La red clandestina de Raqa que el ISIS no logró silenciar
Un grupo de activistas ha filtrado las atrocidades yihadistas durante los más de tres años en los que la ciudad ha sido la capital de facto de su califato
Carlos Torralba
Oslo, El País
Abdalaziz Alhamza (Raqa, 1991) escapó hace un par de años del yugo del Estado Islámico (ISIS). "Fueron a buscarme a casa, tuve la suerte de no estar allí y ya no volví jamás". Refugiado en Berlín, es cofundador y portavoz de una red de periodismo ciudadano que ha filtrado al exterior las atrocidades cometidas por los yihadistas durante los tres años y medio en los que han convertido la ciudad milenaria en la capital de facto de su califato.
"Raqa siempre ha estado olvidada por los Asad [el presidente sirio Bachar y su padre Hafez]. Había muchísimo paro y precariedad. Los jóvenes aspirábamos a poco", afirmaba en mayo Alhamza en una entrevista durante el Oslo Freedom Forum, un evento anual de activistas por los derechos humanos que se celebra en la capital noruega y al que fue invitado EL PAÍS. "Los pocos que se atrevían a criticar abiertamente a las autoridades antes de la revolución [de 2011] acababan encarcelados o desapareciendo. Era una ciudad plagada de informadores y lo único que le importaba a la dictadura era su petróleo".
Cuando las manifestaciones se extendían por el país y el intento de reprimirlas provocaba la muerte de centenares de civiles, Alhamza comenzó a sentirse "adicto a correr el riesgo de participar en ellas" y difundir sus grabaciones. "Fue terrible. En las concentraciones participaban niños a los que les arrancaban las uñas.", afirma quien fuera detenido, encarcelado y "torturado, aunque por suerte mucho menos que a otros" hasta en tres ocasiones.
El Ejército sirio colapsó en Raqa en marzo de 2013, convirtiéndose esta en la primera capital provincial en manos rebeldes. Dos unidades del Ejército Libre Sirio junto a milicianos de facciones salafistas tomaron la ciudad sin apenas resistencia de un régimen que centraba sus recursos en Damasco, Alepo y Homs.
"Los primeros meses de vacío de poder se vivieron en un ambiente festivo y de libertad. La presencia de Al Nusra [filial de Al Qaeda en Siria] en la ciudad era muy limitada, de unos 35 efectivos que se toparon con el rechazo de la ciudadanía al tratar de imponer sus reglas" cuenta Alhamza. El joven, que ese año terminó sus estudios de bioquímica en una facultad que no dejó de funcionar, explica que la sociedad civil se organizó para ocuparse de asuntos como la educación, la distribución de agua o la recogida de basuras. "Apenas sabía nada del ISIS hasta que un saudí, armado y escoltado, vino en verano a la universidad con la intención de reclutar algunos estudiantes y llevarlos a Irak. Tenía una mente brillante y muchísima labia, convenció a varios".
Las fuerzas rebeldes sucumbieron en Raqa en solo un par de días ante el avance imparable del ISIS en enero de 2014— medio año antes de que Abubaker Al Bagdadi proclamara el califato desde Mosul—. "Las batallas se libraron en los pueblos de alrededor. Supimos que controlaban la ciudad cuando unos hombres vestidos de negro ejecutaron a tres civiles encapuchados en la plaza principal".
Junto a cuatro compañeros, Alhamza fundó Raqa está siendo masacrada silenciosamente (RBSS, por sus siglas en inglés), una organización clandestina que filtra información de la ciudad y sus alrededores desde que se convirtió en "un gigantesco festival yihadista" al que acudieron miles de fanáticos de decenas de países. Sus miembros se han atrevido incluso a salir de madrugada a esparcir panfletos y hacer pintadas.
Los primeros meses RBSS difundió cómo los yihadistas aterrorizaban a la población "ejecutando a civiles de modos horrendos; electrocutándolos, arrojándolos desde las azoteas, o enganchándolos a dos coches para partir sus cuerpos", explica. La mayoría de los casi 50 hombres y mujeres que han colaborado con RBSS—17 siguen activos— han tenido que huir. Cuatro de sus miembros y más de una docena de familiares y amigos han sido asesinados, dos de ellos en Turquía.
La conquista de la ciudad por la coalición kurdo-árabe apoyada por EE UU que lanzó la fase final de su ofensiva a principios de junio no significará el fin de RBSS. "Las YPG [Unidades de Protección del Pueblo, principal milicia kurda en Siria] han cometido auténticos crímenes en su avance, incluso han reclutado de manera forzosa, algo que el ISIS no ha hecho", afirma. "Seguiremos trabajando del mismo modo si la ciudad la controlan los kurdos, el Ejército—que avanza a unos 30 kilómetros al oeste—, Al Nusra o Ahrar al Sham [las dos facciones salafistas más poderosas]. Nuestra labor dejará de tener sentido cuando millones de sirios podamos regresar a casa para vivir en un país unido y democrático.
