La historia de sex.com, el dominio más disputado de internet
Kari Paul
Infobae
A primera vista, Sex.com parece una especie de Pinterest porno un poco soso, pero detrás de esta página hay una historia de resentimiento entre el hombre que inventó las citas online y el estafador que le robó la joya de la corona de los dominios de internet.
La historia del dominio ha quedado bien documentada en dos libros y en docenas de artículos escritos sobre el tema. Sex.com fue registrado por primera vez en 1994 por Gary Kremen, el empresario que fundó Match.com, y que fue lo suficientemente espabilado como para comprar varios dominios genéricos incluyendo jobs.com y housing.com en los inicios de internet.
Kremen ocupó el dominio Sex.com mientras montaba su negocio de citas online, hasta que un día, alguien le notificó que el email vinculado a la web había cambiado. Pensó que era un fallo técnico -lo cual era bastante improbable con el tipo de software que se usaba en aquella época—pero se dio cuenta de que la propiedad de la información del dominio había cambiado. Cuando llamó al número de teléfono asociado, contestó Stephen Cohen, un brillante estafador que pronto se convertiría en su peor enemigo.
"Kremen le preguntó '¿Qué vas a hacer con el nombre de mi dominio?' A lo que Cohen respondió: 'No, ahora es MI dominio' y básicamente mandó a Kremen a la mierda". Afirma Kieren McCarthy, periodista cuya saga narra la batalla legal por la propiedad del dominio.
Hasta el día de hoy sigue sin estar claro cómo obtuvo Cohen, defraudador reincidente y nini declarado, la propiedad del dominio. Cohen había estado planeando golpes de este tipo toda su vida. McCarthy cree que Cohen encontró una laguna técnica para interponer una solicitud de modificación. Los abogados de Kremen alegaron que posiblemente hubiera encontrado un poco de ayuda extra por parte de alguien de la compañía proveedora del dominio.
"Se cree que estaba relacionado con alguien de Network Solutions y que lo engañó para que cambiara la dirección de email por la suya propia usando esto para conseguir cambiar el resto de la información", afirma McCarthy.
Respaldado por sus abogados, Kremen comenzó su batalla legal para recuperar Sex.com. Mientras tanto, Cohen gestionaba el dominio vendiendo publicidad. Lo que le llevó a ganar medio millón de dólares al día. Esto era en los tiempos previos a Google cuando la gente escribía el nombre de los dominios para navegar en la red. Como era de esperar, Sex.com era una palabra aleatoria bastante popular y recibía millones de visitas al día.
Era el mejor dominio de internet ya que había millones de personas que lo visitaban simplemente para ver qué había allí. McCarthy afirmó: "Generaba millones solo por existir. Era el Santo Grial de internet en la época y la gente estaba un poco molesta por ello".
Comenzó así una batalla legal de cinco años entre dos hombres igualmente obstinados en su lucha por conseguir la propiedad del dominio.
Según McCarthy, los dos hombres eran personas muy inteligentes, tenaces y a las que no les gustaba perder en ningún ámbito de la vida. "Cohen robó el dominio y se aferraba a él con uñas y dientes y Kremen, totalmente consumido por la injusticia, estaba totalmente determinado a ganar la batalla".
Finalmente, Kremen ganó el caso y sentó con ello un importante precedente legal: los nombres de dominios constituyen propiedad intangible y no pueden ser robados. Cohen apeló la sentencia hasta que llegó al Tribunal Supremo de los Estados Unidos que rechazó revisar el fallo. Además, fue condenado a indemnizar a Kremen con 64 millones de dólares en concepto de pérdidas económicas en el 2001, lo que dio lugar a la siguiente entrega de la saga entorno a Sex.com
Tras perder el caso, Cohen cruzó la frontera por Tijuana para evitar pagar. La respuesta de Kremen no se hizo esperar, mandó colocar carteles de "se busca" con la foto e información de Cohen por toda la ciudad mexicana. McCarthy narra que según Cohen esto acabó con un tiroteo entre los cazafortunas que se presentaron en la puerta de su casa y la policía mexicana.
