Arabia Saudí y sus aliados mantienen el boicot a Qatar
Los cuatro países lamentan la “respuesta negativa” de Doha a sus demandas para poner fin a la crisis
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Egipto han lamentado este miércoles la “respuesta negativa” de Qatar a su lista de demandas para poner fin al boicoteo al que le someten desde hace un mes. Aunque no han anunciado nuevas medidas de presión contra el emirato, al que han vuelto a acusar de apoyar el terrorismo, se han reservado el derecho de tomarlas si Doha persiste en su actitud. De momento, van a mantener el aislamiento diplomático, comercial y de transportes hacia su vecino.
En opinión del cuarteto árabe, esa actitud “refleja una falta de comprensión de la gravedad del contexto” por parte de Qatar. Así lo han expresado en un comunicado que ha leído el jefe de la diplomacia egipcia, Sameh Shukry, a la salida de la reunión con los otros tres ministros en El Cairo.
Aunque el contenido preciso de la respuesta catarí no ha trascendido, su ministro de Exteriores, el jeque Mohamed Bin Abdulrahman al Thani, ya había dejado claro que su país no iba a capitular. “No aceptamos la intervención en nuestros asuntos internos”, reiteró durante una conferencia en Londres, tras asegurar que estaban dispuestos a resolver las diferencias con sus vecinos por la vía del diálogo.
Riad y sus adláteres exigen a Qatar que cierre la cadena de televisión Al Jazeera, que corte lazos con los Hermanos Musulmanes, clausure la base militar que Turquía está construyendo en su territorio y rebaje sus relaciones con Irán.
La falta de anuencia catarí apenas ha sorprendido. Después de que a medianoche venciera la extensión de 48 horas a su ultimátum, no había signos de que Doha hubiera tomado medidas que indicaran un cambio en sus políticas. Al Jazeera seguía emitiendo (aunque está censurada en los cuatro países) y sus empleados lanzaron una campaña en defensa de la libertad de información. Además, el tono de los medios informativos del cuarteto, todos ellos vinculados a sus respectivos gobiernos, también apuntaba hacia un enquistamiento de la crisis.
Sin embargo, ha llamado la atención que los cuatro aliados no haya anunciado medidas adicionales contra su vecino. A las reiteradas preguntas de los periodistas, el ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, ha respondido que estudiarán otros pasos “a su debido tiempo y en línea con la legislación internacional”. También ha señalado que el boicot político y económico que le impusieron el pasado 5 de junio se mantendrá hasta que Qatar “cambié sus políticas a mejor”.
Antes de la reunión de El Cairo se había especulado con la posibilidad de que el cuarteto reforzara su aislamiento tras haber cortado no sólo relaciones diplomáticas, sino las comunicaciones terrestres, aéreas y marítimas. Los cuatro también han interrumpido las transacciones bancarias con Doha.
“La alianza cuatripartita contra Qatar parece bloqueada en su intento por imponer sus condiciones a cambio de levantar la fuerte presión que ejerce sobre Doha”, interpreta Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano. Además, añade, “está lejos de representar una unanimidad de los países árabes y tampoco proyecta la fuerza que inicialmente habrían deseado sus promotores”.
Amirah Fernández también pone de relieve las contradicciones de los aliados. “De cara al exterior, acusan a Qatar de ‘apoyar el extremismo y el terrorismo’, a pesar de que esa acusación también pone el foco sobre ellos. Sin embargo, de cara a sus opiniones públicas el mensaje es que ese país aspira a jugar un papel que no le corresponde. Arabia Saudí y Emiratos también se han quejado de que Doha haya internacionalizado la crisis”, explica en conversación con EL PAÍS. En su opinión, “esto demuestra un error de cálculo inicial de quienes decidieron hacer la demostración de fuerza”.
Qatar, que ha utilizado la enorme riqueza de sus reservas de gas para elevar su estatura diplomática en el mundo, parece estar preparándose para una larga crisis. El martes el gigante estatal Qatar Petroleum anunció planes para aumentar un 30% su producción de gas natural licuado (LNG) durante los próximos cinco años. De momento, sus amplias reservas le han permitido encajar el golpe del boicot comercial de sus vecinos, pero no han evitado una rebaja de la calificación del emirato por parte de algunas agencias de calificación de riesgos. “La probabilidad de que un periodo prolongado de incertidumbre se extienda hasta 2018 ha aumentado y una solución rápida a la disputa parece improbable durante los próximos meses”, interpreta Moody’s.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Egipto han lamentado este miércoles la “respuesta negativa” de Qatar a su lista de demandas para poner fin al boicoteo al que le someten desde hace un mes. Aunque no han anunciado nuevas medidas de presión contra el emirato, al que han vuelto a acusar de apoyar el terrorismo, se han reservado el derecho de tomarlas si Doha persiste en su actitud. De momento, van a mantener el aislamiento diplomático, comercial y de transportes hacia su vecino.
