Detenidos 21 miembros de la Mara Salvatrucha en una redada en Los Ángeles
La banda MS-13 se ha convertido en la prioridad del Departamento de Justicia. El jefe de policía: "Esto no tiene nada que ver con la inmigración ilegal"
Pablo Ximénez de Sandoval
Corresponsal en California
Los Ángeles, El País
Un total de 21 miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13), una de las más violentas de Estados Unidos, fueron detenidos en la madrugada del miércoles en Los Ángeles, California. La operación conjunta entre cuatro agencias de seguridad (FBI, DEA, Sheriff de Los Ángeles y Policía) incluye la detención de una docena de personas que formaban la cabeza de facto de esta organización criminal transnacional. Se trata de la séptima gran operación contra este grupo en la última década y la primera desde que el Gobierno de Donald Trump señaló al MS-13 como máxima prioridad.
La fiscal del Estado interina en el área de Los Ángeles, Sandra Brown, describió la operación como un “golpe fundamental” a la cabeza de esta organización surgida en esta ciudad californiana en los años 80. En total, la investigación, cuyo sumario fue hecho público este miércoles, afecta a 44 personas, de las que 20 está en prisión y tres se encuentran huidas. La denuncia abarca 41 cargos distintos de la legislación antimafia de Estados Unidos (RICO). Tres de ellos tienen cargos por homicidio y podrían enfrentarse a la pena de muerte.
El principal acusado es José Baldomero Romero, Porky, de 43 años, que según la denuncia fue el principal dirigente de la banda en 2013 y 2014. Baldomero controlaba las operaciones de tráfico de drogas y extorsión en conexión con la Mafia Mexicana, la organización que provee de drogas al MS-13 para el menudeo en las calles.
“Esta banda es responsables de asesinatos, tanto de pandilleros rivales como de transeúntes inocentes, así como de tráfico de drogas y extorsión en muchas comunidades del área de Los Ángeles”, dijo Brown. La fiscal añadió que hay “miles de miembros” de esta banda en el sur de California que “mantienen su poder con graves actos violentos”.
“La relación entre las drogas, la violencia y las bandas callejeras no es nueva para la DEA”, dijo el agente especial David Downing. “El mercado ilícito de drogas es la sangre vital de las operaciones de las bandas callejeras”.
Deirdre Fike, directora adjunta de la oficina del FBI en Los Ángeles, explicó que hay unas 33.000 bandas callejeras en Estados Unidos que en total suman 1,5 millones de miembros. La Mara Salvatrucha, fundada por inmigrantes ilegales salvadoreños en Los Ángeles en los años 80, es hoy una organización criminal transnacional con vínculos con el tráfico de drogas en México. Entre los detenidos hay cinco miembros de la Mafia Mexicana, aseguró Fike. La banda controla hasta 20 barrios en Los Ángeles. En las casas registradas había 15 niños, que han sido entregados a los servicios sociales. También se ha encontrado a hombres y mujeres que, según los agentes, estaban secuestrados víctimas de las redes de tráfico de personas.
La investigación que ha resultado en la redada masiva de esta madrugada ha durado tres años y la ha realizado el grupo especial contra bandas violentas de la ciudad de Los Ángeles, junto con el FBI. El jefe de policía de la ciudad, Charlie Beck, explicó en rueda de prensa que esta es la séptima gran operación contra la MS-13 desde 2007. “Detuve a mi primer miembro de esta banda hacer 30 años”, dijo Beck. “Les he visto evolucionar desde que eran un pequeño grupo de inmigrantes de El Salvador hasta que se convirtieron en un grupo criminal transnacional”.
Todos los años, la policía de Los Ángeles hace un ránking de las bandas más peligrosas de la ciudad. En 2012, la MS-13 ocupó el número uno “en una ciudad conocida por las bandas”. Ahora ocupa el séptimo puesto, dijo Beck.
La presentación de la operación puso en evidencia la tensión que existe entre el Departamento de Justicia del Gobierno Trump, dirigido por Jeff Sessions, y las policías locales de las granes ciudades. Sessions ha relacionado directamente la inmigración irregular con la violencia de las bandas. Es su argumento para decir que las llamadas ciudades santuario (como Los Ángeles y la mayoría de las grandes ciudades del país) son una amenaza para la seguridad. Sessions se ha referido en varias ocasiones a la MS-13 como una prioridad de su departamento.
Más de la mitad de los detenidos el miércoles son inmigrantes irregulares, en contraste con otra operación anterior, publicitada por Justicia, en la que fueron detenidas más de mil personas y la gran mayoría eran ciudadanos estadounidenses. Beck salió al paso de este dato y dijo que “no se trata de su situación migratoria, sino de su situación criminal”. “Puedes hacer de esto un tema de inmigración si quieres, pero no es de lo que se trata”, contestó a un periodista. Beck rechazó que la presencia de bandas en Los Ángeles tenga nada que ver con la política de santuario, pues la banda se ha extendido a otras ciudades que actúan de forma diferente.
El jefe de policía volvió a insistir en que operaciones como esta no serían posible sin la confianza de los vecinos, independientemente de su estatus migratorio, y esa es la razón de que no se interrogue a la gente sobre su documentación. La policía de Los Ángeles y las de decenas de grandes ciudades han expresado su preocupación por la agresividad de Trump y Sessions contra los inmigrantes indocumentados. En algunos sitios de Nueva York, California y Texas son cientos de miles de personas y si no colaboran con la policía porque tienen miedo a ser deportados es un problema de seguridad.
