La mejor tabla periódica ilustrada para estudiar los elementos y enterarse
Un padre ha dibujado esta tabla con los 118 elementos y sus aplicaciones en la vida diaria
Eva van den Berg
El País
Cuando el ruso Dmitri Mendeléyev publicó en 1869 su célebre tabla periódica, ordenó los elementos químicos conocidos entonces —63 de los 94 que existen en la naturaleza— de acuerdo a las características de sus átomos.
Su trabajo abrió la puerta a adentrarnos en el mundo de esas materias constituyentes de absolutamente todo cuanto nos rodea. Prácticamente sin excepción, todos hemos pasado horas en la escuela y en casa memorizando algunos de sus extraños nombres —algunos casi impronunciables— aunque pocos de nosotros sabemos realmente cuál es la función de cada uno de ellos.
Por eso es de agradecer esta tabla periódica interactiva e ilustrada que el físico estadounidense Keith Enevoldsen ha creado y publicado en su web. Con solo un click, podemos saber qué aplicaciones tienen en la vida cotidiana el molibdeno, el kriptón, el talio, o el bismuto.
Y muchos otros: si clicamos, por ejemplo, encima de la casilla del platino, además de sus características principales, nos enteraremos de que es un metal denso no corrosivo, útil para ser usado en equipos de laboratorio, en la construcción de bujías, como catalizador o en el refinado del petróleo (el craqueo, que es el proceso químico para obtener los productos del petróleo idóneos para mezclar con los combustibles).
Si lo que nos interesa es saber más sobre el circonio, averiguaremos que es un metal resistente a los neutrones, y que se usa para construir tuberías químicas y reactores nucleares, ladrillos para hornos y para hacer las circonitas, esas gemas tan usadas en joyería. ¿Le llama la atención el cobalto? Pues ese, además de ser durísimo y servir como materia prima para fabricar herramientas de corte, turbinas, imanes y cerámica, forma parte de la vitamina B-12, esencial para el funcionamiento del cerebro, conocida por ello también con el nombre de cobalamina.
Pero hay muchos otros que son esenciales en el menú de cada día y que te ayudan a saber exactamente qué comes. Entre ellos, el potasio: presente por ejemplo en los plátanos, importante para que las neuronas desarrollen sus funciones; el fósforo: que encontramos en alimentos ricos en proteínas como el pollo, el pescado o las nueces y que juega un importante papel en la constitución de las moléculas del ADN y ARN; el azufre: lo hay en carnes, pescados, ajos, cebollas…, componente esencial de las células; el hierro: importante en el transporte de oxígeno y el proceso de respiración celular, contenido en legumbres, y huevos; el calcio: por su función estructural, sobre todo en lácteos; o el sodio: generalmente en forma de sal, esencial para mantener el equilibrio de líquidos en el organismo.
"Hice la tabla para mi y para mis hijos, y la subí a Internet para que otros la disfrutaran", explica Enevoldsen en BBC Mundo. Una de sus inspiraciones fue un libro de 1958 de Isaac Asimov, llamado Building blocks of the universe, que se centra en presentar brevemente los 105 elementos que incluía entonces la tabla. Cierto: hemos dicho más arriba que solo existen 94 elementos en la naturaleza. El resto de ellos, los que tienen los números atómicos que van desde el 95 al 118, han sido creados por el ser humano en el laboratorio, y se conocen como elementos sintéticos.
Muchos de estos aún no tienen ninguna aplicación conocida. De hecho, así, experimentando experimentando, también se crearon los comprendidos entre el número atómico 91 y el 94, pero a posteriori se descubrió que, aunque en cantidades mínimas, sí existían en la naturaleza.
¿Quieren saber cuáles han sido las últimas incorporaciones en el selecto club de los elementos? Pues se trata de cuatro metales superpesados llamados Nihonio (Nh), Moscovio (Mc), Téneso (Ts) y Oganesón (Og). Todos ellos tienen una vida muy breve, de apenas segundos, y una alta radiactividad, lo que dificulta mucho su estudio. Una existencia efímera que los científicos intentan alargar para desentrañar sus secretos.