En opinión del cuarteto árabe, esa actitud “refleja una falta de comprensión de la gravedad del contexto” por parte de Qatar. Así lo han expresado en un comunicado que ha leído el jefe de la diplomacia egipcia, Sameh Shukry, a la salida de la reunión con los otros tres ministros en El Cairo.
Aunque el contenido preciso de la respuesta catarí no ha trascendido, su ministro de Exteriores, el jeque Mohamed Bin Abdulrahman al Thani, ya había dejado claro que su país no iba a capitular. “No aceptamos la intervención en nuestros asuntos internos”, reiteró durante una conferencia en Londres, tras asegurar que estaban dispuestos a resolver las diferencias con sus vecinos por la vía del diálogo.
Riad y sus adláteres exigen a Qatar que cierre la cadena de televisión Al Jazeera, que corte lazos con los Hermanos Musulmanes, clausure la base militar que Turquía está construyendo en su territorio y rebaje sus relaciones con Irán.
La falta de anuencia catarí apenas ha sorprendido. Después de que a medianoche venciera la extensión de 48 horas a su ultimátum, no había signos de que Doha hubiera tomado medidas que indicaran un cambio en sus políticas. Al Jazeera seguía emitiendo (aunque está censurada en los cuatro países) y sus empleados lanzaron una campaña en defensa de la libertad de información. Además, el tono de los medios informativos del cuarteto, todos ellos vinculados a sus respectivos gobiernos, también apuntaba hacia un enquistamiento de la crisis.
Sin embargo, ha llamado la atención que los cuatro aliados no haya anunciado medidas adicionales contra su vecino. A las reiteradas preguntas de los periodistas, el ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, ha respondido que estudiarán otros pasos “a su debido tiempo y en línea con la legislación internacional”. También ha señalado que el boicot político y económico que le impusieron el pasado 5 de junio se mantendrá hasta que Qatar “cambié sus políticas a mejor”.
Antes de la reunión de El Cairo se había especulado con la posibilidad de que el cuarteto reforzara su aislamiento tras haber cortado no sólo relaciones diplomáticas, sino las comunicaciones terrestres, aéreas y marítimas. Los cuatro también han interrumpido las transacciones bancarias con Doha.
“La alianza cuatripartita contra Qatar parece bloqueada en su intento por imponer sus condiciones a cambio de levantar la fuerte presión que ejerce sobre Doha”, interpreta Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano. Además, añade, “está lejos de representar una unanimidad de los países árabes y tampoco proyecta la fuerza que inicialmente habrían deseado sus promotores”.
Amirah Fernández también pone de relieve las contradicciones de los aliados. “De cara al exterior, acusan a Qatar de ‘apoyar el extremismo y el terrorismo’, a pesar de que esa acusación también pone el foco sobre ellos. Sin embargo, de cara a sus opiniones públicas el mensaje es que ese país aspira a jugar un papel que no le corresponde. Arabia Saudí y Emiratos también se han quejado de que Doha haya internacionalizado la crisis”, explica en conversación con EL PAÍS. En su opinión, “esto demuestra un error de cálculo inicial de quienes decidieron hacer la demostración de fuerza”.
Qatar, que ha utilizado la enorme riqueza de sus reservas de gas para elevar su estatura diplomática en el mundo, parece estar preparándose para una larga crisis. El martes el gigante estatal Qatar Petroleum anunció planes para aumentar un 30% su producción de gas natural licuado (LNG) durante los próximos cinco años. De momento, sus amplias reservas le han permitido encajar el golpe del boicot comercial de sus vecinos, pero no han evitado una rebaja de la calificación del emirato por parte de algunas agencias de calificación de riesgos. “La probabilidad de que un periodo prolongado de incertidumbre se extienda hasta 2018 ha aumentado y una solución rápida a la disputa parece improbable durante los próximos meses”, interpreta Moody’s.