Finalmente, Cohen fue extraditado de México a Estados Unidos donde permaneció 6 meses en prisión hasta que el juez desistió en su intento de hacerle pagar. Hasta el día de hoy, Cohen se ha negado a pagar ni un solo centavo de los 64 millones de dólares que según McCarthy le debe a Kremen. Lo único que éste ha podido obtener, ha sido una de las propiedades inmobiliarias de Cohen, que el estafador hizo quemar antes de que Kremen pudiera recibirla. Y la ruin lucha continúa.
"Kremen paga a un equipo de abogados solo para que siga cada paso de Cohen", afirma McCarthy. "Así que han estado jugando al gato y al ratón durante 10 años. Persigue a Cohen por todo el mundo para sacarle el dinero que le debe y Cohen huye con tal de no pagarle nada".
Y, ¿a qué se dedica Sex.com en la actualidad? Kremen lo subastó por aproximadamente 13 millones de dólares en 2006. Desde entonces, ha cambiado de manos un par de veces y ahora es un importante website que funciona como una especie de Pinterest que permite a sus usuarios subir y compartir contenido para adultos. Todavía se beneficia del tráfico que se genera solo con visitar el dominio, sin embargo no es nada comparable al éxito que tuvo en la época pre-Google.
Martin Kelly, project manager de Sex.com, nos contó que la página la lleva en la actualidad un grupo de 20 personas con sede en Montreal. La página recibe cerca de 1,8 millones de visitas al día entre ordenadores y dispositivos móviles y planean rediseñarla en un futuro próximo.
"Infinidad de grandes nombres de internet se han enfrentado al problema de llevar el contenido adecuado a los usuarios adecuados", afirmó Kelly. "Lo que queremos hacer es analizar la información de nuestros contenidos más visitados y diseñar áreas específicas que ofrezcan a nuestros usuarios lo que realmente buscan. Queremos que los usuarios puedan seguir a sus estrellas favoritas y compartir un contenido que haya sido cuidadosamente diseñado y presentado".
Aunque sus días como la perla de los dominios de internet han quedado atrás, el valor de Sex.com sigue siendo innegable.
Infobae
A primera vista, Sex.com parece una especie de Pinterest porno un poco soso, pero detrás de esta página hay una historia de resentimiento entre el hombre que inventó las citas online y el estafador que le robó la joya de la corona de los dominios de internet.
La historia del dominio ha quedado bien documentada en dos libros y en docenas de artículos escritos sobre el tema. Sex.com fue registrado por primera vez en 1994 por Gary Kremen, el empresario que fundó Match.com, y que fue lo suficientemente espabilado como para comprar varios dominios genéricos incluyendo jobs.com y housing.com en los inicios de internet.
Kremen ocupó el dominio Sex.com mientras montaba su negocio de citas online, hasta que un día, alguien le notificó que el email vinculado a la web había cambiado. Pensó que era un fallo técnico -lo cual era bastante improbable con el tipo de software que se usaba en aquella época—pero se dio cuenta de que la propiedad de la información del dominio había cambiado. Cuando llamó al número de teléfono asociado, contestó Stephen Cohen, un brillante estafador que pronto se convertiría en su peor enemigo.
"Kremen le preguntó '¿Qué vas a hacer con el nombre de mi dominio?' A lo que Cohen respondió: 'No, ahora es MI dominio' y básicamente mandó a Kremen a la mierda". Afirma Kieren McCarthy, periodista cuya saga narra la batalla legal por la propiedad del dominio.
Hasta el día de hoy sigue sin estar claro cómo obtuvo Cohen, defraudador reincidente y nini declarado, la propiedad del dominio. Cohen había estado planeando golpes de este tipo toda su vida. McCarthy cree que Cohen encontró una laguna técnica para interponer una solicitud de modificación. Los abogados de Kremen alegaron que posiblemente hubiera encontrado un poco de ayuda extra por parte de alguien de la compañía proveedora del dominio.
"Se cree que estaba relacionado con alguien de Network Solutions y que lo engañó para que cambiara la dirección de email por la suya propia usando esto para conseguir cambiar el resto de la información", afirma McCarthy.
