Argentina identifica un nuevo ADN entre los restos del atentado de 1994 contra la AMIA
El perfil no coincide con el de ninguno de los 85 muertos. Se reactiva la hipótesis de un atacante suicida
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
El mayor atentado terrorista ocurrido en Argentina ha dado ayer un paso sin precedentes. A dos semanas de que cumplan 33 años de la explosión que derribó el edificio de la mutual judía en Buenos Aires, AMIA, un análisis de ADN encontró el perfil de un hombre que no pertenece a ninguna de las 85 personas muertas en el atentado. El hallazgo reactiva la hipótesis de un atacante suicida, una de las posibilidades que se manejaron desde un primer momento pero nunca comprobadas fehacientemente. El perfil encontrado tras analizar los perfiles de las víctimas tiene un nombre posible: Ibrahim Hussein Berro, un libanés que en 1991 tenía 21 años y presunto miembro del partido-milicia chií libanés Hezbolá. El equipo de fiscales que investiga el atentado ha pedido la cooperación internacional para confirmar esta posibilidad.
La causa AMIA está prácticamente paralizada y enredada en más de 30 años de tensiones políticas e intrigas judiciales. Sin detenidos, en los tribunales sólo se tramitan juicios contra exfuncionarios acusados de encubrimiento o entorpecimiento de la justicia. Las investigaciones realizadas en Argentina concluyeron que detrás del ataque estuvo Hezbolá, con el apoyo de Irán. Jueces argentinos intentaron incluso tomar declaración a iraníes acusados de planear el atentado, pero chocaron siempre con la negativa de Teherán.
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner llegó incluso a firmar en 2013 un memorándum de entendimiento con Irán en el que éste país se comprometía a colaborar con las investigaciones. Irán obtenía a cambio la reapertura de las relaciones bilaterales con Argentina, en momento en que su plan de desarrollo nuclear se encontraba bajo el escrutinio internacional. Ese acuerdo le valió a Kirchner una denuncia penal por el presunto encubrimiento de la llamada “pista iraní”.
Una investigación judicial argentina determinó en 2006 que el Gobierno iraní había planeado el atentado a la AMIA, y que sus impulsores eran cinco exfuncionarios iraníes y un libanés miembro de Hezbolá, llamado Samuel Salman El Reda y cuya detención solicitó a Interpol. Un año antes, en 2005, los fiscales Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos informaron de que también habían identificado al conductor suicida que estrelló la camioneta cargada de explosivos contra la AMIA. Ese hombre era Ibrahim Hussein Berro, miembro de Hezbolá y considerado un mártir por la organización tras su presunta muerte, un día antes del atentado, en un ataque contra tropas israelíes que nunca pudo ser confirmado. Si Berro se encontraba en realidad en Argentina y no en Israel podrá saberse ahora gracias al perfil genético encontrado por los expertos del Cuerpo Médico Forense, del Equipo Argentino de Antropología Forense y la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Los peritos analizaron los restos inhumados de las 85 víctimas, “para satisfacer inquietudes que algunos familiares” sobre la concordancia de restos e identidad, según explicó en un comunicado el Ministerio Público Fiscal. El estudio permitió la identificación del único cadáver que no tenía nombre, el de un joven llamado Augusto Daniel Jesús cuyo documento de identidad apareció entre los escombros del edificio derrumbado en 1994, y el hallazgo de un nuevo perfil hasta ahora desconocido y que no pertenece a ninguna de las víctimas. Este perfil número 86 deberá ser enviado ahora a Estados Unidos “para intentar cotejar el perfil obtenido con el correspondiente a muestras de familiares del individuo sospechado", dijo la fiscalía. En ese país viven dos hermanos de Berro.
