Trump impulsa una ley para reducir la inmigración legal hasta la mitad
El presidente presenta la legislación de dos senadores republicanos que prima las habilidades profesionales frente a las conexiones familiares. Reduciría la llegada de extranjeros hasta un 50% en 10 años.
Amanda Mars
Washington, El País
En el centro del discurso migratorio de Donald Trump siempre han estado los extranjeros que entraban a Estados Unidos de forma irregular, pero el mensaje madre, “América, primero”, apuntaba desde el principio a una cuestión más de fondo. El presidente lo hizo evidente este miércoles en la Casa Blanca al presentar y apadrinar una propuesta legislativa que podría reducir la inmigración legal hasta un 50% al primar las habilidades y el conocimiento del inglés frente al parentesco como criterio de acogida.
El proyecto de ley ha sido elaborado por dos senadores republicanos, David Perdue, de Georgia, y Tom Cotton, de Arkansas, que acompañaban a Trump en la presentación y han encontrado en el presidente a su principal aliado. En la primera versión que elaboraron, presentada en abril, calculaban que la adjudicación de green cards o permisos temporales de residencia que Estados Unidos concede, en torno a un millón por año, bajaría hasta un 50% a lo largo de una década.Hablar bien inglés, tener una alta cualificación profesional y contar con una oferta de trabajo bien pagada o un proyecto empresarial propio serán los principales requisitos para lograr un permiso de residencia o trabajo, frente al criterio de parentesco con algún residente legal en el país, que hoy es la principal vía de entrada a Estados Unidos
Ese es el punto que quema a Trump y a los críticos con el actual modelo migratorio de Estados Unidos, una seña de identidad de la mayor potencia económica del mundo. Si el trumpismo ha identificado la inmigración ilegal como fuente de peligro y criminalidad, los recelos de los estadounidenses hacia los extranjeros que han cumplido con la ley se basa en un razonamiento económico. Según la Casa Blanca, solo 1 de cada 15 inmigrantes llega por sus altas cualidades profesionales y la mayoría son personas de baja cualificación que presionan a la baja los salarios. Este mensaje, como ocurre con el de la fuga de fábricas a países de mano de obra más barata, caló y cala en la sociedad estadounidense, que identifica a otro responsable de la erosión de la clase media americana.
La Administración añade el componente de los contribuyentes: como son trabajadores más humildes, son los que más se benefician de ayudas sociales.“Nuestro sistema migratorio no es justo”, criticó Trump durante la presentación de la propuesta legislativa, la cual, dijo, “representaría la mayor reforma de nuestro sistema migratorio en medio siglo”. “Prevendrá a nuevos inmigrantes de obtener ayudas sociales y protege a los trabajadores estadounidenses de ser desplazados por extranjeros]”, insistió.
Se llama Ley de Reforma de la Inmigración Estadounidense para un Empleo Fuerte (cuyo acrónimo en inglés forma la palabra raise, incrementar) y contempla medidas duras. Se reduciría el número de green cards (residencia temporal) a personas por motivo de parentesco o reagrupación familiar, limitándose solo a cónyuges e hijos menores de edad, además de ancianos dependientes, cuando ahora las personas con ciudadanía estadounidense o residencia permanente pueden patrocinar a varios tipos de parientes. Además, elimina el sistema de lotería, que suele otorgar unos 50.000 permisos de este tipo a ciudadanos de países con bajos niveles de inmigración.
La ley, en resumen, “da prioridad a los solicitantes que hablen inglés, puedan mantenerse financieramente a ellos mismos y a sus familias, y contribuyan a nuestra economía”, un sistema basado en méritos que, según argumenta la Casa Blanca, se aplica también en Australia y Canadá.
Contradicciones
La propuesta de estos senadores había pasado sin pena ni gloria por la Cámara, pero el presidente le acaba de dar un fuerte espaldarazo. La semana pasada, de hecho, Trump confirmó que su equipo estaba involucrado en la elaboración de esta nueva propuesta recién presentada que, aun así, afronta múltiples dificultades para ser aprobada.
El gesto refuerza el giro hacia una política migratoria más dura. El pasado junio Trump logró una pequeña victoria cuando el Supremo permitió aplicar provisionalmente el núcleo de su polémico veto migratorio a todos los ciudadanos de Irán, Libia, Somalia, Siria, Sudán y Yemen que no tengan un vínculo fiable con “una persona o entidad de EE UU”.
