Un organismo de la ONU denuncia la venta de subsaharianos como esclavos en Libia

La organización ha recogido los testimonios de dos migrantes que han sido comerciados por traficantes

El País
Madrid
La Organización Internacional para las Migraciones (IOM en su siglas inglés) ha denunciado este martes haber recogido testimonios "chocantes" sobre la existencia de un "mercado de esclavos" en Libia donde los traficantes venden a los migrantes subsaharianos que intentan zarpar hacia Italia por entre unos 200 o 400 euros. "La venta de las personas se está convirtiendo en una práctica común entre los traficantes a medida de que su red se hace más fuerte", ha afirmado en declaraciones recogidas por France Presse Othman Belbesi, jefe de las operaciones de IOM en Libia.


S. C., un hombre procedente de Senegal, ha relatado a la organización haber sido vendido por los traficantes en la ciudad de Sahaba y haber sido retenido en dos domicilios privados. De la misma forma, Adam, nombre ficticio que identifica a un migrante procedente de Gambia, ha denunciado haber sido secuestrado junto con otros 25 personas mientras estaban viajando de Sabha a la capital libia,Trípoli. "Hemos oído los migrantes contar historias parecidas muchas veces", explica por correo electrónico Giuseppe Loprete, responsable de IOM en Níger, desde Agadez, "pero por primera vez nos han explicado el funcionamiento".

S. C ha relatado a la organización haber sido llevado a un mercado "donde las personas se vendían como mercancías". Según ha explicado la venta en el mercado la llevaban a cabo los libios con la ayuda de ghaneses y nigerianos. Una vez comprado por una cifra desconocida, S. C. fue trasladado a una residencia privada donde se encontraban unos cien migrantes en su misma condición. Los propietarios le exigieron el pago de unos 500 euros para ser puesto en libertad. Ante la imposibilidad del hombre de pagar, volvieron a venderlo a otro particular con una casa más grande, lo que supuso que el rescate subiera a unos mil euros.

S. C., que ha logrado reunir el dinero necesario gracias a su familia, ha relatado haber vivido en condiciones "espantosas" y haber podido evitar las palizas diarias al trabajar como interprete para los secuestradores. Según ha contado les permitían ponerse en contacto con sus familias para que pudieran enviar el dinero necesario para su liberación. Cuando el hambre o las palizas se cobraban alguna vida, o algunos de ellos lograba la libertad, los secuestradores volvían al mercado para traer otras personas. S. C. ha contado que en algunos casos se trataba de mujeres que eran obligadas a ser esclavas sexuales.

"Lo que sabemos es que los migrantes en manos de los traficantes se enfrentan sistemáticamente a malnutrición, abuso sexual e incluso la muerte", ha afirmado Mohamed Abdiker, jefe de las Operaciones de Emergencia de IOM, "las últimas informaciones sobre la existencia de un mercado de esclavos se suma a una larga lista de atrocidades". S. C. ha podido volver a su país, así como Adam, cuya familia consiguió recaudar el dinero necesario para ponerle en libertad. Fue abandonado en una calle de Trípoli. Pesaba 35 kilos cuando una transeúnte le vio y lo trasladó al hospital. Tras ser acogido por una familia durante un mes, Adam se ha acogido al programa de retorno voluntario de la IOM y regresó el 4 de abril a Gambia, donde pudo reunirse con su familia.

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