El fiscal acusa al presidente de Brasil por obstaculizar la justicia
Delatores implican a Temer y sus antecesores Lula y Dilma Rousseff en el supuesto cobro de millonarias comisiones ilegales
Gil Alessi
Afonso Benites
São Paulo / Brasilia, El País
La espiral sin fin de corrupción que vive Brasil ha dado un nuevo giro tras conocerse detalles de las confesiones de grandes empresarios y del contenido de las acusaciones de la fiscalía contra el presidente de la República, Michel Temer. El fiscal general, Rodrigo Janot, implica a Temer en maniobras para obstruir la justicia y también en el cobro de sobornos, según detalla en el escrito enviado al Tribunal Supremo. Pero el presidente no es el único alcanzado por esta nueva ola de acusaciones. Los empresarios también han implicado en declaraciones judiciales a sus antecesores Dilma Rousseff y Lula da Silva.
Brasil lleva meses sacando a la luz el contenido de sus cloacas, un proceso que este viernes ha vivido otro momento decisivo. El Tribunal Supremo ha hecho público el material que sustenta la apertura de investigación al presidente y que ha sumido al país en una crisis política de consecuencias imprevisibles. El fiscal basa sus acusaciones contra Temer -le imputa los cargos de obstrucción a la justicia, corrupción pasiva y organización delictiva- en las declaraciones y las pruebas aportadas por los responsables del mayor imperio cárnico del país, JBS. De todo ello Janot deduce que el presidente de la República se involucró personalmente en maniobras para frenar las investigaciones de la llamada Operación Lava Jato, que en los tres últimos años ha ido descubriendo una red de corrupción de la que no se salva casi ningún partido. Parte de esas maniobras, según el ministerio público, fueron tramadas por Temer y su principal aliado político, el hasta ahora presidente del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), Aécio Neves, a quien el Supremo ha suspendido como senador tras reunir puebas de que cobró sobornos de JBS.
Uno de los episodios en que se basa el fiscal es la conversación grabada por el presidente de JBS, Joesley Batista, en la residencia oficial de Temer, el pasado 7 de marzo, y cuyos primeros detalles revelados por la prensa conmocionaron al país. El fiscal interpreta que en la conversación Batista logra la complicidad del presidente en sus maniobras para comprar el silencio del expresidente de la Cámara Eduardo Cunha, compañero de Temer en el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y condenado a 15 años de cárcel. El audio entregado a los medios de comunicación es de muy mala calidad y no ofrece datos concluyentes. Batista comenta a Temer que está cuidando su relación con Cunha -quien lleva meses lanzando mensajes amenazantes desde prisión- y el presidente le responde con la frase que ya se ha hecho famosa en el país: "Tienes que mantener eso, vale?". Un poco más adelante se puede oír al empresario comentando que tiene a Cunha "bajo control" y, según el fiscal, en otro momento Batista señala a Temer que está pagando al diputado "todos los meses".
Pero hay otros detalles de la conversación sumamente comprometedores para el presidente. El empresario llegó de noche, a las 22,40 horas, a la residencia oficial de Temer, en el Palacio de Jaburu de Brasilia, no pasó por el control oficial y entró directamente al garaje. Y Batista no se recató en relatar a Temer que estaba siendo investigado por la justicia pero que disponía de un fiscal que le pasaba información, además de tener "dos jueces amarrados". El miembro del ministerio público era un estrecho colaborador del fiscal general, que fue detenido el pasado miércoles acusado de cobrar 50.000 reales -unos 15.000 euros- por los servicios prestados. Temer se limita a asentir a las palabras del empresario. El presidente, en una nota pública, ha explicado que hizo caso omiso a las revelaciones del dueño del imperio cárnico porque "no las creyó".
En la misma conversación, Temer señala al empresario que su interlocutor para hacer gestiones ante la Administración debería ser un diputado de la estrecha confianza del presidente, Rodrigo Loures. Tiempo después, el diputado fue sorprendido por la policía con medio millón de reales (unos 150.000 euros) producto de un soborno entregado por Batista. En sus declaraciones a la fiscalía, el empresario detalla además que entre 2010 y 2017, a pedido de Temer, entregó sobornos a miembros del PMDB de la confianza del presidente por valor de 4,7 millones de reales (1,5 millones de euros).
Pero las acusaciones de Batista no solo alcanzan al actual presidente. El empresario asegura que en 2010, con el izquierdista Partido de los Trabajadores en el Gobierno, pactó el pago de comisiones a esa formación con el entonces ministro de Hacienda, Guido Mantega. El dinero se depositaba en varias cuentas que llegaron a tener un saldo de 150 millones de reales (unos 45 millones de euros). Según Batista, el ministro le confesó que los expresidentes Lula y Rousseff estaban al tanto de la existencia de esas cuentas.
