Naomi Watts: “Todos vivimos con fantasías y pensamientos oscuros”
La actriz interpreta en la serie 'Gypsy' a una psicoterapeuta que se salta sus límites profesionales
Álvaro P. Ruiz de Elvira
Londres, El País
- Tengo algunas preguntas para usted.
- Sí, mejor, si no esto sería una competición de miradas a ver quién aguanta más [ríe].
- Ah, ahí ganaría usted, soy malísimo.
Si charlar con Naomi Watts durante unos minutos en una habitación de un hotel londinense consistiera en no hablar y aguantar la mirada de unos ojos turquesa con los que ha hechizado a medio mundo con sus películas, sería difícil vencerla. Precisamente esa mirada es una de las armas que utiliza su personaje en la serie Gypsy (Netflix) para seducir a una mujer que es la expareja de un paciente suyo. Watts interpreta a una psicoterapeuta que se salta las normas y se inmiscuye en las vidas de los amigos y familiares de sus clientes para, entre otras cosas, vivir ella misma una vida diferente de la que lleva junto a su marido y su hija en un aburrido pueblo a las afueras de Nueva York.
Pregunta: Su personaje se mete demasiado en las vidas de sus pacientes hasta traspasar líneas prohibidas. ¿Alguna vez se ha sumergido demasiado en algún personaje?
Respuesta: Bueno, ese es mi trabajo, cavar y profundizar, sacar la versión más auténtica de ese personaje a la superficie. Mi tiempo de preparación puede ser una de las mejores partes de lo que hago, juntarlo todo y crear a alguien. Pero también soy muy buena dejándolo todo atrás cuando termino. Tengo que hacerlo ahora que soy madre y tengo necesidades más importantes. El mismo minuto en que entro en casa después de un día de trabajo cierro la puerta y aterrizo en mi mundo.
P. En los últimos años las series se han llenado de protagonistas masculinos oscuros y complejos. ¿Es su personaje algo así?
R. Espero que sí. Siento que hay una falta de historias sobre mujeres, tanto en la televisión como en el cine. Aunque es algo que se está abriendo, estamos siendo testigos de un cambio, ciertamente en la televisión. Lo que me atrajo de este personaje es el hecho de que hace puente entre dos mundos. No es solo esta madre y esposa perfecta, que es como vemos retratadas muchas veces a las mujeres, de una forma femenina y adorable. Y no es solo como se retrata otras vez, una mujer loca y desagradable. Me gusta la idea de que ella está en ambos mundos. Hay gente ahí fuera que es tanto buena como mala, hay una zona gris.
P. Parece que Hollywood comienza a entender su propio sexismo y a trabajar en ello.
R. Sí, y es alentador. Hay buenas razones para contar historias de mujeres, somos el 50% de la población. Pero estamos en un buen momento, hay un cambio en el mercado, no solo en nuestra industria, en otras también.
P. Un ejemplo es Lisa Rubin, guionista y productora de la serie. Y es su primer trabajo en Hollywood...
R. Lisa es fantástica. La primera vez que la vi, me habían dicho que me iba a sorprender lo joven que es, y entré al restaurante buscándola sin saber cómo era, y me pareció que era cinco o diez años más joven de lo que es. Tiene una confianza increíble y estaba tan segura de hacia dónde quería llevar la historia y quién era esta mujer que me sentí completamente atraída incluso sin haber leído todos los episodios. Solo en el primero estaba todo lo que necesitaba para entender todo.
P. Y Sam Taylor-Johnson [directora de Cincuenta sombras de Grey] produce toda la serie y dirige los dos primeros episodios
R. Ella es uno de los motivos por los que estoy aquí ahora. La conocía, no muy bien, pero sí socialmente. Me comentó que tenía esto y que le gustaría que lo leyera. Yo no estaba buscando de forma activa un trabajo en una serie, aunque tenía curiosidad, porque me había dado cuenta de los cambios significativos que están teniendo lugar en el mundo televisivo. Que Sam estuviese vinculada al proyecto y me lo pasara ella directamente me acercó más a la serie que si me lo hubiese pasado mi agente.
P. Veinte años después de su última serie, Sonámbulos, ha vuelto a la televisión por partida doble. Gypsy y el retorno de Twin Peaks.
