La queja del zar anticorrupción chino anticipa una nueva purga política
Wang Qishan advierte de la falta de disciplina entre los miembros de la organización tras el sorprendente relevo de Sun Zhengcai, posible sucesor del presidente Xi Jinping
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
El Partido Comunista chino tiene "unos conceptos tenues, una organización laxa, una disciplina blanda, una gobernanza débil y una cultura política malsana". Este es el balance que hace Wang Qishan, el hombre a cargo del organismo que investiga los casos de corrupción en la formación, tras casi cinco años de inspecciones y centenares de cuadros investigados. Sus palabras se conocen días después de que una de las grandes figuras emergentes del partido, Sun Zhengcai, haya sido apartado sin explicación alguna y ponen de relieve que la purga política emprendida por el presidente Xi Jinping está lejos de terminar.
"Todo lo descubierto durante las inspecciones refleja el debilitamiento de la dirección del partido, deficiencias graves y esfuerzos insuficientes para hacer cumplir estrictamente la disciplina", dijo Wang en un extenso artículo en el Diario del Pueblo —el periódico oficial del Partido Comunista— publicado este lunes. Además de las alegaciones de corrupción, el alto cargo puso también en la diana a aquellos que practican el "nihilismo político", algo que se interpreta como un llamamiento a la pureza ideológica hacia los principios que dicta el presidente Xi.
La campaña anticorrupción se ha convertido desde sus inicios en un instrumento valioso para apartar a rivales y una forma más de acumular poder político para Xi. Wang forma parte del principal núcleo de mando del Partido Comunista, formado por siete personas, y es uno de los hombres más cercanos al presidente.
El artículo se publica a pocos meses de un cónclave decisivo que tendrá lugar antes de final de año y que renovará la práctica totalidad de la cúpula dirigente del Partido Comunista chino, organización que cuenta con casi 90 millones de miembros. Durante los últimos tiempos, el relevo de cargos provinciales se ha acelerado. Sun Zhengcai, número uno de la próspera ciudad de Chongqing —situada en el suroeste del país— estaba entre los más bien situados en las quinielas para entrar en este exclusivo grupo por su edad (con 53 años es de los altos cargos más jóvenes), los logros de una carrera fulgurante y por el hecho de que su afiliación política respetaba el sistema no escrito de elección de líderes del Partido Comunista.
Desde el pasado fin de semana, sin embargo, muchos han tachado ya su nombre. Sun, que forma parte de la Liga de Jóvenes Comunistas —una facción opuesta a la Xi— ha sido relevado por sorpresa por Chen Min'er, un aliado del presidente chino. Las autoridades no han anunciado aún la causa oficial de su destitución, pero según han informado fuentes de la formación a la agencia Reuters, Sun estaría siendo investigado por "violaciones de disciplina", el eufemismo que se acostumbra a utilizar para describir los casos de corrupción.
De confirmarse las pesquisas sobre él, se trataría del primer caso en cinco años que se investiga a uno de los 25 miembros del Politburó, el siguiente nivel de poder tras los siete hasta ahora intocables del Comité Permanente. Precisamente el último en caer en desgracia de este grupo fue Bo Xilai, condenado a cadena perpetua por corrupción y abuso de poder y cuya carrera política estuvo muy vinculada también a la ciudad de Chongqing. En febrero, de hecho, el organismo anticorrupción liderado por Wang aseguró en un comunicado que la nueva administración de la ciudad "se había quedado corta en la tarea de eliminar la influencia venenosa" del predecesor.
Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
El Partido Comunista chino tiene "unos conceptos tenues, una organización laxa, una disciplina blanda, una gobernanza débil y una cultura política malsana". Este es el balance que hace Wang Qishan, el hombre a cargo del organismo que investiga los casos de corrupción en la formación, tras casi cinco años de inspecciones y centenares de cuadros investigados. Sus palabras se conocen días después de que una de las grandes figuras emergentes del partido, Sun Zhengcai, haya sido apartado sin explicación alguna y ponen de relieve que la purga política emprendida por el presidente Xi Jinping está lejos de terminar.
"Todo lo descubierto durante las inspecciones refleja el debilitamiento de la dirección del partido, deficiencias graves y esfuerzos insuficientes para hacer cumplir estrictamente la disciplina", dijo Wang en un extenso artículo en el Diario del Pueblo —el periódico oficial del Partido Comunista— publicado este lunes. Además de las alegaciones de corrupción, el alto cargo puso también en la diana a aquellos que practican el "nihilismo político", algo que se interpreta como un llamamiento a la pureza ideológica hacia los principios que dicta el presidente Xi.
La campaña anticorrupción se ha convertido desde sus inicios en un instrumento valioso para apartar a rivales y una forma más de acumular poder político para Xi. Wang forma parte del principal núcleo de mando del Partido Comunista, formado por siete personas, y es uno de los hombres más cercanos al presidente.
El artículo se publica a pocos meses de un cónclave decisivo que tendrá lugar antes de final de año y que renovará la práctica totalidad de la cúpula dirigente del Partido Comunista chino, organización que cuenta con casi 90 millones de miembros. Durante los últimos tiempos, el relevo de cargos provinciales se ha acelerado. Sun Zhengcai, número uno de la próspera ciudad de Chongqing —situada en el suroeste del país— estaba entre los más bien situados en las quinielas para entrar en este exclusivo grupo por su edad (con 53 años es de los altos cargos más jóvenes), los logros de una carrera fulgurante y por el hecho de que su afiliación política respetaba el sistema no escrito de elección de líderes del Partido Comunista.
Desde el pasado fin de semana, sin embargo, muchos han tachado ya su nombre. Sun, que forma parte de la Liga de Jóvenes Comunistas —una facción opuesta a la Xi— ha sido relevado por sorpresa por Chen Min'er, un aliado del presidente chino. Las autoridades no han anunciado aún la causa oficial de su destitución, pero según han informado fuentes de la formación a la agencia Reuters, Sun estaría siendo investigado por "violaciones de disciplina", el eufemismo que se acostumbra a utilizar para describir los casos de corrupción.
De confirmarse las pesquisas sobre él, se trataría del primer caso en cinco años que se investiga a uno de los 25 miembros del Politburó, el siguiente nivel de poder tras los siete hasta ahora intocables del Comité Permanente. Precisamente el último en caer en desgracia de este grupo fue Bo Xilai, condenado a cadena perpetua por corrupción y abuso de poder y cuya carrera política estuvo muy vinculada también a la ciudad de Chongqing. En febrero, de hecho, el organismo anticorrupción liderado por Wang aseguró en un comunicado que la nueva administración de la ciudad "se había quedado corta en la tarea de eliminar la influencia venenosa" del predecesor.