Quiénes componen la extrema derecha que apoya a Trump
Los supremacistas blancos que afloraron en Charlottesville forman parte de los 900 grupos de odio registrados en EE UU
Joan Faus
Washington, El País
Decenas de personas blancas con antorchas de fuego y gritando: “No nos vais a reemplazar” y “Los judíos no nos van a reemplazar”. Gente con las capuchas blancas del Ku Klux Klan (KKK), con banderas con esvásticas o haciendo el saludo nazi. Algunos vestidos como soldados con cascos y rifles, y otros equipados con escudos y porras. El paisaje, el pasado fin de semana en Charlottesville (Virginia), sacó a relucir a la extrema derecha estadounidense ante los ojos atónitos del país y el mundo.
En EE UU hay 917 grupos de odio, según datos de 2016 del Southern Poverty Law Center (SPLC), la institución de referencia sobre extremismo. La cifra es superior a los 892 grupos del año anterior, pero se sitúa por debajo de los 939 de 2013 o 1.018 de 2011. Como grupo de odio, se entiende aquel con creencias o prácticas que atacan o difaman a una clase entera de personas. La generosa protección a la libertad de expresión en EE UU concede un amplio margen de actuación a extremistas.
Hay una amalgama de organizaciones en la extrema derecha. La más numerosa es el KKK (130 agrupaciones), que es el segundo grupo de odio con mayor presencia después de los separatistas negros (193). También hay nacionalistas blancos (100), neonazis (99), skinheads (78), neoconfederados (43) o antiinmigrantes (14).
Organizaciones como el SPLC advierten de que la derecha racista se siente reforzada por Donald Trump. El republicano reaccionó con tibieza a la violencia en Charlottesville, donde el sábado un neonazi arrolló con su vehículo a manifestantes antifascistas, matando a una mujer. “Estoy seguro de que los supremacistas blancos siguen seguros de que tienen un amigo en la Casa Blanca”, dijo Richard Cohen, el presidente de la organización.
En esa ciudad de Virginia se visualizó el pasado y el presente de la extrema derecha, que acudió a la ciudad para protestar contra la retirada de una estatua de la guerra civil que consideran un símbolo blanco. Uno de los congregados era David Duke, de 67 años y exlíder del KKK, que dijo que los manifestantes “iban a cumplir las promesas de Donald Trump” de “recuperar nuestro país”. Pese a ser el más antiguo y conocido grupo racista de EE UU, el KKK está mermado por problemas internos desde los años setenta
También estaba en Charlottesville Richard Spencer, de 39 años, que representa la nueva cara de los supremacistas blancos. El padre del concepto de alt-right, o derecha alternativa en auge en EE UU, es un “racista académico” que trata de revestir de argumentos intelectuales el separatismo blanco, según el SPLC. “Por supuesto que vamos a volver a Charlottesville”, dijo Spencer el lunes a EL PAÍS. “No podemos permitir que funcionarios corruptos supriman la libertad de expresión”.
La alt-right se basa en dos pilares: rechazo a la inmigración como amenaza al predominio demográfico blanco y al establishment político. Ambos sentimientos conectan con la campaña electoral de Trump, que lanzó guiños a ese colectivo con su retórica divisiva y contratando a Steve Bannon, que ahora es su estratega jefe en la Casa Blanca. Breitbart News, la publicación que dirigía Bannon, se ha descrito como la “plataforma” de la derecha alternativa.
Tanto Duke como Spencer alabaron las palabras de Trump el martes, cuando dijo que los disturbios “fueron culpa de ambos bandos” y que “había gente muy buena en ambos lados”. Esas declaraciones le han valido al republicanos reproches generalizados en EE UU.
En Virginia también hicieron acto de presencia otros grupos supremacistas, como Vanguard America, del que forma parte Alex Fields, el hombre de 20 años que arrolló intencionadamente a los antirracistas. El grupo “se opone al multiculturalismo y cree que América es una nación exclusivamente blanca”, según la Liga Antidifamación. Antes del ataque, Fields participó en una protesta con el escudo de la organización.
También desfilaron por la ciudad grupos neonazis. El Partido Nazi estadounidense calificó la victoria de Trump como el despertar de la gente blanca. Una de sus figuras emergentes es Andrew Anglin, nacido en 1984 y fundador de la web Daily Stormer, cuyo nombre proviene de una hoja propagandística nazi. Anglin dijo que, si Trump ganaba las elecciones, “judíos, negros y lesbianas” se marcharían de EE UU.