La medida es pura contradicción con el Trump empresario, que emplea a un gran número de inmigrantes en trabajos de baja cualificación. Además, rompe la idea a la que se acogía durante la campaña de que sí apoyaba la inmigración, pero de forma legal.
Amanda Mars
Washington, El País
En el centro del discurso migratorio de Donald Trump siempre han estado los extranjeros que entraban a Estados Unidos de forma irregular, pero el mensaje madre, “América, primero”, apuntaba desde el principio a una cuestión más de fondo. El presidente lo hizo evidente este miércoles en la Casa Blanca al presentar y apadrinar una propuesta legislativa que podría reducir la inmigración legal hasta un 50% al primar las habilidades y el conocimiento del inglés frente al parentesco como criterio de acogida.
El proyecto de ley ha sido elaborado por dos senadores republicanos, David Perdue, de Georgia, y Tom Cotton, de Arkansas, que acompañaban a Trump en la presentación y han encontrado en el presidente a su principal aliado. En la primera versión que elaboraron, presentada en abril, calculaban que la adjudicación de green cards o permisos temporales de residencia que Estados Unidos concede, en torno a un millón por año, bajaría hasta un 50% a lo largo de una década.Hablar bien inglés, tener una alta cualificación profesional y contar con una oferta de trabajo bien pagada o un proyecto empresarial propio serán los principales requisitos para lograr un permiso de residencia o trabajo, frente al criterio de parentesco con algún residente legal en el país, que hoy es la principal vía de entrada a Estados Unidos
Ese es el punto que quema a Trump y a los críticos con el actual modelo migratorio de Estados Unidos, una seña de identidad de la mayor potencia económica del mundo. Si el trumpismo ha identificado la inmigración ilegal como fuente de peligro y criminalidad, los recelos de los estadounidenses hacia los extranjeros que han cumplido con la ley se basa en un razonamiento económico. Según la Casa Blanca, solo 1 de cada 15 inmigrantes llega por sus altas cualidades profesionales y la mayoría son personas de baja cualificación que presionan a la baja los salarios. Este mensaje, como ocurre con el de la fuga de fábricas a países de mano de obra más barata, caló y cala en la sociedad estadounidense, que identifica a otro responsable de la erosión de la clase media americana.
La Administración añade el componente de los contribuyentes: como son trabajadores más humildes, son los que más se benefician de ayudas sociales.“Nuestro sistema migratorio no es justo”, criticó Trump durante la presentación de la propuesta legislativa, la cual, dijo, “representaría la mayor reforma de nuestro sistema migratorio en medio siglo”. “Prevendrá a nuevos inmigrantes de obtener ayudas sociales y protege a los trabajadores estadounidenses de ser desplazados por extranjeros]”, insistió.
Se llama Ley de Reforma de la Inmigración Estadounidense para un Empleo Fuerte (cuyo acrónimo en inglés forma la palabra raise, incrementar) y contempla medidas duras. Se reduciría el número de green cards (residencia temporal) a personas por motivo de parentesco o reagrupación familiar, limitándose solo a cónyuges e hijos menores de edad, además de ancianos dependientes, cuando ahora las personas con ciudadanía estadounidense o residencia permanente pueden patrocinar a varios tipos de parientes. Además, elimina el sistema de lotería, que suele otorgar unos 50.000 permisos de este tipo a ciudadanos de países con bajos niveles de inmigración.
La ley, en resumen, “da prioridad a los solicitantes que hablen inglés, puedan mantenerse financieramente a ellos mismos y a sus familias, y contribuyan a nuestra economía”, un sistema basado en méritos que, según argumenta la Casa Blanca, se aplica también en Australia y Canadá.
Contradicciones
La propuesta de estos senadores había pasado sin pena ni gloria por la Cámara, pero el presidente le acaba de dar un fuerte espaldarazo. La semana pasada, de hecho, Trump confirmó que su equipo estaba involucrado en la elaboración de esta nueva propuesta recién presentada que, aun así, afronta múltiples dificultades para ser aprobada.
El gesto refuerza el giro hacia una política migratoria más dura. El pasado junio Trump logró una pequeña victoria cuando el Supremo permitió aplicar provisionalmente el núcleo de su polémico veto migratorio a todos los ciudadanos de Irán, Libia, Somalia, Siria, Sudán y Yemen que no tengan un vínculo fiable con “una persona o entidad de EE UU”.
La medida es pura contradicción con el Trump empresario, que emplea a un gran número de inmigrantes en trabajos de baja cualificación. Además, rompe la idea a la que se acogía durante la campaña de que sí apoyaba la inmigración, pero de forma legal.