París recupera su ritmo tras el nuevo atentado
Los turistas inundan los Campos Elíseos a pesar del tiroteo del jueves
Silvia Ayuso
París, El País
Los Campos Elíseos recuperaron este viernes su habitual cacofonía y denso tráfico tanto en los carriles de vehículos de la amplia avenida como en sus anchas aceras, donde los turistas volvían a abarrotar los cafés, restaurantes y tiendas que hacen de este lugar uno de los más turísticos de París. Del susto de la noche anterior, cuando un hombre mató a tiros a un policía e hirió gravemente a otros dos, en un acto calificado de terrorista por las autoridades francesas, quedaban pocas señales visibles, más allá de la intensa presencia policial y de los periodistas, que eran fotografiados por los turistas como un elemento más de esta popular avenida.
“Comme d’habitude”, como siempre, respondía con la sequedad habitual de los camareros parisinos el responsable de las mesas exteriores del café George V, situado a pocos metros del lugar del atentado, a la pregunta de si había igual número o menos de clientes este viernes. Cerca, Colin, un francés treintañero, aprovechaba el lado soleado de la acera para leer tranquilamente el periódico en un banco, ajeno al revuelo de cámaras que inundaban la zona. “Tenemos que intentar vivir con ello sin ceder al pánico o caer en actitudes irracionales”, señaló, en una actitud repetida por los parisinos en estos últimos dos años que han vivido amenazados por atentados.
La noche del jueves, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, llamó a los habitantes de la capital a no dejarse arredrar por actos como este, cometido por un “terrorista cegado por el odio y la muerte”. “No cederemos nada, no flaquearemos, permaneceremos unidos ante esta amenaza odiosa y taimada que pesa sobre todas las ciudades del mundo”, prometió. La afluencia en los Campos Elíseos daba a entender que la consigna ha sido entendida, y seguida, tanto por los residentes permanentes como los turistas temporales.
“El ambiente es un poco más pesado, hay algo de miedo y tensión, pero tenemos que tomar perspectiva”, razonaba una mujer de Trinidad y Tobago que, con su hijo y su marido, paseaba por la avenida. Acaban de iniciar sus vacaciones en París, largamente planificadas, y no tienen intención de interrumpirlas por la amenaza terrorista. “No queremos dejar de vivir, de experimentar, queremos viajar y bueno, con tantas partes del mundo atacadas, ¿cuándo es un buen momento para ello?”, se preguntó con una sonrisa. El ataque tampoco les hizo cambiar los planes a dos amigas belgas que esperaban para entrar en la exposición de Rodin que ofrece el Grand Palais, a un lado de los Campos Elíseos. “Hoy estamos un poco más atentas, yo ya he mirado si había cerca policías, pero no tengo miedo”, afirmaba una de las mujeres. “No podemos hacer como si no pasara nada, esto tiene un impacto, pero no como para dejar de viajar a París, o a Bruselas”, corroboraba su compañera. Aunque hubo algunas cancelaciones de grupos, el flujo de visitantes al museo no había disminuido de manera notable este viernes, confirmó un empleado responsable de organizar la entrada de los visitantes.
París ha sido objetivo prioritario de los extremistas en los últimos dos años, especialmente en 2015, con los ataques a Charlie Hebdo y los del fatal 13 de noviembre contra la sala de conciertos Bataclan y otros puntos de la capital, que dejaron 129 muertos en una sola noche. Pero a pesar de las constantes amenazas, París ha seguido siendo un imán para el turismo.
Según anunciaba el Ayuntamiento hace diez días, el turismo aumentó el año pasado a niveles comparables a los de 2014, antes de la oleada de fatales atentados. “Es una excelente noticia para la imagen de París en el mundo y para su vitalidad económica”, se felicitó entonces la alcaldesa Hidalgo.
Pese a todo, el miedo siempre está allí. La intensa presencia policial, con agentes fuertemente armados patrullando de forma constante la ciudad, o los planes, ya aprobados, de construir un costoso muro de cristal a prueba de balas alrededor de la Torre Eiffel, son recuerdos constantes de que París es una ciudad bajo la mira terrorista. Lo reconocía Wendy, una británica asentada desde hace 35 años en París y vecina de los Campos Elíseos. “Me siento mucho menos segura”, admitió. Según explicó, pese a las amenazas terroristas, nunca creyó que los Campos Elíseos, tan vigilados, podrían sufrir un ataque. “Pensaba que aquí no atacarían, que era un lugar demasiado obvio. Pero ya nada es obvio”.
