Rusia renovó cuatro licencias comerciales a Trump el día de las elecciones
El presidente no tiene negocios en el país pero la aprobación es polémica por la injerencia rusa en la campaña
Joan Faus
Washington, El País
¿Pura coincidencia o un reflejo de favoritismo? El 8 de noviembre de 2016, el día en que se celebraron las elecciones presidenciales estadounidenses, el Gobierno ruso registró la renovación de cuatro licencias comerciales a empresas de Donald Trump. La aprobación no sería noticia si no fuera porque Rusia, según EE UU, robó y difundió durante la campaña electoral correos electrónicos del Partido Demócrata con el objetivo de ayudar al republicano Trump a ganar los comicios, como así ocurrió.
Moscú también renovó otras dos licencias entre el pasado abril y diciembre, según datos oficiales obtenidos por el diario The New York Times. Las aprobaciones, que duran 10 años, iban a caducar a finales de 2016. Trump las obtuvo entre 1996 y 2007 para proyectos de marca y hoteles que nunca llegaron a materializarse.
La renovación de las licencias en Rusia provoca una sensación de déjà vu. Trump y su familia ya se han visto envueltos en los últimos meses en polémicas parecidas sobre posibles conflictos de intereses después de que países, como China y Perú, concedieran licencias comerciales a la marca Trump después de las elecciones o al inicio de la presidencia del republicano.
A pesar de las licencias, el multimillonario neoyorquino nunca ha utilizado sus marcas en Rusia aunque sí lo ha intentado un número de veces. En 1996 solicitó registrar la marca “Trump Tower” para un posible proyecto inmobiliario y una década después obtuvo otras cuatro licencias para posibles hoteles, según el Times. En 2007, Rusia y otros países aprobaron la marca “Trump Vodka” para una línea de bebidas alcohólicas con el nombre del magnate, pero el proyecto terminó a los pocos años. Un año después, registró la marca “Trump Home” para productos de decoración.
Para atajar las sospechas de cercanía al entorno del presidente Vladímir Putin, Trump repite que “no tiene nada” en Rusia de negocios, créditos o acuerdos. Pero la renovación de las licencias pone en duda esa afirmación: revela que el magnate y su conglomerado inmobiliario mantienen abierta la posibilidad de entrar algún día en el mercado ruso.
Un fiscal independiente, el FBI y varios comités del Congreso investigan si hubo algún tipo de coordinación entre el entorno de Trump y el Gobierno ruso en el ciberataque contra los demócratas. El presidente ha negado haber cometido alguna irregularidad, pero no ha puesto la mano en el fuego por sus asesores. Varias personas relacionadas con la campaña de Trump hablaron antes y después de las elecciones con el embajador ruso en Washington y ocultaron esos contactos.
Joan Faus
Washington, El País
¿Pura coincidencia o un reflejo de favoritismo? El 8 de noviembre de 2016, el día en que se celebraron las elecciones presidenciales estadounidenses, el Gobierno ruso registró la renovación de cuatro licencias comerciales a empresas de Donald Trump. La aprobación no sería noticia si no fuera porque Rusia, según EE UU, robó y difundió durante la campaña electoral correos electrónicos del Partido Demócrata con el objetivo de ayudar al republicano Trump a ganar los comicios, como así ocurrió.
Moscú también renovó otras dos licencias entre el pasado abril y diciembre, según datos oficiales obtenidos por el diario The New York Times. Las aprobaciones, que duran 10 años, iban a caducar a finales de 2016. Trump las obtuvo entre 1996 y 2007 para proyectos de marca y hoteles que nunca llegaron a materializarse.
La renovación de las licencias en Rusia provoca una sensación de déjà vu. Trump y su familia ya se han visto envueltos en los últimos meses en polémicas parecidas sobre posibles conflictos de intereses después de que países, como China y Perú, concedieran licencias comerciales a la marca Trump después de las elecciones o al inicio de la presidencia del republicano.
A pesar de las licencias, el multimillonario neoyorquino nunca ha utilizado sus marcas en Rusia aunque sí lo ha intentado un número de veces. En 1996 solicitó registrar la marca “Trump Tower” para un posible proyecto inmobiliario y una década después obtuvo otras cuatro licencias para posibles hoteles, según el Times. En 2007, Rusia y otros países aprobaron la marca “Trump Vodka” para una línea de bebidas alcohólicas con el nombre del magnate, pero el proyecto terminó a los pocos años. Un año después, registró la marca “Trump Home” para productos de decoración.
Para atajar las sospechas de cercanía al entorno del presidente Vladímir Putin, Trump repite que “no tiene nada” en Rusia de negocios, créditos o acuerdos. Pero la renovación de las licencias pone en duda esa afirmación: revela que el magnate y su conglomerado inmobiliario mantienen abierta la posibilidad de entrar algún día en el mercado ruso.
Un fiscal independiente, el FBI y varios comités del Congreso investigan si hubo algún tipo de coordinación entre el entorno de Trump y el Gobierno ruso en el ciberataque contra los demócratas. El presidente ha negado haber cometido alguna irregularidad, pero no ha puesto la mano en el fuego por sus asesores. Varias personas relacionadas con la campaña de Trump hablaron antes y después de las elecciones con el embajador ruso en Washington y ocultaron esos contactos.