ANÁLISIS / Europa, escenario del terror yihadista
Los atentados en la UE se han concentrado en seis de los ocho países de los que más combatientes han salido
Fernando Reinares
El País
Europa Occidental se ha convertido en escenario de una oleada de atentados relacionados con la movilización yihadista que Al Qaeda y Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) vienen promoviendo desde hace más de cinco años. Un indicador de esta movilización lo constituyen los combatientes terroristas extranjeros. Una quinta parte de las varias docenas de miles de individuos que han viajado desde 2012 para unirse a organizaciones yihadistas en Siria e Irak partieron de países de la UE.
Eso quiere decir que los musulmanes europeos están 16 veces sobrerrepresentados entre los combatientes terroristas extranjeros en esos dos países, comparando sus cifras con las de los contingentes de musulmanes llegados de otras regiones del mundo. A ellos hay que añadir miles de individuos más que, sin haberse trasladado fuera de la UE, han hecho suyas las ideas del salafismo yihadista y están dispuestos a actuar en función de ellas, de acuerdo con las directrices que emite la propaganda terrorista.
Hasta ahora, aquella secuencia de atentados, diversos tanto respecto a su preparación y a las características de sus autores como a las modalidades de su ejecución y a sus consecuencias, se ha concentrado en seis de los ocho países europeos más seriamente afectados por la actual movilización yihadista relacionada con Siria e Irak: Francia, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Suecia y Dinamarca. A ellos habría que añadir Austria y Países Bajos. Son los ocho países de la UE que han producido más combatientes terroristas extranjeros, en términos absolutos o respecto al total de sus poblaciones y al tamaño de sus colectividades musulmanas. Pero este dato es sólo una señal de la amenaza terrorista que afrontan. En el Reino Unido, han podido desbaratarse no menos de una docena de atrocidades terroristas a lo largo de los últimos cuatro años pero el nivel de amenaza es severo desde hace dos, lo que significa que un atentado como el de Manchester era altamente probable.
El Estado Islámico está inmerso en una estrategia de yihad defensiva destinada a preservar un califato privado de territorio. Al Qaeda, que persiste como estructura global descentralizada con liderazgo y estrategia, aspira a la hegemonía del yihadismo. Europa Occidental es el escenario propicio para que se materialicen los llamamientos de sus respectivos dirigentes a la comisión de atentados en el mundo occidental u otros planes más complejos.
Atentados que incidan sobre esa fractura entre musulmanes y no musulmanes que existe en nuestras sociedades abiertas y es explotable por los terroristas para atraer adeptos. Aunque el terrorismo esté incidiendo especialmente en los países de Europa Occidental más afectados por la más reciente movilización yihadista, es cuestión de tiempo que, pese a los esfuerzos de los servicios policiales y de inteligencia, hechos semejantes tengan igualmente lugar en otras naciones de ese mismo ámbito.
Fernando Reinares es director del Programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano así como catedrático de Ciencia Política y Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos.
Fernando Reinares
El País
Europa Occidental se ha convertido en escenario de una oleada de atentados relacionados con la movilización yihadista que Al Qaeda y Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) vienen promoviendo desde hace más de cinco años. Un indicador de esta movilización lo constituyen los combatientes terroristas extranjeros. Una quinta parte de las varias docenas de miles de individuos que han viajado desde 2012 para unirse a organizaciones yihadistas en Siria e Irak partieron de países de la UE.
Eso quiere decir que los musulmanes europeos están 16 veces sobrerrepresentados entre los combatientes terroristas extranjeros en esos dos países, comparando sus cifras con las de los contingentes de musulmanes llegados de otras regiones del mundo. A ellos hay que añadir miles de individuos más que, sin haberse trasladado fuera de la UE, han hecho suyas las ideas del salafismo yihadista y están dispuestos a actuar en función de ellas, de acuerdo con las directrices que emite la propaganda terrorista.
Hasta ahora, aquella secuencia de atentados, diversos tanto respecto a su preparación y a las características de sus autores como a las modalidades de su ejecución y a sus consecuencias, se ha concentrado en seis de los ocho países europeos más seriamente afectados por la actual movilización yihadista relacionada con Siria e Irak: Francia, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Suecia y Dinamarca. A ellos habría que añadir Austria y Países Bajos. Son los ocho países de la UE que han producido más combatientes terroristas extranjeros, en términos absolutos o respecto al total de sus poblaciones y al tamaño de sus colectividades musulmanas. Pero este dato es sólo una señal de la amenaza terrorista que afrontan. En el Reino Unido, han podido desbaratarse no menos de una docena de atrocidades terroristas a lo largo de los últimos cuatro años pero el nivel de amenaza es severo desde hace dos, lo que significa que un atentado como el de Manchester era altamente probable.
El Estado Islámico está inmerso en una estrategia de yihad defensiva destinada a preservar un califato privado de territorio. Al Qaeda, que persiste como estructura global descentralizada con liderazgo y estrategia, aspira a la hegemonía del yihadismo. Europa Occidental es el escenario propicio para que se materialicen los llamamientos de sus respectivos dirigentes a la comisión de atentados en el mundo occidental u otros planes más complejos.
Atentados que incidan sobre esa fractura entre musulmanes y no musulmanes que existe en nuestras sociedades abiertas y es explotable por los terroristas para atraer adeptos. Aunque el terrorismo esté incidiendo especialmente en los países de Europa Occidental más afectados por la más reciente movilización yihadista, es cuestión de tiempo que, pese a los esfuerzos de los servicios policiales y de inteligencia, hechos semejantes tengan igualmente lugar en otras naciones de ese mismo ámbito.
Fernando Reinares es director del Programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano así como catedrático de Ciencia Política y Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos.