Rusia y Occidente chocan sobre la investigación del ataque con armas químicas en Siria
Moscú y Damasco quieren imponer condiciones a los inspectores internacionales
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
Después de haber impedido la víspera una resolución de condena en la ONU contra el régimen de Damasco por el ataque químico en Siria, Rusia se ha mostrado este jueves a favor de que se lleve a cabo una investigación internacional “exhaustiva e imparcial” de la matanza con gas tóxico de al menos 86 civiles, entre ellos 30 niños, en la ciudad rebelde de Jan Sheijun, en la provincia siria de Idlib (en el norte del país). Las condiciones planteadas por Moscú a los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) fueron descritas con detalle por el Gobierno del presidente Bachar el Asad. “Una comisión de investigación no politizada, que debe iniciar su misión desde Damasco, y no desde el territorio de Turquía”, precisó el ministro de Exteriores sirio, Walid al Mualem, quien negó vehementemente que sus tropas hubiesen causado ataque del martes. “Daremos una respuesta (a las pesquisas internacionales) cuando se tengan en cuenta nuestras objeciones”.
En una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el presidente Vladímir Putin abogó este martes por una investigación internacional de los hechos. El presidente ruso consideró “inadmisible” que se lancen “acusaciones infundadas” antes de que se inspeccione la zona de forma detallada e imparcial. El ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, había atribuido “con 100% de seguridad” la autoría del bombardeo con gas tóxico a la aviación del régimen de El Asad.
Pocas horas antes de que se entablara esta comunicación, Moscú había hecho abortar con su amenaza de veto el proyecto de resolución de condena al régimen sirio presentado en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por los tres miembros permanentes occidentales: Estados Unidos, Reino Unido y Francia. “Se anticipan los resultados de la investigación y se señala ya a los culpables”, argumentó una portavoz del Kremlin, quien invocó los acuerdos ya adoptados sobre control de armas químicas para excluir una nueva resolución. Tanto Moscú como Damasco han esgrimido la tesis de que la nube de gas tóxico fue causada por un ataque con bombas convencionales contra un depósito de armas químicas de los rebeldes. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que ha contabilizado las víctimas, y testigos sobre el terreno insisten en que las cargas químicas se lanzaron desde aviones de combate, de los que la oposición carece.
El ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, puntualizó a su vez que su país sigue buscando un acuerdo en el Consejo de Seguridad para dar una respuesta al segundo ataque químico más grave registrado en la guerra de Siria, tras el que causó la muerte de más de un millar de civiles en 2013 en un bastión insurgente de la provincia de Damasco. “El primer paso es acordar la reanudación de las negociaciones de paz de Ginebra”, advirtió el jefe de la diplomacia francesa en declaraciones a la cadena de televisión CNEWS.
“Estos crímenes no deben quedar impunes. Llegará el día en que la justicia internacional se pronunciará sobre El Asad”, afirmó Ayrault, quien fijó la prioridad en salvar el proceso de diálogo auspiciado por la ONU —que la semana pasada concluyó sin avances su última ronda de conversaciones—, y descartó por ahora una eventual intervención militar, como dio a entender Estados Unidos la noche del miércoles.
El presidente Donald Trump afirmó que el ataque químico en Siria ha cambiado su opinión sobre el conflicto y sobre el régimen de Bachar al Asad, al que acusó de haber traspasado “todas las líneas” en sus acciones armadas contra la población civil, que calificó de "afrenta a la humanidad”. La embajadora norteamericana ante la ONU, Nikki Haley, fue más explícita al amenazar con una acción unilateral de represalia si la comunidad internacional no adopta medidas tras la matanza de Jan Sheijun.
El ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, informó de que las autopsias practicadas a las víctimas del ataque químico atendidas en hospitales de su país —adonde fueron evacuados los intoxicados más graves entre los más de 160 heridos registrados— confirmaron el uso de armas químicas, y en concreto de letal gas sarín, que afecta al sistema nervioso. "Se han examinado tres cadáveres que se llevaron de Idlib a Adana (sur de Anatolia) ante representantes de la Organización Mundial de la Salud y de la OPAQ”, precisó un comunicado oficial.
En medio de la contienda diplomática, el presidente sirio ha insistido en una entrevista al diario croata Vecernji list que el Gobierno francés, uno de los que ha condenado con más dureza el ataque, suministra con armas, dinero y apoyo logístico a las "fuerzas terroristas" que actúan contra las autoridades sirias. Bachar el Asad advirtió de que sus tropas continuarán luchando hasta alcanzar una “victoria total”.
Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
Después de haber impedido la víspera una resolución de condena en la ONU contra el régimen de Damasco por el ataque químico en Siria, Rusia se ha mostrado este jueves a favor de que se lleve a cabo una investigación internacional “exhaustiva e imparcial” de la matanza con gas tóxico de al menos 86 civiles, entre ellos 30 niños, en la ciudad rebelde de Jan Sheijun, en la provincia siria de Idlib (en el norte del país). Las condiciones planteadas por Moscú a los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) fueron descritas con detalle por el Gobierno del presidente Bachar el Asad. “Una comisión de investigación no politizada, que debe iniciar su misión desde Damasco, y no desde el territorio de Turquía”, precisó el ministro de Exteriores sirio, Walid al Mualem, quien negó vehementemente que sus tropas hubiesen causado ataque del martes. “Daremos una respuesta (a las pesquisas internacionales) cuando se tengan en cuenta nuestras objeciones”.
En una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el presidente Vladímir Putin abogó este martes por una investigación internacional de los hechos. El presidente ruso consideró “inadmisible” que se lancen “acusaciones infundadas” antes de que se inspeccione la zona de forma detallada e imparcial. El ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, había atribuido “con 100% de seguridad” la autoría del bombardeo con gas tóxico a la aviación del régimen de El Asad.
Pocas horas antes de que se entablara esta comunicación, Moscú había hecho abortar con su amenaza de veto el proyecto de resolución de condena al régimen sirio presentado en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por los tres miembros permanentes occidentales: Estados Unidos, Reino Unido y Francia. “Se anticipan los resultados de la investigación y se señala ya a los culpables”, argumentó una portavoz del Kremlin, quien invocó los acuerdos ya adoptados sobre control de armas químicas para excluir una nueva resolución. Tanto Moscú como Damasco han esgrimido la tesis de que la nube de gas tóxico fue causada por un ataque con bombas convencionales contra un depósito de armas químicas de los rebeldes. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que ha contabilizado las víctimas, y testigos sobre el terreno insisten en que las cargas químicas se lanzaron desde aviones de combate, de los que la oposición carece.
El ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, puntualizó a su vez que su país sigue buscando un acuerdo en el Consejo de Seguridad para dar una respuesta al segundo ataque químico más grave registrado en la guerra de Siria, tras el que causó la muerte de más de un millar de civiles en 2013 en un bastión insurgente de la provincia de Damasco. “El primer paso es acordar la reanudación de las negociaciones de paz de Ginebra”, advirtió el jefe de la diplomacia francesa en declaraciones a la cadena de televisión CNEWS.
“Estos crímenes no deben quedar impunes. Llegará el día en que la justicia internacional se pronunciará sobre El Asad”, afirmó Ayrault, quien fijó la prioridad en salvar el proceso de diálogo auspiciado por la ONU —que la semana pasada concluyó sin avances su última ronda de conversaciones—, y descartó por ahora una eventual intervención militar, como dio a entender Estados Unidos la noche del miércoles.
El presidente Donald Trump afirmó que el ataque químico en Siria ha cambiado su opinión sobre el conflicto y sobre el régimen de Bachar al Asad, al que acusó de haber traspasado “todas las líneas” en sus acciones armadas contra la población civil, que calificó de "afrenta a la humanidad”. La embajadora norteamericana ante la ONU, Nikki Haley, fue más explícita al amenazar con una acción unilateral de represalia si la comunidad internacional no adopta medidas tras la matanza de Jan Sheijun.
El ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, informó de que las autopsias practicadas a las víctimas del ataque químico atendidas en hospitales de su país —adonde fueron evacuados los intoxicados más graves entre los más de 160 heridos registrados— confirmaron el uso de armas químicas, y en concreto de letal gas sarín, que afecta al sistema nervioso. "Se han examinado tres cadáveres que se llevaron de Idlib a Adana (sur de Anatolia) ante representantes de la Organización Mundial de la Salud y de la OPAQ”, precisó un comunicado oficial.
En medio de la contienda diplomática, el presidente sirio ha insistido en una entrevista al diario croata Vecernji list que el Gobierno francés, uno de los que ha condenado con más dureza el ataque, suministra con armas, dinero y apoyo logístico a las "fuerzas terroristas" que actúan contra las autoridades sirias. Bachar el Asad advirtió de que sus tropas continuarán luchando hasta alcanzar una “victoria total”.