La Cámara de Representantes desafía a Trump al aprobar nuevas sanciones a Rusia
La ley, que debe validar el Senado, limita la capacidad del presidente de retirar penalizaciones y amenaza a empresas europeas
Joan Faus
Washington, El País
La Cámara de Representantes aprobó este martes casi por unanimidad imponer nuevas sanciones a Rusia y limitó la capacidad del presidente estadounidense de retirarlas. La aprobación —con 419 votos a favor y solo tres en contra— supone un claro desafío a Donald Trump y un reflejo de la desconfianza generalizada que despierta su acercamiento a Moscú. Para convertirse en ley, la propuesta deberá ser validada por el Senado y firmada por Trump. El mandatario rechazó inicialmente la iniciativa, pero su entorno ha dado a entender que no la vetará consciente de que probablemente los legisladores podrían anular su veto.
Los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca. Pero la relación con Rusia ha abierto una brecha entre el poder legislativo y el ejecutivo. Por primera vez, los congresistas han impuesto su criterio al presidente y no al revés. La ley no solo podría tener consecuencias duraderas en la relación entre Trump y su partido, sino también con Rusia y Europa.
El objetivo es castigar la injerencia de Rusia durante la pasada campaña electoral y su papel en las crisis ucrania y siria. La norma también incluye nuevas penalizaciones contra la Guardia Revolucionaria de Irán por su apoyo a actividades terroristas, y contra Corea del Norte por sus pruebas con misiles.
El amplísimo apoyo a la legislación manda un mensaje de contundencia a la Casa Blanca. Los presidentes suelen resistirse a que el Congreso les dicte su política exterior.
La ley limita la capacidad del mandatario de retirar las penalizaciones y da al Congreso un plazo de al menos 30 días para votar cualquier cambio que trate de hacer el presidente. Para levantar las sanciones relacionadas con los ciberataques rusos durante la campaña, Trump tendría que demostrar al Congreso que existen pruebas de que Rusia ha tratado de limitar esas actividades. Y para retirar los castigos por las intromisiones territoriales rusas en Ucrania, tendría que certificar que las causas se han solventado.
Los servicios de inteligencia estadounidenses acusan a Rusia de orquestar una campaña de ciberataques para ayudar a Trump a ganar las elecciones del pasado noviembre. El magnate inmobiliario se resiste a reconocer la autoría rusa y niega cualquier irregularidad.
Antes de entrar a la Casa Blanca, Trump elogió repetidamente al presidente ruso, Vladímir Putin, y sugirió que podría levantar las sanciones que impuso a Moscú el anterior Gobierno de Barack Obama por sus acciones electorales. El Congreso ha puesto ahora serias trabas a ese deseo de deshielo.
La norma también ha abierto una brecha entre Estados Unidos y Europa. Encabezados por Alemania, varios países europeos y las autoridades comunitarias han manifestado su preocupación y han amenazado con represalias ante la posibilidad de que se penalicen a las empresas europeas que contribuyan al desarrollo del sector energético ruso.
Una provisión permite castigar la inversión o colaboración en la “construcción de tuberías de exportación de energía rusa” o en la facilitación de “bienes, servicios, tecnología, información o apoyo que facilite directamente y significativamente el mantenimiento o expansión” de nuevos o viejos oleoductos o gasoductos.
La medida podría afectar especialmente al proyecto de gasoducto Nord Stream 2, entre Rusia y Alemania, en el que participan firmas alemanas, francesas, austriacas y anglo-holandesas. La ley permitiría la posibilidad de castigar a las empresas constructoras, por ejemplo limitando su acceso a bancos estadounidenses. Desde Bruselas, la acción se considera un desplante a la coordinación que había existido hasta al momento con Washington en las represalias a Moscú y que no habían afectado al suministro de gas a Europa.
Joan Faus
Washington, El País
La Cámara de Representantes aprobó este martes casi por unanimidad imponer nuevas sanciones a Rusia y limitó la capacidad del presidente estadounidense de retirarlas. La aprobación —con 419 votos a favor y solo tres en contra— supone un claro desafío a Donald Trump y un reflejo de la desconfianza generalizada que despierta su acercamiento a Moscú. Para convertirse en ley, la propuesta deberá ser validada por el Senado y firmada por Trump. El mandatario rechazó inicialmente la iniciativa, pero su entorno ha dado a entender que no la vetará consciente de que probablemente los legisladores podrían anular su veto.
Los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca. Pero la relación con Rusia ha abierto una brecha entre el poder legislativo y el ejecutivo. Por primera vez, los congresistas han impuesto su criterio al presidente y no al revés. La ley no solo podría tener consecuencias duraderas en la relación entre Trump y su partido, sino también con Rusia y Europa.
El objetivo es castigar la injerencia de Rusia durante la pasada campaña electoral y su papel en las crisis ucrania y siria. La norma también incluye nuevas penalizaciones contra la Guardia Revolucionaria de Irán por su apoyo a actividades terroristas, y contra Corea del Norte por sus pruebas con misiles.
El amplísimo apoyo a la legislación manda un mensaje de contundencia a la Casa Blanca. Los presidentes suelen resistirse a que el Congreso les dicte su política exterior.
La ley limita la capacidad del mandatario de retirar las penalizaciones y da al Congreso un plazo de al menos 30 días para votar cualquier cambio que trate de hacer el presidente. Para levantar las sanciones relacionadas con los ciberataques rusos durante la campaña, Trump tendría que demostrar al Congreso que existen pruebas de que Rusia ha tratado de limitar esas actividades. Y para retirar los castigos por las intromisiones territoriales rusas en Ucrania, tendría que certificar que las causas se han solventado.
Los servicios de inteligencia estadounidenses acusan a Rusia de orquestar una campaña de ciberataques para ayudar a Trump a ganar las elecciones del pasado noviembre. El magnate inmobiliario se resiste a reconocer la autoría rusa y niega cualquier irregularidad.
Antes de entrar a la Casa Blanca, Trump elogió repetidamente al presidente ruso, Vladímir Putin, y sugirió que podría levantar las sanciones que impuso a Moscú el anterior Gobierno de Barack Obama por sus acciones electorales. El Congreso ha puesto ahora serias trabas a ese deseo de deshielo.
La norma también ha abierto una brecha entre Estados Unidos y Europa. Encabezados por Alemania, varios países europeos y las autoridades comunitarias han manifestado su preocupación y han amenazado con represalias ante la posibilidad de que se penalicen a las empresas europeas que contribuyan al desarrollo del sector energético ruso.
Una provisión permite castigar la inversión o colaboración en la “construcción de tuberías de exportación de energía rusa” o en la facilitación de “bienes, servicios, tecnología, información o apoyo que facilite directamente y significativamente el mantenimiento o expansión” de nuevos o viejos oleoductos o gasoductos.
La medida podría afectar especialmente al proyecto de gasoducto Nord Stream 2, entre Rusia y Alemania, en el que participan firmas alemanas, francesas, austriacas y anglo-holandesas. La ley permitiría la posibilidad de castigar a las empresas constructoras, por ejemplo limitando su acceso a bancos estadounidenses. Desde Bruselas, la acción se considera un desplante a la coordinación que había existido hasta al momento con Washington en las represalias a Moscú y que no habían afectado al suministro de gas a Europa.