Macron quiere prolongar hasta noviembre el estado de emergencia
El presidente francés propone una ley antiterrorista permamente para salir de la actual excepcionalidad
Marc Bassets
París, El País
El presidente Emmanuel Macron propuso ayer al Parlamento francés prolongar el estado de emergencia, vigente en Francia desde los atentados de noviembre de 2015, hasta el próximo 1 de noviembre. El atentado en Manchester reforzó los argumentos de los partidarios de mantener las medidas antiterroristas excepcionales que puso en pie François Hollande, el antecesor de Macron.
El estado de emergencia —o de urgencia, en la terminología francesa— permite a las autoridades limitar la circulación en lugares determinados, prohibir reuniones en espacios públicos, incautarse de bienes privados, prohibir la entrada al país a ciertas personas y detener en su domicilio a otras. Se apoya en una ley de 1955, aprobada durante la guerra de Argelia. Hasta la ola de atentados del 2015 sólo se había declarado en seis ocasiones: tres por motivos del conflicto en entonces Argelia francesa, una en el territorio de ultramar de Nueva Caledonia en 1984 y otra en partes de Francia durante los disturbios de las ‘banlieues’ en 2005. Tras los atentados del 13 de noviembre de 2015, el Consejo de Ministros decretó el estado de emergencia, decisión posteriormente ratificada por el Parlamento. En principio debía ser de carácter temporal, pero el presidente Hollande la prolongó varias veces.
“El estado de urgencia es un estado de crisis que no puede renovarse indefinidamente”, avisó en noviembre a Le Monde Jean-Marc Sauvé, vicepresidente del Consejo de Estado. “Nadie puede consentir una victoria de nuestros adversarios más determinados, y especialmente la organización Estado Islámico. Tampoco nadie puede consentir que se pongan en peligro nuestras libertades. Hoy existe una tensión fuerte entre ambas exigencias”.
De no haber actuado el Gobierno actual, el estado de emergencia habría vencido el 15 de julio. La idea de Macron, al prolongarlo de nuevo, es darse tiempo para preparar una ley que consolide de forma permanente las medidas antiterroristas y permita salir de la excepcionalidad. Macron ha pedido al Gobierno de su primer ministro, Édouard Philippe, que “proponga medidas para reforzar la seguridad ante la amenaza terrorista fuera del estado de urgencia para que se prepare un texto legislativo en las próximas semanas”, según un comunicado del Elíseo.
Antes de la decisión, adoptada por el Consejo de defensa y seguridad nacional, el ministro del Interior, Gérard Collomb, la vinculó al atentado de Manchester. “El acontecimiento muestra evidentemente que el nivel de alerta es grande en todos nuestros países”, dijo a la cadena BFMTV. “No podemos parar [el estado de emergencia] así de manera brutal”.
El estado de emergencia no es única medida de excepción en Francia ante la amenaza terrorista. Tras el atentado contra la publicación Charlie Hebdo, se puso en marcha la Operación Centinela, que incluye el despliegue de siete mil militares por el territorio francés. Hoy no es inusual cruzarse por las calles de París con grupos de soldados armados, un recordatorio de las palabras de Hollande hace dos años: "Francia está en guerra".
Marc Bassets
París, El País
El presidente Emmanuel Macron propuso ayer al Parlamento francés prolongar el estado de emergencia, vigente en Francia desde los atentados de noviembre de 2015, hasta el próximo 1 de noviembre. El atentado en Manchester reforzó los argumentos de los partidarios de mantener las medidas antiterroristas excepcionales que puso en pie François Hollande, el antecesor de Macron.
El estado de emergencia —o de urgencia, en la terminología francesa— permite a las autoridades limitar la circulación en lugares determinados, prohibir reuniones en espacios públicos, incautarse de bienes privados, prohibir la entrada al país a ciertas personas y detener en su domicilio a otras. Se apoya en una ley de 1955, aprobada durante la guerra de Argelia. Hasta la ola de atentados del 2015 sólo se había declarado en seis ocasiones: tres por motivos del conflicto en entonces Argelia francesa, una en el territorio de ultramar de Nueva Caledonia en 1984 y otra en partes de Francia durante los disturbios de las ‘banlieues’ en 2005. Tras los atentados del 13 de noviembre de 2015, el Consejo de Ministros decretó el estado de emergencia, decisión posteriormente ratificada por el Parlamento. En principio debía ser de carácter temporal, pero el presidente Hollande la prolongó varias veces.
“El estado de urgencia es un estado de crisis que no puede renovarse indefinidamente”, avisó en noviembre a Le Monde Jean-Marc Sauvé, vicepresidente del Consejo de Estado. “Nadie puede consentir una victoria de nuestros adversarios más determinados, y especialmente la organización Estado Islámico. Tampoco nadie puede consentir que se pongan en peligro nuestras libertades. Hoy existe una tensión fuerte entre ambas exigencias”.
De no haber actuado el Gobierno actual, el estado de emergencia habría vencido el 15 de julio. La idea de Macron, al prolongarlo de nuevo, es darse tiempo para preparar una ley que consolide de forma permanente las medidas antiterroristas y permita salir de la excepcionalidad. Macron ha pedido al Gobierno de su primer ministro, Édouard Philippe, que “proponga medidas para reforzar la seguridad ante la amenaza terrorista fuera del estado de urgencia para que se prepare un texto legislativo en las próximas semanas”, según un comunicado del Elíseo.
Antes de la decisión, adoptada por el Consejo de defensa y seguridad nacional, el ministro del Interior, Gérard Collomb, la vinculó al atentado de Manchester. “El acontecimiento muestra evidentemente que el nivel de alerta es grande en todos nuestros países”, dijo a la cadena BFMTV. “No podemos parar [el estado de emergencia] así de manera brutal”.
El estado de emergencia no es única medida de excepción en Francia ante la amenaza terrorista. Tras el atentado contra la publicación Charlie Hebdo, se puso en marcha la Operación Centinela, que incluye el despliegue de siete mil militares por el territorio francés. Hoy no es inusual cruzarse por las calles de París con grupos de soldados armados, un recordatorio de las palabras de Hollande hace dos años: "Francia está en guerra".