Joan Faus
Washington, El País
Decenas de personas blancas con antorchas de fuego y gritando: “No nos vais a reemplazar” y “Los judíos no nos van a reemplazar”. Gente con las capuchas blancas del Ku Klux Klan (KKK), con banderas con esvásticas o haciendo el saludo nazi. Algunos vestidos como soldados con cascos y rifles, y otros equipados con escudos y porras. El paisaje, el pasado fin de semana en Charlottesville (Virginia), sacó a relucir a la extrema derecha estadounidense ante los ojos atónitos del país y el mundo.
En EE UU hay 917 grupos de odio, según datos de 2016 del Southern Poverty Law Center (SPLC), la institución de referencia sobre extremismo. La cifra es superior a los 892 grupos del año anterior, pero se sitúa por debajo de los 939 de 2013 o 1.018 de 2011. Como grupo de odio, se entiende aquel con creencias o prácticas que atacan o difaman a una clase entera de personas. La generosa protección a la libertad de expresión en EE UU concede un amplio margen de actuación a extremistas.
Hay una amalgama de organizaciones en la extrema derecha. La más numerosa es el KKK (130 agrupaciones), que es el segundo grupo de odio con mayor presencia después de los separatistas negros (193). También hay nacionalistas blancos (100), neonazis (99), skinheads (78), neoconfederados (43) o antiinmigrantes (14).
Organizaciones como el SPLC advierten de que la derecha racista se siente reforzada por Donald Trump. El republicano reaccionó con tibieza a la violencia en Charlottesville, donde el sábado un neonazi arrolló con su vehículo a manifestantes antifascistas, matando a una mujer. “Estoy seguro de que los supremacistas blancos siguen seguros de que tienen un amigo en la Casa Blanca”, dijo Richard Cohen, el presidente de la organización.
En esa ciudad de Virginia se visualizó el pasado y el presente de la extrema derecha, que acudió a la ciudad para protestar contra la retirada de una estatua de la guerra civil que consideran un símbolo blanco. Uno de los congregados era David Duke, de 67 años y exlíder del KKK, que dijo que los manifestantes “iban a cumplir las promesas de Donald Trump” de “recuperar nuestro país”. Pese a ser el más antiguo y conocido grupo racista de EE UU, el KKK está mermado por problemas internos desde los años setenta
También estaba en Charlottesville Richard Spencer, de 39 años, que representa la nueva cara de los supremacistas blancos. El padre del concepto de alt-right, o derecha alternativa en auge en EE UU, es un “racista académico” que trata de revestir de argumentos intelectuales el separatismo blanco, según el SPLC. “Por supuesto que vamos a volver a Charlottesville”, dijo Spencer el lunes a EL PAÍS. “No podemos permitir que funcionarios corruptos supriman la libertad de expresión”.
La alt-right se basa en dos pilares: rechazo a la inmigración como amenaza al predominio demográfico blanco y al establishment político. Ambos sentimientos conectan con la campaña electoral de Trump, que lanzó guiños a ese colectivo con su retórica divisiva y contratando a Steve Bannon, que ahora es su estratega jefe en la Casa Blanca. Breitbart News, la publicación que dirigía Bannon, se ha descrito como la “plataforma” de la derecha alternativa.
Tanto Duke como Spencer alabaron las palabras de Trump el martes, cuando dijo que los disturbios “fueron culpa de ambos bandos” y que “había gente muy buena en ambos lados”. Esas declaraciones le han valido al republicanos reproches generalizados en EE UU.
En Virginia también hicieron acto de presencia otros grupos supremacistas, como Vanguard America, del que forma parte Alex Fields, el hombre de 20 años que arrolló intencionadamente a los antirracistas. El grupo “se opone al multiculturalismo y cree que América es una nación exclusivamente blanca”, según la Liga Antidifamación. Antes del ataque, Fields participó en una protesta con el escudo de la organización.
También desfilaron por la ciudad grupos neonazis. El Partido Nazi estadounidense calificó la victoria de Trump como el despertar de la gente blanca. Una de sus figuras emergentes es Andrew Anglin, nacido en 1984 y fundador de la web Daily Stormer, cuyo nombre proviene de una hoja propagandística nazi. Anglin dijo que, si Trump ganaba las elecciones, “judíos, negros y lesbianas” se marcharían de EE UU.