Estados Unidos mantiene levantadas las sanciones nucleares a Irán

En paralelo, el Tesoro impone nuevas penalizaciones por el programa balístico de Teherán

Joan Faus
Washington, El País
Donald Trump asegura que Irán “no respeta el espíritu” del pacto nuclear, sostiene que es el “peor acuerdo jamás negociado” porque solo pospone las ambiciones atómicas de Teherán y ha ordenado una revisión del texto. Pero, pese a la retórica del nuevo presidente estadounidense, por ahora nada ha cambiado. La Administración republicana extendió este miércoles el levantamiento de sanciones a Irán vinculadas con el pacto de 2015 sellado por el anterior Gobierno demócrata y otros seis países y que limitó el programa nuclear iraní.


La exención a las penalizaciones expiraba esta semana. No haberla renovado hubiera supuesto romper la esencia del acuerdo y hubiera metido de lleno a Washington en las elecciones presidenciales iraníes del viernes.

Pero el Gobierno Trump se esforzó en mandar al mismo tiempo un mensaje de contundencia al régimen de los ayatolás, en un nuevo intento de distanciarse del incipiente deshielo promovido por el expresidente Barack Obama. Mientras el Departamento de Estado comunicaba que sigue eximiendo a compañías estadounidenses de ser sancionadas si hacen negocios con Irán, el Departamento del Tesoro anunciaba nuevas penalizaciones a funcionarios de defensa iraníes y una red china relacionados con el programa de misiles balísticos del país persa.

En sus cuatro meses en la Casa Blanca, Trump ha elevado el tono ante el presidente Hassan Rouhani, considerado un moderado y que en la campaña electoral trata de ensalzar los beneficios del fin de las penalizaciones estadounidenses y europeas —financieras y energéticas— que estrangularon la economía iraní.

Ahmad Majidyar, experto en Irán en el Middle East Institute, un laboratorio de ideas en Washington, cree que Trump mantendrá probablemente a EE UU en el texto nuclear pero “aumentará la presión financiera y diplomática” a Irán, lo cual situará la relación entre ambos países en un frágil equilibrio.

“La prioridad de Washington será contrarrestar el programa de misiles y la creciente influencia de Teherán en Oriente Próximo”, escribe Majidyar en un correo electrónico.

Ese será un asunto central de las reuniones que mantendrá Trump el fin de semana en Arabia Saudí con los países árabes del golfo Pérsico que, como el mandatario estadounidense, quieren frenar las injerencias del chií Irán, su máximo rival regional, en los conflictos en Irak, Siria y Yemen.

Trump ha puesto “en aviso” a Irán y ha impulsado una revisión de la estrategia con un país con el que EE UU no mantiene relaciones diplomáticas desde 1980. Washington ha reforzado las sanciones a Teherán por supuestas violaciones de resoluciones de la ONU sobre su programa de misiles. Esos castigos se suman a los existentes por el “apoyo continuado” de Irán a grupos terroristas, como Hezbollah en Líbano, y por violaciones de derechos humanos.

“Esta revisión no rebaja la determinación de Estados Unidos de seguir contrarrestando las actividades desestabilizadoras de Irán en la región”, dijo este miércoles Stuart Jones, el responsable interino sobre Oriente Próximo del Departamento de Estado

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