Polémica por las alusiones bélicas sobre Gibraltar de un exlíder ‘tory’
La oposición laborista y demócrata critica la retorica “inflamatoria”
Patricia Tubella
Londres, El País
Incluso cuando las soflamas patrióticas están a la orden del día en el Reino Unido que ha abrazado el Brexit, la sugerencia de lord Michael Howard sobre la voluntad de ir a la guerra para defender la soberanía británica de Gibraltar ha chirriado en un país que se prepara para lo incierto después de la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa —el miércoles pasado— por parte de la primera ministra, Theresa May.
Howard no es un cualquiera, sino un miembro ilustre del Partido Conservador actualmente en el poder, cuyas riendas dirigió él mismo entre 2003 y 2005. “Hace ahora 35 años, otra primera ministra [la venerada y denostada a partes iguales Margaret Thatcher] envió a cruzar el mundo a sus Fuerzas Armadas para defender la libertad de otro grupo de ciudadanos británicos en otro país de habla hispana”, proclamaba el dirigente tory en un vídeo difundido precisamente el mismo día en que el Gobierno May iniciaba su ofensiva contra las aspiraciones de España de una soberanía compartida en el Peñón. El protagonista de la misiva se refería a las Malvinas (las Falklands, para los británicos), el desencadenante de una guerra por la bandera del territorio, en 1982, en la que perecieron 655 argentinos y 255 británicos.
Tanto la oposición laborista como la liberal demócrata, contraria al Brexit pero al tiempo forzada a reclamar a May —en un futuro marco desengarzado de la UE— la defensa de “los derechos de los ciudadanos gibraltareños” en el contencioso con el Gobierno de Madrid, ha reprochado esa diatriba belicosa. Una verborrea “inflamatoria” que “desde luego no va a ayudar al Reino Unido a conseguir lo que necesita en estas difíciles negociaciones sobre el Brexit”, denunciaba la responsable laborista de Asuntos Exteriores, Emily Thornberry. El líder del Partido Liberal Demócrata, el convencido europeísta Tim Farron, iba más lejos alertando sobre la estrategia de May en su negociación con Bruselas: “En tan pocos días los conservadores están convirtiendo a la otra parte [la UE] en un enemigo. Espero que ese no sea el tono que domine en las conversaciones a dos bandas”.
Uno de los problemas de May va a ser su incapacidad para neutralizar proclamas como la de su colega de filas, Howard. El importante sector de la prensa que apoya a la primera ministra no se lo permitirá, como demuestran las declaraciones de su ministro de Defensa a raíz del posicionamiento de Howard: “Los habitantes de Gibraltar ya han dejado preclaro que no quieren vivir bajo la bota española”.
Patricia Tubella
Londres, El País
Incluso cuando las soflamas patrióticas están a la orden del día en el Reino Unido que ha abrazado el Brexit, la sugerencia de lord Michael Howard sobre la voluntad de ir a la guerra para defender la soberanía británica de Gibraltar ha chirriado en un país que se prepara para lo incierto después de la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa —el miércoles pasado— por parte de la primera ministra, Theresa May.
Howard no es un cualquiera, sino un miembro ilustre del Partido Conservador actualmente en el poder, cuyas riendas dirigió él mismo entre 2003 y 2005. “Hace ahora 35 años, otra primera ministra [la venerada y denostada a partes iguales Margaret Thatcher] envió a cruzar el mundo a sus Fuerzas Armadas para defender la libertad de otro grupo de ciudadanos británicos en otro país de habla hispana”, proclamaba el dirigente tory en un vídeo difundido precisamente el mismo día en que el Gobierno May iniciaba su ofensiva contra las aspiraciones de España de una soberanía compartida en el Peñón. El protagonista de la misiva se refería a las Malvinas (las Falklands, para los británicos), el desencadenante de una guerra por la bandera del territorio, en 1982, en la que perecieron 655 argentinos y 255 británicos.
Tanto la oposición laborista como la liberal demócrata, contraria al Brexit pero al tiempo forzada a reclamar a May —en un futuro marco desengarzado de la UE— la defensa de “los derechos de los ciudadanos gibraltareños” en el contencioso con el Gobierno de Madrid, ha reprochado esa diatriba belicosa. Una verborrea “inflamatoria” que “desde luego no va a ayudar al Reino Unido a conseguir lo que necesita en estas difíciles negociaciones sobre el Brexit”, denunciaba la responsable laborista de Asuntos Exteriores, Emily Thornberry. El líder del Partido Liberal Demócrata, el convencido europeísta Tim Farron, iba más lejos alertando sobre la estrategia de May en su negociación con Bruselas: “En tan pocos días los conservadores están convirtiendo a la otra parte [la UE] en un enemigo. Espero que ese no sea el tono que domine en las conversaciones a dos bandas”.
Uno de los problemas de May va a ser su incapacidad para neutralizar proclamas como la de su colega de filas, Howard. El importante sector de la prensa que apoya a la primera ministra no se lo permitirá, como demuestran las declaraciones de su ministro de Defensa a raíz del posicionamiento de Howard: “Los habitantes de Gibraltar ya han dejado preclaro que no quieren vivir bajo la bota española”.