El cerco judicial se cierra sobre Michel Temer en Brasil
Brasil vive en estado de conmoción política desde que el miércoles el diario O Globo reveló una conversación entre Temer y Joesley Batista, en la que el jefe de Estado da su "anuencia" al pago de un soborno para comprar el silencio del exdiputado Eduardo Cunha, encarcelado por corrupción.
La Razón Digital / Carola Solé, AFP / Brasilia
El presidente Michel Temer fue acusado por la Fiscalía de Brasil de tentativa de obstrucción a la justicia, en un nuevo golpe para el mandatario conservador que el viernes trataba de impedir una desbandada de aliados para permanecer en el cargo.
Según la Fiscalía General, Temer habría actuado en coordinación con el senador Aécio Neves, suspendido el jueves, para poner palos en las ruedas de la Operación Lava Jato, que investiga una vasta red de sobornos en la estatal Petrobras.
"Se verifica que Aécio Neves, en articulación, entre otros, con el presidente Michel Temer, buscaron impedir que avancen las investigaciones de Lava Jato, sea a través de medidas legislativas o por medio del control de nombramientos de los comisarios de la policía que conducirían las investigaciones", afirma el fiscal general, Rodrigo Janot, en su pedido para que la corte suprema autorice la investigación, al que accedió la AFP.
"De esta manera, se vislumbra igualmente la posible práctica de delito de obstrucción a la Justicia", concluye.
Las acusaciones se basan en delaciones premiadas de ejecutivos del gigante mundial de la alimentación JBS, entre ellos sus dueños Joesley y Wesley Batista.
Brasil vive en estado de conmoción política desde que el miércoles el diario O Globo reveló una conversación entre Temer y Joesley Batista, en la que el jefe de Estado da su "anuencia" al pago de un soborno para comprar el silencio del exdiputado Eduardo Cunha, encarcelado por corrupción.
"Se desprende de los elementos recolectados el interés de Temer en mantener a Cunha controlado", señala el texto.
En esa reunión, Temer también indicó a Batista que podía contactar al diputado Rodrigo Rocha Loures, un estrecho aliado, para discutir temas de interés de su grupo empresarial. Las autoridades registraron luego a Batista y Loures discutiendo delitos como garantizar la coincidencia de versiones de acusados en el caso Petrobras o la compra de su silencio.
El jefe de Estado, de 76 años, rechazó tajantemente esas acusaciones, así como los llamados a que presente su renuncia.
Alarmas
Los mercados encendieron sus alarmas ante la posibilidad de que la agitación política bloquee el avance de las medidas de austeridad impulsadas por Temer, como la elevación de la edad de las jubilaciones y la flexibilización laboral.
La Bolsa de Sao Paulo se hundió el jueves casi un 9% y el real se devaluó fuertemente frente al dólar. Este viernes, el mercado accionario recuperó algo de terreno, llegando a subir más de 2,7%, aunque después del anuncio del pedido de investigación contra Temer redujo las ganancias a 1,8%.
El mandatario se reunió el viernes por la mañana con sus asesores legales y desplazó para la tarde una audiencia con el ministro de Defensa, Raúl Jungmann, y con los mandos militares.
"El gobierno está trabajando en tres frentes para volver a la normalidad después de la crisis: político, judicial y económico. El propio presidente forma parte de las negociaciones con la base aliada", dijeron a la AFP fuentes del Palacio presidencial de Planalto.
La crisis se produce un año después de la caída de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, acusada por el Congreso de manipular las cuentas públicas. Ese impeachment posibilitó la llegada al poder de Temer, que era su vicepresidente, para completar el mandato hasta fin de 2018.
Una misión que parece cada vez más cuesta arriba.
Presiones
Temer enfrenta desde el jueves ocho pedidos de impeachment, aparte de un proceso en la justicia electoral que podría anular los comicios de 2014, por presuntos aportes de campaña de la constructora Odebrecht, una de las principales implicadas en el escándalo Petrobras.
La presión social también crece. Miles de personas gritaron el jueves "íFora Temer!" en Rio de Janeiro, Sao Paulo y Brasilia y hay más manifestaciones previstas para el fin de semana.
La exministra y senadora ecologista Marina Silva, que en las presidenciales de 2014 obtuvo casi 20% de los votos, declaró que Temer "no está en condiciones de gobernar".
Y el expresidente del STF Joaquim Barbosa comentó en su cuenta de Twitter: "No hay otra salida: los brasileños tienen que movilizarse, ir a las calles y reivindicar con fuerza: la renuncia inmediata de Michel Temer".
El diario O Globo se unió al coro con un duro editorial: "La renuncia es una decisión unilateral del presidente. No es lo mejor para sí mismo, pero sí para el país".
Un eventual impeachment solo prosperará si la coalición que apoya a Temer, o al menos una parte de ella, le da la espalda.
"Por eso la primera cuestión es saber si los partidos que forman la base del gobierno dejarán el gobierno", dijo a la AFP Thomaz Pereira, profesor de derecho constitucional en la Fundación Getulio Vargas en Rio.