Eva van den Berg
El País
Cuando el ruso Dmitri Mendeléyev publicó en 1869 su célebre tabla periódica, ordenó los elementos químicos conocidos entonces —63 de los 94 que existen en la naturaleza— de acuerdo a las características de sus átomos.
Su trabajo abrió la puerta a adentrarnos en el mundo de esas materias constituyentes de absolutamente todo cuanto nos rodea. Prácticamente sin excepción, todos hemos pasado horas en la escuela y en casa memorizando algunos de sus extraños nombres —algunos casi impronunciables— aunque pocos de nosotros sabemos realmente cuál es la función de cada uno de ellos.
Por eso es de agradecer esta tabla periódica interactiva e ilustrada que el físico estadounidense Keith Enevoldsen ha creado y publicado en su web. Con solo un click, podemos saber qué aplicaciones tienen en la vida cotidiana el molibdeno, el kriptón, el talio, o el bismuto.
Y muchos otros: si clicamos, por ejemplo, encima de la casilla del platino, además de sus características principales, nos enteraremos de que es un metal denso no corrosivo, útil para ser usado en equipos de laboratorio, en la construcción de bujías, como catalizador o en el refinado del petróleo (el craqueo, que es el proceso químico para obtener los productos del petróleo idóneos para mezclar con los combustibles).
Si lo que nos interesa es saber más sobre el circonio, averiguaremos que es un metal resistente a los neutrones, y que se usa para construir tuberías químicas y reactores nucleares, ladrillos para hornos y para hacer las circonitas, esas gemas tan usadas en joyería. ¿Le llama la atención el cobalto? Pues ese, además de ser durísimo y servir como materia prima para fabricar herramientas de corte, turbinas, imanes y cerámica, forma parte de la vitamina B-12, esencial para el funcionamiento del cerebro, conocida por ello también con el nombre de cobalamina.
Pero hay muchos otros que son esenciales en el menú de cada día y que te ayudan a saber exactamente qué comes. Entre ellos, el potasio: presente por ejemplo en los plátanos, importante para que las neuronas desarrollen sus funciones; el fósforo: que encontramos en alimentos ricos en proteínas como el pollo, el pescado o las nueces y que juega un importante papel en la constitución de las moléculas del ADN y ARN; el azufre: lo hay en carnes, pescados, ajos, cebollas…, componente esencial de las células; el hierro: importante en el transporte de oxígeno y el proceso de respiración celular, contenido en legumbres, y huevos; el calcio: por su función estructural, sobre todo en lácteos; o el sodio: generalmente en forma de sal, esencial para mantener el equilibrio de líquidos en el organismo.
"Hice la tabla para mi y para mis hijos, y la subí a Internet para que otros la disfrutaran", explica Enevoldsen en BBC Mundo. Una de sus inspiraciones fue un libro de 1958 de Isaac Asimov, llamado Building blocks of the universe, que se centra en presentar brevemente los 105 elementos que incluía entonces la tabla. Cierto: hemos dicho más arriba que solo existen 94 elementos en la naturaleza. El resto de ellos, los que tienen los números atómicos que van desde el 95 al 118, han sido creados por el ser humano en el laboratorio, y se conocen como elementos sintéticos.
Muchos de estos aún no tienen ninguna aplicación conocida. De hecho, así, experimentando experimentando, también se crearon los comprendidos entre el número atómico 91 y el 94, pero a posteriori se descubrió que, aunque en cantidades mínimas, sí existían en la naturaleza.
¿Quieren saber cuáles han sido las últimas incorporaciones en el selecto club de los elementos? Pues se trata de cuatro metales superpesados llamados Nihonio (Nh), Moscovio (Mc), Téneso (Ts) y Oganesón (Og). Todos ellos tienen una vida muy breve, de apenas segundos, y una alta radiactividad, lo que dificulta mucho su estudio. Una existencia efímera que los científicos intentan alargar para desentrañar sus secretos.