Gil Alessi
Afonso Benites
São Paulo / Brasilia, El País
La espiral sin fin de corrupción que vive Brasil ha dado un nuevo giro tras conocerse detalles de las confesiones de grandes empresarios y del contenido de las acusaciones de la fiscalía contra el presidente de la República, Michel Temer. El fiscal general, Rodrigo Janot, implica a Temer en maniobras para obstruir la justicia y también en el cobro de sobornos, según detalla en el escrito enviado al Tribunal Supremo. Pero el presidente no es el único alcanzado por esta nueva ola de acusaciones. Los empresarios también han implicado en declaraciones judiciales a sus antecesores Dilma Rousseff y Lula da Silva.
Brasil lleva meses sacando a la luz el contenido de sus cloacas, un proceso que este viernes ha vivido otro momento decisivo. El Tribunal Supremo ha hecho público el material que sustenta la apertura de investigación al presidente y que ha sumido al país en una crisis política de consecuencias imprevisibles. El fiscal basa sus acusaciones contra Temer -le imputa los cargos de obstrucción a la justicia, corrupción pasiva y organización delictiva- en las declaraciones y las pruebas aportadas por los responsables del mayor imperio cárnico del país, JBS. De todo ello Janot deduce que el presidente de la República se involucró personalmente en maniobras para frenar las investigaciones de la llamada Operación Lava Jato, que en los tres últimos años ha ido descubriendo una red de corrupción de la que no se salva casi ningún partido. Parte de esas maniobras, según el ministerio público, fueron tramadas por Temer y su principal aliado político, el hasta ahora presidente del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), Aécio Neves, a quien el Supremo ha suspendido como senador tras reunir puebas de que cobró sobornos de JBS.
Uno de los episodios en que se basa el fiscal es la conversación grabada por el presidente de JBS, Joesley Batista, en la residencia oficial de Temer, el pasado 7 de marzo, y cuyos primeros detalles revelados por la prensa conmocionaron al país. El fiscal interpreta que en la conversación Batista logra la complicidad del presidente en sus maniobras para comprar el silencio del expresidente de la Cámara Eduardo Cunha, compañero de Temer en el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y condenado a 15 años de cárcel. El audio entregado a los medios de comunicación es de muy mala calidad y no ofrece datos concluyentes. Batista comenta a Temer que está cuidando su relación con Cunha -quien lleva meses lanzando mensajes amenazantes desde prisión- y el presidente le responde con la frase que ya se ha hecho famosa en el país: "Tienes que mantener eso, vale?". Un poco más adelante se puede oír al empresario comentando que tiene a Cunha "bajo control" y, según el fiscal, en otro momento Batista señala a Temer que está pagando al diputado "todos los meses".
Pero hay otros detalles de la conversación sumamente comprometedores para el presidente. El empresario llegó de noche, a las 22,40 horas, a la residencia oficial de Temer, en el Palacio de Jaburu de Brasilia, no pasó por el control oficial y entró directamente al garaje. Y Batista no se recató en relatar a Temer que estaba siendo investigado por la justicia pero que disponía de un fiscal que le pasaba información, además de tener "dos jueces amarrados". El miembro del ministerio público era un estrecho colaborador del fiscal general, que fue detenido el pasado miércoles acusado de cobrar 50.000 reales -unos 15.000 euros- por los servicios prestados. Temer se limita a asentir a las palabras del empresario. El presidente, en una nota pública, ha explicado que hizo caso omiso a las revelaciones del dueño del imperio cárnico porque "no las creyó".
En la misma conversación, Temer señala al empresario que su interlocutor para hacer gestiones ante la Administración debería ser un diputado de la estrecha confianza del presidente, Rodrigo Loures. Tiempo después, el diputado fue sorprendido por la policía con medio millón de reales (unos 150.000 euros) producto de un soborno entregado por Batista. En sus declaraciones a la fiscalía, el empresario detalla además que entre 2010 y 2017, a pedido de Temer, entregó sobornos a miembros del PMDB de la confianza del presidente por valor de 4,7 millones de reales (1,5 millones de euros).
Pero las acusaciones de Batista no solo alcanzan al actual presidente. El empresario asegura que en 2010, con el izquierdista Partido de los Trabajadores en el Gobierno, pactó el pago de comisiones a esa formación con el entonces ministro de Hacienda, Guido Mantega. El dinero se depositaba en varias cuentas que llegaron a tener un saldo de 150 millones de reales (unos 45 millones de euros). Según Batista, el ministro le confesó que los expresidentes Lula y Rousseff estaban al tanto de la existencia de esas cuentas.