante meses mantuvo una lacerante indefinición ante la doctrina del compromiso mutuo de la OTAN.
Altamente impopular en suelo europeo, su portazo al Acuerdo de París contra el cambio climático, acabó por destrozar años de diplomacia americana en el continente. El resultado ha sido un repliegue de Europa en sus propios valores. “Cada día que pasa, cuentan menos con Estados Unidos a la hora de tomar decisiones”, afirma Ben Rhodes, antiguo estratega de Barack Obama.
Equidistancia frente al Brexit
Donald Trump tuvo en su día pocas dudas y aplaudió el Brexit. “Es grandioso que los británicos hayan recuperado el control”, afirmó en una frase que no ha dejado de pasar factura a la diplomacia estadounidense.
Trump no se ha desdicho, pero su secretario de Estado, Rex Tillerson, trató ayer de recuperar la equidistancia. “EEUU mantendrá su relación especial con el Reino Unido y también una relación fuerte con la UE más allá del Brexit. No intentaremos influir en las negociaciones pero urgimos a desarrollar el proceso con rapidez y sin asperezas innecesarias”, dijo.
Bajo estas coordenadas, Tillerson tenía ayer una misión compleja. A una semana de su viaje a Europa, debía convencer a sus aliados de que Washington los tiene por algo más que peones de su tablero de intereses. Para ello insistió una y otra vez en que se mantiene intacta la alianza que durante el sangriento siglo XX caracterizó sus relaciones. “Necesitamos la fuerza y la cooperación de nuestros aliados. Compartimos amenazas comunes, tanto convencionales, como nucleares y cibernéticas. Estados Unidos no puede hacer frente solo a todos los peligros”, remachó.
En esta línea, Tillerson intentó ahuyentar los fantasmas que han sobrevolado el mecanismo de defensa mutua en el seno de la OTAN. Un artículo que el propio Trump puso en duda, pero que ahora la diplomacia estadounidense considera un pilar de su política de seguridad. “Atacar a uno es atacar a todos. No olvidaremos jamás cómo nos apoyaron después del 11-S. No les dejaremos solos. Nuestro compromiso durará 100 años más”, afirmó.
Sobre esta base de confianza, el secretario de Estado recordó la necesidad de Occidente de aumentar el esfuerzo en defensa (2% del PIB) y, sobre todo, identificar los desafíos. El primero de ellos, Rusia. Un surtidor de “ideas antidemocráticas” y “comportamientos agresivos” que ha desencadenado intervenciones tan graves como la de Georgia y Ucrania.
“Es un peligro activo, frente al que Europa debe fortalecer la disuasión militar en el seno de la OTAN. Debemos tener capacidad de responder”, señaló Tillerson, quien insistió en que cualquier solución al problema ucranio debe pasar por el restablecimiento de su soberanía e integridad territorial.
En su análisis del fenómeno ruso, el secretario de Estado consideró que tras el fin de la Guerra Fría Occidente se relajó, pero que el peligro subsistió y que finalmente ha vuelto a aflorar. “Con Rusia quedan áreas de cooperación, pero tiene que decidirse: seguir aislándose o sumarse a la estabilidad”, indicó.
En su repaso de las amenazas globales en las que EEUU y Europa deben ir de la mano, el jefe de la diplomacia estadounidenses hizo un recorrido por todos los grandes tópicos del momento: la carrera nuclear de Corea del Norte, las desavenencias con Irán, la fragilidad de los Balcanes, el alejamiento de Turquía y la búsqueda del ISIS de nuevos espacios en el Sahel y el Magreb. Un cúmulo de peligros que, para Tillerson, sólo la cooperación entre aliados puede batir.
Jan Martínez Ahrens
Washington, El País
Terrorismo, proliferación nuclear y ciberataques. EEUU no puede solo contra todos sus enemigos y necesita de Europa. En un esperado discurso en Washington, el secretario de Estado, Rex Tillerson, trazó este martes las líneas maestras de su política con el Viejo Continente. Una estrategia que, buscando restañar las heridas abiertas por el presidente Donald Trump, pasa por la creación de un frente común y la identificación de los grandes desafíos comunes, entre ellos la “amenaza activa” de Rusia. “Usa medios maliciosos para separarnos, incluidos los ciberataques y la desinformación” afirmó Tillerson.