Carlos Torralba
Oslo, El País
Abdalaziz Alhamza (Raqa, 1991) escapó hace un par de años del yugo del Estado Islámico (ISIS). "Fueron a buscarme a casa, tuve la suerte de no estar allí y ya no volví jamás". Refugiado en Berlín, es cofundador y portavoz de una red de periodismo ciudadano que ha filtrado al exterior las atrocidades cometidas por los yihadistas durante los tres años y medio en los que han convertido la ciudad milenaria en la capital de facto de su califato.
"Raqa siempre ha estado olvidada por los Asad [el presidente sirio Bachar y su padre Hafez]. Había muchísimo paro y precariedad. Los jóvenes aspirábamos a poco", afirmaba en mayo Alhamza en una entrevista durante el Oslo Freedom Forum, un evento anual de activistas por los derechos humanos que se celebra en la capital noruega y al que fue invitado EL PAÍS. "Los pocos que se atrevían a criticar abiertamente a las autoridades antes de la revolución [de 2011] acababan encarcelados o desapareciendo. Era una ciudad plagada de informadores y lo único que le importaba a la dictadura era su petróleo".
Cuando las manifestaciones se extendían por el país y el intento de reprimirlas provocaba la muerte de centenares de civiles, Alhamza comenzó a sentirse "adicto a correr el riesgo de participar en ellas" y difundir sus grabaciones. "Fue terrible. En las concentraciones participaban niños a los que les arrancaban las uñas.", afirma quien fuera detenido, encarcelado y "torturado, aunque por suerte mucho menos que a otros" hasta en tres ocasiones.
El Ejército sirio colapsó en Raqa en marzo de 2013, convirtiéndose esta en la primera capital provincial en manos rebeldes. Dos unidades del Ejército Libre Sirio junto a milicianos de facciones salafistas tomaron la ciudad sin apenas resistencia de un régimen que centraba sus recursos en Damasco, Alepo y Homs.
"Los primeros meses de vacío de poder se vivieron en un ambiente festivo y de libertad. La presencia de Al Nusra [filial de Al Qaeda en Siria] en la ciudad era muy limitada, de unos 35 efectivos que se toparon con el rechazo de la ciudadanía al tratar de imponer sus reglas" cuenta Alhamza. El joven, que ese año terminó sus estudios de bioquímica en una facultad que no dejó de funcionar, explica que la sociedad civil se organizó para ocuparse de asuntos como la educación, la distribución de agua o la recogida de basuras. "Apenas sabía nada del ISIS hasta que un saudí, armado y escoltado, vino en verano a la universidad con la intención de reclutar algunos estudiantes y llevarlos a Irak. Tenía una mente brillante y muchísima labia, convenció a varios".
Las fuerzas rebeldes sucumbieron en Raqa en solo un par de días ante el avance imparable del ISIS en enero de 2014— medio año antes de que Abubaker Al Bagdadi proclamara el califato desde Mosul—. "Las batallas se libraron en los pueblos de alrededor. Supimos que controlaban la ciudad cuando unos hombres vestidos de negro ejecutaron a tres civiles encapuchados en la plaza principal".
Junto a cuatro compañeros, Alhamza fundó Raqa está siendo masacrada silenciosamente (RBSS, por sus siglas en inglés), una organización clandestina que filtra información de la ciudad y sus alrededores desde que se convirtió en "un gigantesco festival yihadista" al que acudieron miles de fanáticos de decenas de países. Sus miembros se han atrevido incluso a salir de madrugada a esparcir panfletos y hacer pintadas.
Los primeros meses RBSS difundió cómo los yihadistas aterrorizaban a la población "ejecutando a civiles de modos horrendos; electrocutándolos, arrojándolos desde las azoteas, o enganchándolos a dos coches para partir sus cuerpos", explica. La mayoría de los casi 50 hombres y mujeres que han colaborado con RBSS—17 siguen activos— han tenido que huir. Cuatro de sus miembros y más de una docena de familiares y amigos han sido asesinados, dos de ellos en Turquía.
La conquista de la ciudad por la coalición kurdo-árabe apoyada por EE UU que lanzó la fase final de su ofensiva a principios de junio no significará el fin de RBSS. "Las YPG [Unidades de Protección del Pueblo, principal milicia kurda en Siria] han cometido auténticos crímenes en su avance, incluso han reclutado de manera forzosa, algo que el ISIS no ha hecho", afirma. "Seguiremos trabajando del mismo modo si la ciudad la controlan los kurdos, el Ejército—que avanza a unos 30 kilómetros al oeste—, Al Nusra o Ahrar al Sham [las dos facciones salafistas más poderosas]. Nuestra labor dejará de tener sentido cuando millones de sirios podamos regresar a casa para vivir en un país unido y democrático.