Caída récord de la migración a Reino Unido un año después del Brexit
La inmigración neta baja a 100.000 personas pero aún son más los extranjeros que llegan a Reino Unido que los que se van
Pablo Guimón
Londres, El País
El Bréxodo ha comenzado. La inmigración neta en Reino Unido ha sufrido la mayor caída anual desde que existen registros en los 12 meses después de que los británicos decidieran en referéndum abandonar la Unión Europea. La bajada, según estadísticas oficiales publicadas este jueves, obedece al descenso en las llegadas y el aumento en las partidas de ciudadanos europeos, aunque aún son más los extranjeros que llegan a Reino Unido que los que se van. Uno de los principales motores del voto para abandonar la Unión Europa fue reducir la inmigración.
Desde el pico histórico de 336.000 alcanzado al final de junio de 2016, la inmigración neta – el número de personas que llegan menos las que se van- cayó hasta los 230.000 en junio de 2017. Tres cuartas partes de esa caída de 106.000, la mayor desde 1964, corresponde a ciudadanos de la UE. El número de estos que ha abandonado Reino Unido en el año posterior al referéndum del 23 de junio de 2016 ha crecido un 29% hasta los 123.000, la mayor cifra de emigración europea de Reino Unido desde la gran recesión de 2008.
Aún son más los ciudadanos europeos que llegan a vivir a Reino Unido (230.000) que los que se van (123.000). Pero el número de los primeros bajó en 54.000 y el de los segundos subió en 28.000, lo que coloca la inmigración neta de la UE en su nivel más bajo desde 2013. Y, mientras que el número de personas que vienen a un puesto de trabajo determinado permanece estable, el número de personas que vienen a buscar trabajo ha descendido en un 43%.
“Los cambios sugieren que es probable que el Brexit sea un factor en la decisión de la gente de venir o irse de Reino Unido, pero las decisiones de migrar son complejas y otros factores también influirán en las cifras”, explica Nicola White, de la Oficina Nacional de Estadística. Entre esos otros factores estarían la bajada del crecimiento económico en Reino Unido, el mejor desempeño de la Eurozona y la caída de la libra. La migración neta de fuera de la UE, que requiere visado, también cayó de 196.000 a 173.000 y sigue siendo sustancialmente mayor que la europea.
Caída récord de la migración a Reino Unido un año después del Brexit
La cifra de inmigración neta está aún lejos del compromiso de la primera ministra Theresa May, que prometió dejarla por debajo de los 100.000, un valor del que no ha bajado desde 1998. La promesa, formulada por vez primera en 2010 por su predecesor, David Cameron, trata de confortar a los británicos preocupados por la supuesta presión que ejerce la migración en los servicios públicos. Los críticos con el Ejecutivo sostienen que la presión en la sanidad y la educación procede más bien de los recortes en la financiación debidos a las políticas de austeridad y contención del gasto protagonizadas por los Gobiernos conservadores después de la Gran Recesión.
La voluntad de reducir la inmigración, coinciden los expertos, fue uno de los principales motores del voto por abandonar la Unión Europea. Pero diversos estudios han revelado que la inmigración europea, la única a la que afectará el Brexit, es contribuidora neta a las arcas públicas.
El secretario de Estado de inmigración, Brandon Lewis, desde su cuenta de Twitter, ha destacado que el aumento de la proporción de personas que llegan con un empleo confirmado subraya “que el sistema cumple con las necesidades de las empresas en Reino Unido”.
“Sean cuales sean las opiniones sobre el impacto de la inmigración, no puede ser buena noticia que Reino Unido sea un lugar menos atractivo para vivir y trabajar y que vayamos a ser más pobres en consecuencia”, opina Jonathan Portes, profesor de Kings College.
Pablo Guimón
Londres, El País
El Bréxodo ha comenzado. La inmigración neta en Reino Unido ha sufrido la mayor caída anual desde que existen registros en los 12 meses después de que los británicos decidieran en referéndum abandonar la Unión Europea. La bajada, según estadísticas oficiales publicadas este jueves, obedece al descenso en las llegadas y el aumento en las partidas de ciudadanos europeos, aunque aún son más los extranjeros que llegan a Reino Unido que los que se van. Uno de los principales motores del voto para abandonar la Unión Europa fue reducir la inmigración.
Desde el pico histórico de 336.000 alcanzado al final de junio de 2016, la inmigración neta – el número de personas que llegan menos las que se van- cayó hasta los 230.000 en junio de 2017. Tres cuartas partes de esa caída de 106.000, la mayor desde 1964, corresponde a ciudadanos de la UE. El número de estos que ha abandonado Reino Unido en el año posterior al referéndum del 23 de junio de 2016 ha crecido un 29% hasta los 123.000, la mayor cifra de emigración europea de Reino Unido desde la gran recesión de 2008.
Aún son más los ciudadanos europeos que llegan a vivir a Reino Unido (230.000) que los que se van (123.000). Pero el número de los primeros bajó en 54.000 y el de los segundos subió en 28.000, lo que coloca la inmigración neta de la UE en su nivel más bajo desde 2013. Y, mientras que el número de personas que vienen a un puesto de trabajo determinado permanece estable, el número de personas que vienen a buscar trabajo ha descendido en un 43%.
“Los cambios sugieren que es probable que el Brexit sea un factor en la decisión de la gente de venir o irse de Reino Unido, pero las decisiones de migrar son complejas y otros factores también influirán en las cifras”, explica Nicola White, de la Oficina Nacional de Estadística. Entre esos otros factores estarían la bajada del crecimiento económico en Reino Unido, el mejor desempeño de la Eurozona y la caída de la libra. La migración neta de fuera de la UE, que requiere visado, también cayó de 196.000 a 173.000 y sigue siendo sustancialmente mayor que la europea.
Caída récord de la migración a Reino Unido un año después del Brexit
La cifra de inmigración neta está aún lejos del compromiso de la primera ministra Theresa May, que prometió dejarla por debajo de los 100.000, un valor del que no ha bajado desde 1998. La promesa, formulada por vez primera en 2010 por su predecesor, David Cameron, trata de confortar a los británicos preocupados por la supuesta presión que ejerce la migración en los servicios públicos. Los críticos con el Ejecutivo sostienen que la presión en la sanidad y la educación procede más bien de los recortes en la financiación debidos a las políticas de austeridad y contención del gasto protagonizadas por los Gobiernos conservadores después de la Gran Recesión.
La voluntad de reducir la inmigración, coinciden los expertos, fue uno de los principales motores del voto por abandonar la Unión Europea. Pero diversos estudios han revelado que la inmigración europea, la única a la que afectará el Brexit, es contribuidora neta a las arcas públicas.
El secretario de Estado de inmigración, Brandon Lewis, desde su cuenta de Twitter, ha destacado que el aumento de la proporción de personas que llegan con un empleo confirmado subraya “que el sistema cumple con las necesidades de las empresas en Reino Unido”.
“Sean cuales sean las opiniones sobre el impacto de la inmigración, no puede ser buena noticia que Reino Unido sea un lugar menos atractivo para vivir y trabajar y que vayamos a ser más pobres en consecuencia”, opina Jonathan Portes, profesor de Kings College.