Respaldado por sus abogados, Kremen comenzó su batalla legal para recuperar Sex.com. Mientras tanto, Cohen gestionaba el dominio vendiendo publicidad. Lo que le llevó a ganar medio millón de dólares al día. Esto era en los tiempos previos a Google cuando la gente escribía el nombre de los dominios para navegar en la red. Como era de esperar, Sex.com era una palabra aleatoria bastante popular y recibía millones de visitas al día.
Era el mejor dominio de internet ya que había millones de personas que lo visitaban simplemente para ver qué había allí. McCarthy afirmó: "Generaba millones solo por existir. Era el Santo Grial de internet en la época y la gente estaba un poco molesta por ello".
Comenzó así una batalla legal de cinco años entre dos hombres igualmente obstinados en su lucha por conseguir la propiedad del dominio.
Según McCarthy, los dos hombres eran personas muy inteligentes, tenaces y a las que no les gustaba perder en ningún ámbito de la vida. "Cohen robó el dominio y se aferraba a él con uñas y dientes y Kremen, totalmente consumido por la injusticia, estaba totalmente determinado a ganar la batalla".
Finalmente, Kremen ganó el caso y sentó con ello un importante precedente legal: los nombres de dominios constituyen propiedad intangible y no pueden ser robados. Cohen apeló la sentencia hasta que llegó al Tribunal Supremo de los Estados Unidos que rechazó revisar el fallo. Además, fue condenado a indemnizar a Kremen con 64 millones de dólares en concepto de pérdidas económicas en el 2001, lo que dio lugar a la siguiente entrega de la saga entorno a Sex.com
Tras perder el caso, Cohen cruzó la frontera por Tijuana para evitar pagar. La respuesta de Kremen no se hizo esperar, mandó colocar carteles de "se busca" con la foto e información de Cohen por toda la ciudad mexicana. McCarthy narra que según Cohen esto acabó con un tiroteo entre los cazafortunas que se presentaron en la puerta de su casa y la policía mexicana.
Finalmente, Cohen fue extraditado de México a Estados Unidos donde permaneció 6 meses en prisión hasta que el juez desistió en su intento de hacerle pagar. Hasta el día de hoy, Cohen se ha negado a pagar ni un solo centavo de los 64 millones de dólares que según McCarthy le debe a Kremen. Lo único que éste ha podido obtener, ha sido una de las propiedades inmobiliarias de Cohen, que el estafador hizo quemar antes de que Kremen pudiera recibirla. Y la ruin lucha continúa.
"Kremen paga a un equipo de abogados solo para que siga cada paso de Cohen", afirma McCarthy. "Así que han estado jugando al gato y al ratón durante 10 años. Persigue a Cohen por todo el mundo para sacarle el dinero que le debe y Cohen huye con tal de no pagarle nada".
Y, ¿a qué se dedica Sex.com en la actualidad? Kremen lo subastó por aproximadamente 13 millones de dólares en 2006. Desde entonces, ha cambiado de manos un par de veces y ahora es un importante website que funciona como una especie de Pinterest que permite a sus usuarios subir y compartir contenido para adultos. Todavía se beneficia del tráfico que se genera solo con visitar el dominio, sin embargo no es nada comparable al éxito que tuvo en la época pre-Google.
Martin Kelly, project manager de Sex.com, nos contó que la página la lleva en la actualidad un grupo de 20 personas con sede en Montreal. La página recibe cerca de 1,8 millones de visitas al día entre ordenadores y dispositivos móviles y planean rediseñarla en un futuro próximo.
"Infinidad de grandes nombres de internet se han enfrentado al problema de llevar el contenido adecuado a los usuarios adecuados", afirmó Kelly. "Lo que queremos hacer es analizar la información de nuestros contenidos más visitados y diseñar áreas específicas que ofrezcan a nuestros usuarios lo que realmente buscan. Queremos que los usuarios puedan seguir a sus estrellas favoritas y compartir un contenido que haya sido cuidadosamente diseñado y presentado".
Aunque sus días como la perla de los dominios de internet han quedado atrás, el valor de Sex.com sigue siendo innegable.