Trump se dispone a apartarse del acuerdo nuclear con Irán
El presidente está dispuesto a no validarlo y dejar su futuro en manos del Congreso
Jan Martínez Ahrens
Ángeles Espinosa
Washington / Dubái, El País
Donald Trump mira la agenda planetaria con el mapa electoral en la mano. En un claro gesto a sus votantes, el presidente de Estados Unidos se dispone a apartarse del acuerdo nuclear con Irán y dejar que sea el Congreso quien decida su futuro. Aunque no acarrea el fin del pacto, la decisión supondría una ruptura de la línea mantenida por el Departamento de Estado y un contundente golpe al legado de Barack Obama.
América Primero. Trump vuelve a cerrarse sobre sí mismo. El multilateralismo, la distensión nuclear, el diálogo, los valores que representa el acuerdo firmado por siete potencias en 2015 en Viena, nunca fueron suficientes para el republicano. Durante la campaña electoral calificó el texto, que limita el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones, como el “peor del mundo”. Ya en la Casa Blanca prosiguió sus ataques y hace solo dos semanas, alineado con las tesis de Israel, lo consideró una “vergüenza para Estados Unidos”.
Hasta ahora, los golpes no habían pasado de ser verbales. Trump bramaba y la Casa Blanca certificaba en sus revisiones trimestrales que Irán estaba cumpliendo con lo suscrito. Pero ahora, a nueve días del vencimiento de la próxima validación, todo indica, siempre según medios estadounidenses, que el Despacho Oval va a negarse a dar el visto bueno.
El paso no implicaría la ruptura del acuerdo. Una vez efectuado, el Congreso tendría 60 días para decidir si vuelve a aplicar sanciones económicas a Irán. Una medida que los expertos consideran muy difícil que se adopte. Pero que, en cualquier caso, abre un periodo de inestabilidad.
Con un solo movimiento, Trump habría enseñado los dientes a Irán, contradicho a sus aliados europeos y debilitado a los defensores internos del pacto, en especial al secretario de Estado, Rex Tillerson, y al propio jefe del Pentágono, Jim Mattis. Todo ello en plena escalada con Corea del Norte.
Los motivos de presidente de EE UU para dar este salto tienen raíces múltiples. Su alergia natural a todo lo que proceda de la era Obama y la satanización de Irán propia de la derecha estadounidense se combinan con lo que la Casa Blanca considera un fracaso de las “expectativas” del acuerdo y un intento mayor para renegociarlo.
Tanto para Trump como para Israel, el pacto no ha rebajado la tensión en Oriente Próximo. Por el contrario, la Casa Blanca acusa a Irán de fomentar la inestabilidad en Yemen, Siria e Irak, así como de desarrollar y probar misiles balísticos en contra de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU. Un punto este último en el que Irán, según Reuters, está abierto a abrir conversaciones para reducir la tensión. Otra zona de conflicto es la denominada cláusula de extinción que, según los halcones estadounidenses, permite a Irán reiniciar su actividad nuclear pasados 14 años.
Desde que Trump empezó a jugar con la idea de no ratificar la exención de sanciones a Teherán el pasado abril, los ultras iraníes se han frotado las manos ante la posibilidad de reactivar el programa nuclear, cuyas limitaciones encajaron por imposición del líder supremo. Defienden que, de retirarse EE UU, nada les impedirá volver a enriquecer uranio a escala industrial. El presidente Hasan Rohaní se ha mostrado más contenido, mientras el OIEA sigue constatando que Irán cumple su parte del acuerdo.
“Una de las opciones en caso de que una de las partes abandone el actual marco sería volver a las actividades previas… Es una opción. Y no es difícil. Podemos volver a la situación anterior si nuestras contrapartes no cumplen sus compromisos. Pero Irán no será quien inicie el regreso a ese camino”, declaró Rohaní durante una entrevista en Nueva York con motivo de la Asamblea General de la ONU. El presidente iraní, quien también subrayó que en cualquier caso su país no fabricaría armas nucleares, insistió en el elevado coste de que EE UU se saliera del pacto. “Nadie volverá a confiar en Estados Unidos”, advirtió en clara referencia a Corea del Norte.
El jefe de la Agencia de la Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi, ha precisado por su parte que “si EE UU deja el JCPOA y otros países le siguen, el acuerdo se desmoronará definitivamente, pero que si sólo EE UU se va”, los responsables iraníes estudiarán qué hacer . En cualquier caso, la postura oficial, que este mismo viernes ha reiterado el ayatolá Ahmad Jatamí durante la oración de mediodía, es que “el acuerdo es innegociable”.