R. Sonámbulos fue una experiencia totalmente diferente. En Gypsy estoy virtualmente en cada escena. Ese fue el gran y repentino shock en mi sistema, el constante trabajo durante cinco meses, mínimo 14 horas al día y líneas y líneas de diálogo. Fue bastante intenso. Twin Peaks fue algo totalmente diferente, no se puede comparar a nada, sea en televisión o cine, es una experiencia surrealista como ninguna.
P. Que le permitió volver a trabajar con David Lynch 16 años después de Mulholland Drive. ¿Cómo fue ese reencuentro?
R. Tan fantástico como te puedas imaginar, no hay nadie como él. Tan solo te entregas a él. Literalmente tenía páginas con mi personaje para rodar, pero no sabes qué ha pasado antes o qué va a pasar después, no sabes el orden las cosas, puedes intuirlo por el número de la página pero no sabes nada más. Todavía no he podido ver nada porque he estado viajando. Quiero verlo estando concentrada. ¿Por qué episodio va ya? ¿Son 18, no? ¿Dices que van por el octavo?
P. Y ese capítulo 8 es tan raro...
R. ¡Todo es extraño!
P. Parece que la televisión es un buen lugar en la actualidad para historias sobre mujeres contadas por mujeres...
R. Sí. La industria cinematográfica no está ahora en el mejor momento, porque apenas se hacen otras cosas aparte de películas evento o de superhéroes y comedias a lo grande, ese tipo de cosas. Nadie se está gastando dinero fuera de ahí, así que si los guionistas se quedan sin trabajo, se van a mover a la televisión. Y nosotros vamos a donde vaya la escritura. La televisión permite poder interpretar a estas mujeres complejas y muy humanas y desarrollar la historia a lo largo del tiempo. Es una gran oportunidad para nosotras.
P. Y en Gypsy, ¿qué han querido contar?
R. Es como un cuento aleccionador. Lo que mi personaje hace es sobrepasar los límites, lo que le mete en todo tipo de complicaciones. Todos vivimos con fantasías y pensamientos oscuros, pero, ¿actuamos sobre ello? Si lo haces, te vas a meter en apuros, como Jean, pero si ves como hace este viaje desde la comodidad de tu casa, no tienes que hacerlo, ya lo hago yo por vosotros...
Álvaro P. Ruiz de Elvira
Londres, El País
- Tengo algunas preguntas para usted.
- Sí, mejor, si no esto sería una competición de miradas a ver quién aguanta más [ríe].
- Ah, ahí ganaría usted, soy malísimo.
Si charlar con Naomi Watts durante unos minutos en una habitación de un hotel londinense consistiera en no hablar y aguantar la mirada de unos ojos turquesa con los que ha hechizado a medio mundo con sus películas, sería difícil vencerla. Precisamente esa mirada es una de las armas que utiliza su personaje en la serie Gypsy (Netflix) para seducir a una mujer que es la expareja de un paciente suyo. Watts interpreta a una psicoterapeuta que se salta las normas y se inmiscuye en las vidas de los amigos y familiares de sus clientes para, entre otras cosas, vivir ella misma una vida diferente de la que lleva junto a su marido y su hija en un aburrido pueblo a las afueras de Nueva York.
Pregunta: Su personaje se mete demasiado en las vidas de sus pacientes hasta traspasar líneas prohibidas. ¿Alguna vez se ha sumergido demasiado en algún personaje?
Respuesta: Bueno, ese es mi trabajo, cavar y profundizar, sacar la versión más auténtica de ese personaje a la superficie. Mi tiempo de preparación puede ser una de las mejores partes de lo que hago, juntarlo todo y crear a alguien. Pero también soy muy buena dejándolo todo atrás cuando termino. Tengo que hacerlo ahora que soy madre y tengo necesidades más importantes. El mismo minuto en que entro en casa después de un día de trabajo cierro la puerta y aterrizo en mi mundo.
P. En los últimos años las series se han llenado de protagonistas masculinos oscuros y complejos. ¿Es su personaje algo así?
R. Espero que sí. Siento que hay una falta de historias sobre mujeres, tanto en la televisión como en el cine. Aunque es algo que se está abriendo, estamos siendo testigos de un cambio, ciertamente en la televisión. Lo que me atrajo de este personaje es el hecho de que hace puente entre dos mundos. No es solo esta madre y esposa perfecta, que es como vemos retratadas muchas veces a las mujeres, de una forma femenina y adorable. Y no es solo como se retrata otras vez, una mujer loca y desagradable. Me gusta la idea de que ella está en ambos mundos. Hay gente ahí fuera que es tanto buena como mala, hay una zona gris.
P. Parece que Hollywood comienza a entender su propio sexismo y a trabajar en ello.
R. Sí, y es alentador. Hay buenas razones para contar historias de mujeres, somos el 50% de la población. Pero estamos en un buen momento, hay un cambio en el mercado, no solo en nuestra industria, en otras también.
P. Un ejemplo es Lisa Rubin, guionista y productora de la serie. Y es su primer trabajo en Hollywood...
R. Lisa es fantástica. La primera vez que la vi, me habían dicho que me iba a sorprender lo joven que es, y entré al restaurante buscándola sin saber cómo era, y me pareció que era cinco o diez años más joven de lo que es. Tiene una confianza increíble y estaba tan segura de hacia dónde quería llevar la historia y quién era esta mujer que me sentí completamente atraída incluso sin haber leído todos los episodios. Solo en el primero estaba todo lo que necesitaba para entender todo.
P. Y Sam Taylor-Johnson [directora de Cincuenta sombras de Grey] produce toda la serie y dirige los dos primeros episodios
R. Ella es uno de los motivos por los que estoy aquí ahora. La conocía, no muy bien, pero sí socialmente. Me comentó que tenía esto y que le gustaría que lo leyera. Yo no estaba buscando de forma activa un trabajo en una serie, aunque tenía curiosidad, porque me había dado cuenta de los cambios significativos que están teniendo lugar en el mundo televisivo. Que Sam estuviese vinculada al proyecto y me lo pasara ella directamente me acercó más a la serie que si me lo hubiese pasado mi agente.
P. Veinte años después de su última serie, Sonámbulos, ha vuelto a la televisión por partida doble. Gypsy y el retorno de Twin Peaks.
R. Sonámbulos fue una experiencia totalmente diferente. En Gypsy estoy virtualmente en cada escena. Ese fue el gran y repentino shock en mi sistema, el constante trabajo durante cinco meses, mínimo 14 horas al día y líneas y líneas de diálogo. Fue bastante intenso. Twin Peaks fue algo totalmente diferente, no se puede comparar a nada, sea en televisión o cine, es una experiencia surrealista como ninguna.
P. Que le permitió volver a trabajar con David Lynch 16 años después de Mulholland Drive. ¿Cómo fue ese reencuentro?
R. Tan fantástico como te puedas imaginar, no hay nadie como él. Tan solo te entregas a él. Literalmente tenía páginas con mi personaje para rodar, pero no sabes qué ha pasado antes o qué va a pasar después, no sabes el orden las cosas, puedes intuirlo por el número de la página pero no sabes nada más. Todavía no he podido ver nada porque he estado viajando. Quiero verlo estando concentrada. ¿Por qué episodio va ya? ¿Son 18, no? ¿Dices que van por el octavo?
P. Y ese capítulo 8 es tan raro...
R. ¡Todo es extraño!
P. Parece que la televisión es un buen lugar en la actualidad para historias sobre mujeres contadas por mujeres...
R. Sí. La industria cinematográfica no está ahora en el mejor momento, porque apenas se hacen otras cosas aparte de películas evento o de superhéroes y comedias a lo grande, ese tipo de cosas. Nadie se está gastando dinero fuera de ahí, así que si los guionistas se quedan sin trabajo, se van a mover a la televisión. Y nosotros vamos a donde vaya la escritura. La televisión permite poder interpretar a estas mujeres complejas y muy humanas y desarrollar la historia a lo largo del tiempo. Es una gran oportunidad para nosotras.
P. Y en Gypsy, ¿qué han querido contar?
R. Es como un cuento aleccionador. Lo que mi personaje hace es sobrepasar los límites, lo que le mete en todo tipo de complicaciones. Todos vivimos con fantasías y pensamientos oscuros, pero, ¿actuamos sobre ello? Si lo haces, te vas a meter en apuros, como Jean, pero si ves como hace este viaje desde la comodidad de tu casa, no tienes que hacerlo, ya lo hago yo por vosotros...