Pablo Ximénez de Sandoval
Corresponsal en California
Los Ángeles, El País
Un total de 21 miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13), una de las más violentas de Estados Unidos, fueron detenidos en la madrugada del miércoles en Los Ángeles, California. La operación conjunta entre cuatro agencias de seguridad (FBI, DEA, Sheriff de Los Ángeles y Policía) incluye la detención de una docena de personas que formaban la cabeza de facto de esta organización criminal transnacional. Se trata de la séptima gran operación contra este grupo en la última década y la primera desde que el Gobierno de Donald Trump señaló al MS-13 como máxima prioridad.
La fiscal del Estado interina en el área de Los Ángeles, Sandra Brown, describió la operación como un “golpe fundamental” a la cabeza de esta organización surgida en esta ciudad californiana en los años 80. En total, la investigación, cuyo sumario fue hecho público este miércoles, afecta a 44 personas, de las que 20 está en prisión y tres se encuentran huidas. La denuncia abarca 41 cargos distintos de la legislación antimafia de Estados Unidos (RICO). Tres de ellos tienen cargos por homicidio y podrían enfrentarse a la pena de muerte.
El principal acusado es José Baldomero Romero, Porky, de 43 años, que según la denuncia fue el principal dirigente de la banda en 2013 y 2014. Baldomero controlaba las operaciones de tráfico de drogas y extorsión en conexión con la Mafia Mexicana, la organización que provee de drogas al MS-13 para el menudeo en las calles.
“Esta banda es responsables de asesinatos, tanto de pandilleros rivales como de transeúntes inocentes, así como de tráfico de drogas y extorsión en muchas comunidades del área de Los Ángeles”, dijo Brown. La fiscal añadió que hay “miles de miembros” de esta banda en el sur de California que “mantienen su poder con graves actos violentos”.
“La relación entre las drogas, la violencia y las bandas callejeras no es nueva para la DEA”, dijo el agente especial David Downing. “El mercado ilícito de drogas es la sangre vital de las operaciones de las bandas callejeras”.
Deirdre Fike, directora adjunta de la oficina del FBI en Los Ángeles, explicó que hay unas 33.000 bandas callejeras en Estados Unidos que en total suman 1,5 millones de miembros. La Mara Salvatrucha, fundada por inmigrantes ilegales salvadoreños en Los Ángeles en los años 80, es hoy una organización criminal transnacional con vínculos con el tráfico de drogas en México. Entre los detenidos hay cinco miembros de la Mafia Mexicana, aseguró Fike. La banda controla hasta 20 barrios en Los Ángeles. En las casas registradas había 15 niños, que han sido entregados a los servicios sociales. También se ha encontrado a hombres y mujeres que, según los agentes, estaban secuestrados víctimas de las redes de tráfico de personas.
La investigación que ha resultado en la redada masiva de esta madrugada ha durado tres años y la ha realizado el grupo especial contra bandas violentas de la ciudad de Los Ángeles, junto con el FBI. El jefe de policía de la ciudad, Charlie Beck, explicó en rueda de prensa que esta es la séptima gran operación contra la MS-13 desde 2007. “Detuve a mi primer miembro de esta banda hacer 30 años”, dijo Beck. “Les he visto evolucionar desde que eran un pequeño grupo de inmigrantes de El Salvador hasta que se convirtieron en un grupo criminal transnacional”.
Todos los años, la policía de Los Ángeles hace un ránking de las bandas más peligrosas de la ciudad. En 2012, la MS-13 ocupó el número uno “en una ciudad conocida por las bandas”. Ahora ocupa el séptimo puesto, dijo Beck.
La presentación de la operación puso en evidencia la tensión que existe entre el Departamento de Justicia del Gobierno Trump, dirigido por Jeff Sessions, y las policías locales de las granes ciudades. Sessions ha relacionado directamente la inmigración irregular con la violencia de las bandas. Es su argumento para decir que las llamadas ciudades santuario (como Los Ángeles y la mayoría de las grandes ciudades del país) son una amenaza para la seguridad. Sessions se ha referido en varias ocasiones a la MS-13 como una prioridad de su departamento.
Más de la mitad de los detenidos el miércoles son inmigrantes irregulares, en contraste con otra operación anterior, publicitada por Justicia, en la que fueron detenidas más de mil personas y la gran mayoría eran ciudadanos estadounidenses. Beck salió al paso de este dato y dijo que “no se trata de su situación migratoria, sino de su situación criminal”. “Puedes hacer de esto un tema de inmigración si quieres, pero no es de lo que se trata”, contestó a un periodista. Beck rechazó que la presencia de bandas en Los Ángeles tenga nada que ver con la política de santuario, pues la banda se ha extendido a otras ciudades que actúan de forma diferente.
El jefe de policía volvió a insistir en que operaciones como esta no serían posible sin la confianza de los vecinos, independientemente de su estatus migratorio, y esa es la razón de que no se interrogue a la gente sobre su documentación. La policía de Los Ángeles y las de decenas de grandes ciudades han expresado su preocupación por la agresividad de Trump y Sessions contra los inmigrantes indocumentados. En algunos sitios de Nueva York, California y Texas son cientos de miles de personas y si no colaboran con la policía porque tienen miedo a ser deportados es un problema de seguridad.