Jan Martínez Ahrens
Ángeles Espinosa
Washington / Dubái, El País
Donald Trump mira la agenda planetaria con el mapa electoral en la mano. En un claro gesto a sus votantes, el presidente de Estados Unidos se dispone a apartarse del acuerdo nuclear con Irán y dejar que sea el Congreso quien decida su futuro. Aunque no acarrea el fin del pacto, la decisión supondría una ruptura de la línea mantenida por el Departamento de Estado y un contundente golpe al legado de Barack Obama.
América Primero. Trump vuelve a cerrarse sobre sí mismo. El multilateralismo, la distensión nuclear, el diálogo, los valores que representa el acuerdo firmado por siete potencias en 2015 en Viena, nunca fueron suficientes para el republicano. Durante la campaña electoral calificó el texto, que limita el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones, como el “peor del mundo”. Ya en la Casa Blanca prosiguió sus ataques y hace solo dos semanas, alineado con las tesis de Israel, lo consideró una “vergüenza para Estados Unidos”.
Hasta ahora, los golpes no habían pasado de ser verbales. Trump bramaba y la Casa Blanca certificaba en sus revisiones trimestrales que Irán estaba cumpliendo con lo suscrito. Pero ahora, a nueve días del vencimiento de la próxima validación, todo indica, siempre según medios estadounidenses, que el Despacho Oval va a negarse a dar el visto bueno.
El paso no implicaría la ruptura del acuerdo. Una vez efectuado, el Congreso tendría 60 días para decidir si vuelve a aplicar sanciones económicas a Irán. Una medida que los expertos consideran muy difícil que se adopte. Pero que, en cualquier caso, abre un periodo de inestabilidad.
Con un solo movimiento, Trump habría enseñado los dientes a Irán, contradicho a sus aliados europeos y debilitado a los defensores internos del pacto, en especial al secretario de Estado, Rex Tillerson, y al propio jefe del Pentágono, Jim Mattis. Todo ello en plena escalada con Corea del Norte.
Los motivos de presidente de EE UU para dar este salto tienen raíces múltiples. Su alergia natural a todo lo que proceda de la era Obama y la satanización de Irán propia de la derecha estadounidense se combinan con lo que la Casa Blanca considera un fracaso de las “expectativas” del acuerdo y un intento mayor para renegociarlo.
Tanto para Trump como para Israel, el pacto no ha rebajado la tensión en Oriente Próximo. Por el contrario, la Casa Blanca acusa a Irán de fomentar la inestabilidad en Yemen, Siria e Irak, así como de desarrollar y probar misiles balísticos en contra de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU. Un punto este último en el que Irán, según Reuters, está abierto a abrir conversaciones para reducir la tensión. Otra zona de conflicto es la denominada cláusula de extinción que, según los halcones estadounidenses, permite a Irán reiniciar su actividad nuclear pasados 14 años.
Desde que Trump empezó a jugar con la idea de no ratificar la exención de sanciones a Teherán el pasado abril, los ultras iraníes se han frotado las manos ante la posibilidad de reactivar el programa nuclear, cuyas limitaciones encajaron por imposición del líder supremo. Defienden que, de retirarse EE UU, nada les impedirá volver a enriquecer uranio a escala industrial. El presidente Hasan Rohaní se ha mostrado más contenido, mientras el OIEA sigue constatando que Irán cumple su parte del acuerdo.
“Una de las opciones en caso de que una de las partes abandone el actual marco sería volver a las actividades previas… Es una opción. Y no es difícil. Podemos volver a la situación anterior si nuestras contrapartes no cumplen sus compromisos. Pero Irán no será quien inicie el regreso a ese camino”, declaró Rohaní durante una entrevista en Nueva York con motivo de la Asamblea General de la ONU. El presidente iraní, quien también subrayó que en cualquier caso su país no fabricaría armas nucleares, insistió en el elevado coste de que EE UU se saliera del pacto. “Nadie volverá a confiar en Estados Unidos”, advirtió en clara referencia a Corea del Norte.
El jefe de la Agencia de la Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi, ha precisado por su parte que “si EE UU deja el JCPOA y otros países le siguen, el acuerdo se desmoronará definitivamente, pero que si sólo EE UU se va”, los responsables iraníes estudiarán qué hacer . En cualquier caso, la postura oficial, que este mismo viernes ha reiterado el ayatolá Ahmad Jatamí durante la oración de mediodía, es que “el acuerdo es innegociable”.