La media distancia es la posición preferida de Tillerson. En la corte de Trump evita el primer plano, pero nunca se aleja demasiado. Considerado un secretario de Estado menor, sus éxitos hasta ahora han sido pocos y sus buenas palabras en más de una ocasión las ha pulverizado el presidente.
Para Trump, la Unión Europea representa un ente lejano, que ofrece más rasgos de competidor comercial que de aliado natural. Poco al dado al tacto diplomático, el republicano no sólo ha llegado a aplaudir el Brexit, sino que se ha mostrado más efusivo con Vladímir Putin que con Angela Merkel y durante meses mantuvo una lacerante indefinición ante la doctrina del compromiso mutuo de la OTAN.
Altamente impopular en suelo europeo, su portazo al Acuerdo de París contra el cambio climático, acabó por destrozar años de diplomacia americana en el continente. El resultado ha sido un repliegue de Europa en sus propios valores. “Cada día que pasa, cuentan menos con Estados Unidos a la hora de tomar decisiones”, afirma Ben Rhodes, antiguo estratega de Barack Obama.
Equidistancia frente al Brexit
Donald Trump tuvo en su día pocas dudas y aplaudió el Brexit. “Es grandioso que los británicos hayan recuperado el control”, afirmó en una frase que no ha dejado de pasar factura a la diplomacia estadounidense.
Trump no se ha desdicho, pero su secretario de Estado, Rex Tillerson, trató ayer de recuperar la equidistancia. “EEUU mantendrá su relación especial con el Reino Unido y también una relación fuerte con la UE más allá del Brexit. No intentaremos influir en las negociaciones pero urgimos a desarrollar el proceso con rapidez y sin asperezas innecesarias”, dijo.
Bajo estas coordenadas, Tillerson tenía ayer una misión compleja. A una semana de su viaje a Europa, debía convencer a sus aliados de que Washington los tiene por algo más que peones de su tablero de intereses. Para ello insistió una y otra vez en que se mantiene intacta la alianza que durante el sangriento siglo XX caracterizó sus relaciones. “Necesitamos la fuerza y la cooperación de nuestros aliados. Compartimos amenazas comunes, tanto convencionales, como nucleares y cibernéticas. Estados Unidos no puede hacer frente solo a todos los peligros”, remachó.
En esta línea, Tillerson intentó ahuyentar los fantasmas que han sobrevolado el mecanismo de defensa mutua en el seno de la OTAN. Un artículo que el propio Trump puso en duda, pero que ahora la diplomacia estadounidense considera un pilar de su política de seguridad. “Atacar a uno es atacar a todos. No olvidaremos jamás cómo nos apoyaron después del 11-S. No les dejaremos solos. Nuestro compromiso durará 100 años más”, afirmó.
Sobre esta base de confianza, el secretario de Estado recordó la necesidad de Occidente de aumentar el esfuerzo en defensa (2% del PIB) y, sobre todo, identificar los desafíos. El primero de ellos, Rusia. Un surtidor de “ideas antidemocráticas” y “comportamientos agresivos” que ha desencadenado intervenciones tan graves como la de Georgia y Ucrania.
“Es un peligro activo, frente al que Europa debe fortalecer la disuasión militar en el seno de la OTAN. Debemos tener capacidad de responder”, señaló Tillerson, quien insistió en que cualquier solución al problema ucranio debe pasar por el restablecimiento de su soberanía e integridad territorial.
En su análisis del fenómeno ruso, el secretario de Estado consideró que tras el fin de la Guerra Fría Occidente se relajó, pero que el peligro subsistió y que finalmente ha vuelto a aflorar. “Con Rusia quedan áreas de cooperación, pero tiene que decidirse: seguir aislándose o sumarse a la estabilidad”, indicó.
En su repaso de las amenazas globales en las que EEUU y Europa deben ir de la mano, el jefe de la diplomacia estadounidenses hizo un recorrido por todos los grandes tópicos del momento: la carrera nuclear de Corea del Norte, las desavenencias con Irán, la fragilidad de los Balcanes, el alejamiento de Turquía y la búsqueda del ISIS de nuevos espacios en el Sahel y el Magreb. Un cúmulo de peligros que, para Tillerson, sólo la cooperación entre aliados puede batir.