Silvia Ayuso
París, El País
Los Campos Elíseos recuperaron este viernes su habitual cacofonía y denso tráfico tanto en los carriles de vehículos de la amplia avenida como en sus anchas aceras, donde los turistas volvían a abarrotar los cafés, restaurantes y tiendas que hacen de este lugar uno de los más turísticos de París. Del susto de la noche anterior, cuando un hombre mató a tiros a un policía e hirió gravemente a otros dos, en un acto calificado de terrorista por las autoridades francesas, quedaban pocas señales visibles, más allá de la intensa presencia policial y de los periodistas, que eran fotografiados por los turistas como un elemento más de esta popular avenida.
“Comme d’habitude”, como siempre, respondía con la sequedad habitual de los camareros parisinos el responsable de las mesas exteriores del café George V, situado a pocos metros del lugar del atentado, a la pregunta de si había igual número o menos de clientes este viernes. Cerca, Colin, un francés treintañero, aprovechaba el lado soleado de la acera para leer tranquilamente el periódico en un banco, ajeno al revuelo de cámaras que inundaban la zona. “Tenemos que intentar vivir con ello sin ceder al pánico o caer en actitudes irracionales”, señaló, en una actitud repetida por los parisinos en estos últimos dos años que han vivido amenazados por atentados.
La noche del jueves, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, llamó a los habitantes de la capital a no dejarse arredrar por actos como este, cometido por un “terrorista cegado por el odio y la muerte”. “No cederemos nada, no flaquearemos, permaneceremos unidos ante esta amenaza odiosa y taimada que pesa sobre todas las ciudades del mundo”, prometió. La afluencia en los Campos Elíseos daba a entender que la consigna ha sido entendida, y seguida, tanto por los residentes permanentes como los turistas temporales.
“El ambiente es un poco más pesado, hay algo de miedo y tensión, pero tenemos que tomar perspectiva”, razonaba una mujer de Trinidad y Tobago que, con su hijo y su marido, paseaba por la avenida. Acaban de iniciar sus vacaciones en París, largamente planificadas, y no tienen intención de interrumpirlas por la amenaza terrorista. “No queremos dejar de vivir, de experimentar, queremos viajar y bueno, con tantas partes del mundo atacadas, ¿cuándo es un buen momento para ello?”, se preguntó con una sonrisa. El ataque tampoco les hizo cambiar los planes a dos amigas belgas que esperaban para entrar en la exposición de Rodin que ofrece el Grand Palais, a un lado de los Campos Elíseos. “Hoy estamos un poco más atentas, yo ya he mirado si había cerca policías, pero no tengo miedo”, afirmaba una de las mujeres. “No podemos hacer como si no pasara nada, esto tiene un impacto, pero no como para dejar de viajar a París, o a Bruselas”, corroboraba su compañera. Aunque hubo algunas cancelaciones de grupos, el flujo de visitantes al museo no había disminuido de manera notable este viernes, confirmó un empleado responsable de organizar la entrada de los visitantes.
París ha sido objetivo prioritario de los extremistas en los últimos dos años, especialmente en 2015, con los ataques a Charlie Hebdo y los del fatal 13 de noviembre contra la sala de conciertos Bataclan y otros puntos de la capital, que dejaron 129 muertos en una sola noche. Pero a pesar de las constantes amenazas, París ha seguido siendo un imán para el turismo.
Según anunciaba el Ayuntamiento hace diez días, el turismo aumentó el año pasado a niveles comparables a los de 2014, antes de la oleada de fatales atentados. “Es una excelente noticia para la imagen de París en el mundo y para su vitalidad económica”, se felicitó entonces la alcaldesa Hidalgo.
Pese a todo, el miedo siempre está allí. La intensa presencia policial, con agentes fuertemente armados patrullando de forma constante la ciudad, o los planes, ya aprobados, de construir un costoso muro de cristal a prueba de balas alrededor de la Torre Eiffel, son recuerdos constantes de que París es una ciudad bajo la mira terrorista. Lo reconocía Wendy, una británica asentada desde hace 35 años en París y vecina de los Campos Elíseos. “Me siento mucho menos segura”, admitió. Según explicó, pese a las amenazas terroristas, nunca creyó que los Campos Elíseos, tan vigilados, podrían sufrir un ataque. “Pensaba que aquí no atacarían, que era un lugar demasiado obvio. Pero ya nada es obvio”.