Por ahora, su gabinete solo sufrió una baja: el ministro de Cultura, Roberto Freire, que renunció al cargo el mismo jueves
La Razón Digital / Carola Solé, AFP / Brasilia
El presidente Michel Temer fue acusado por la Fiscalía de Brasil de tentativa de obstrucción a la justicia, en un nuevo golpe para el mandatario conservador que el viernes trataba de impedir una desbandada de aliados para permanecer en el cargo.
Según la Fiscalía General, Temer habría actuado en coordinación con el senador Aécio Neves, suspendido el jueves, para poner palos en las ruedas de la Operación Lava Jato, que investiga una vasta red de sobornos en la estatal Petrobras.
"Se verifica que Aécio Neves, en articulación, entre otros, con el presidente Michel Temer, buscaron impedir que avancen las investigaciones de Lava Jato, sea a través de medidas legislativas o por medio del control de nombramientos de los comisarios de la policía que conducirían las investigaciones", afirma el fiscal general, Rodrigo Janot, en su pedido para que la corte suprema autorice la investigación, al que accedió la AFP.
"De esta manera, se vislumbra igualmente la posible práctica de delito de obstrucción a la Justicia", concluye.
Las acusaciones se basan en delaciones premiadas de ejecutivos del gigante mundial de la alimentación JBS, entre ellos sus dueños Joesley y Wesley Batista.
Brasil vive en estado de conmoción política desde que el miércoles el diario O Globo reveló una conversación entre Temer y Joesley Batista, en la que el jefe de Estado da su "anuencia" al pago de un soborno para comprar el silencio del exdiputado Eduardo Cunha, encarcelado por corrupción.
"Se desprende de los elementos recolectados el interés de Temer en mantener a Cunha controlado", señala el texto.
En esa reunión, Temer también indicó a Batista que podía contactar al diputado Rodrigo Rocha Loures, un estrecho aliado, para discutir temas de interés de su grupo empresarial. Las autoridades registraron luego a Batista y Loures discutiendo delitos como garantizar la coincidencia de versiones de acusados en el caso Petrobras o la compra de su silencio.
El jefe de Estado, de 76 años, rechazó tajantemente esas acusaciones, así como los llamados a que presente su renuncia.
Alarmas
Los mercados encendieron sus alarmas ante la posibilidad de que la agitación política bloquee el avance de las medidas de austeridad impulsadas por Temer, como la elevación de la edad de las jubilaciones y la flexibilización laboral.
La Bolsa de Sao Paulo se hundió el jueves casi un 9% y el real se devaluó fuertemente frente al dólar. Este viernes, el mercado accionario recuperó algo de terreno, llegando a subir más de 2,7%, aunque después del anuncio del pedido de investigación contra Temer redujo las ganancias a 1,8%.
El mandatario se reunió el viernes por la mañana con sus asesores legales y desplazó para la tarde una audiencia con el ministro de Defensa, Raúl Jungmann, y con los mandos militares.
"El gobierno está trabajando en tres frentes para volver a la normalidad después de la crisis: político, judicial y económico. El propio presidente forma parte de las negociaciones con la base aliada", dijeron a la AFP fuentes del Palacio presidencial de Planalto.
La crisis se produce un año después de la caída de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, acusada por el Congreso de manipular las cuentas públicas. Ese impeachment posibilitó la llegada al poder de Temer, que era su vicepresidente, para completar el mandato hasta fin de 2018.
Una misión que parece cada vez más cuesta arriba.
Presiones
Temer enfrenta desde el jueves ocho pedidos de impeachment, aparte de un proceso en la justicia electoral que podría anular los comicios de 2014, por presuntos aportes de campaña de la constructora Odebrecht, una de las principales implicadas en el escándalo Petrobras.
La presión social también crece. Miles de personas gritaron el jueves "íFora Temer!" en Rio de Janeiro, Sao Paulo y Brasilia y hay más manifestaciones previstas para el fin de semana.
La exministra y senadora ecologista Marina Silva, que en las presidenciales de 2014 obtuvo casi 20% de los votos, declaró que Temer "no está en condiciones de gobernar".
Y el expresidente del STF Joaquim Barbosa comentó en su cuenta de Twitter: "No hay otra salida: los brasileños tienen que movilizarse, ir a las calles y reivindicar con fuerza: la renuncia inmediata de Michel Temer".
El diario O Globo se unió al coro con un duro editorial: "La renuncia es una decisión unilateral del presidente. No es lo mejor para sí mismo, pero sí para el país".
Un eventual impeachment solo prosperará si la coalición que apoya a Temer, o al menos una parte de ella, le da la espalda.
"Por eso la primera cuestión es saber si los partidos que forman la base del gobierno dejarán el gobierno", dijo a la AFP Thomaz Pereira, profesor de derecho constitucional en la Fundación Getulio Vargas en Rio.
Por ahora, su gabinete solo sufrió una baja: el ministro de Cultura, Roberto Freire, que renunció al cargo el mismo jueves