Los fiscales ya dispusieron la revisión de las piezas del automotor utilizado en el atentado y otros elementos secuestrados para buscar restos del ADN identificado en este nuevo análisis. De ser así, quedará ratificada con pruebas la hipótesis del conductor suicida y la participación de miembros de Hezbolah en el atentado.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
El mayor atentado terrorista ocurrido en Argentina ha dado ayer un paso sin precedentes. A dos semanas de que cumplan 33 años de la explosión que derribó el edificio de la mutual judía en Buenos Aires, AMIA, un análisis de ADN encontró el perfil de un hombre que no pertenece a ninguna de las 85 personas muertas en el atentado. El hallazgo reactiva la hipótesis de un atacante suicida, una de las posibilidades que se manejaron desde un primer momento pero nunca comprobadas fehacientemente. El perfil encontrado tras analizar los perfiles de las víctimas tiene un nombre posible: Ibrahim Hussein Berro, un libanés que en 1991 tenía 21 años y presunto miembro del partido-milicia chií libanés Hezbolá. El equipo de fiscales que investiga el atentado ha pedido la cooperación internacional para confirmar esta posibilidad.
La causa AMIA está prácticamente paralizada y enredada en más de 30 años de tensiones políticas e intrigas judiciales. Sin detenidos, en los tribunales sólo se tramitan juicios contra exfuncionarios acusados de encubrimiento o entorpecimiento de la justicia. Las investigaciones realizadas en Argentina concluyeron que detrás del ataque estuvo Hezbolá, con el apoyo de Irán. Jueces argentinos intentaron incluso tomar declaración a iraníes acusados de planear el atentado, pero chocaron siempre con la negativa de Teherán.
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner llegó incluso a firmar en 2013 un memorándum de entendimiento con Irán en el que éste país se comprometía a colaborar con las investigaciones. Irán obtenía a cambio la reapertura de las relaciones bilaterales con Argentina, en momento en que su plan de desarrollo nuclear se encontraba bajo el escrutinio internacional. Ese acuerdo le valió a Kirchner una denuncia penal por el presunto encubrimiento de la llamada “pista iraní”.
Una investigación judicial argentina determinó en 2006 que el Gobierno iraní había planeado el atentado a la AMIA, y que sus impulsores eran cinco exfuncionarios iraníes y un libanés miembro de Hezbolá, llamado Samuel Salman El Reda y cuya detención solicitó a Interpol. Un año antes, en 2005, los fiscales Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos informaron de que también habían identificado al conductor suicida que estrelló la camioneta cargada de explosivos contra la AMIA. Ese hombre era Ibrahim Hussein Berro, miembro de Hezbolá y considerado un mártir por la organización tras su presunta muerte, un día antes del atentado, en un ataque contra tropas israelíes que nunca pudo ser confirmado. Si Berro se encontraba en realidad en Argentina y no en Israel podrá saberse ahora gracias al perfil genético encontrado por los expertos del Cuerpo Médico Forense, del Equipo Argentino de Antropología Forense y la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Los peritos analizaron los restos inhumados de las 85 víctimas, “para satisfacer inquietudes que algunos familiares” sobre la concordancia de restos e identidad, según explicó en un comunicado el Ministerio Público Fiscal. El estudio permitió la identificación del único cadáver que no tenía nombre, el de un joven llamado Augusto Daniel Jesús cuyo documento de identidad apareció entre los escombros del edificio derrumbado en 1994, y el hallazgo de un nuevo perfil hasta ahora desconocido y que no pertenece a ninguna de las víctimas. Este perfil número 86 deberá ser enviado ahora a Estados Unidos “para intentar cotejar el perfil obtenido con el correspondiente a muestras de familiares del individuo sospechado", dijo la fiscalía. En ese país viven dos hermanos de Berro.
Los fiscales ya dispusieron la revisión de las piezas del automotor utilizado en el atentado y otros elementos secuestrados para buscar restos del ADN identificado en este nuevo análisis. De ser así, quedará ratificada con pruebas la hipótesis del conductor suicida y la participación de miembros de Hezbolah en el atentado.