La policía cree que el atentado de Rusia con 14 muertos lo perpetró un suicida procedente del Kirguizistán
Los investigadores creen que el atacante, de 22 años, se radicalizó de forma muy rápida tras una visita a su zona natal
Pilar Bonet
Moscú, El País
Un ciudadano de la Federación Rusa, oriundo del valle de Ferganá (una zona muy poblada y fértil en Asia Central), ha sido declarado el principal sospechoso del acto terrorista que costó la vida de 14 personas en el metro de San Petersburgo el lunes. Según el Comité de Investigación de Rusia, la entidad coordinadora de las pesquisas, el sospechoso, que se suicidó en el atentado, era Akbarzhón Dzhalílov, nacido en 1995 en Kirguizistán. Fuentes de la investigación citadas por la prensa rusa apuntan a una reciente radacialización islamista del sospechoso.
El sospechoso era un uzbeco étnico que nunca tuvo la ciudadanía de Kirguizistán, porque a los 16 años recibió el pasaporte ruso, según un comunicado del ministerio de Exteriores kirguizo. La agencia Interfax citaba ayer una fuente conocedora de la situación, según la cual Dzhalílov habría sido reclutado por emisarios de organizaciones islámicas después de pasar un mes en Kirguizistán a principios de 2017. Al volver de su viaje, según la agencia, se mostraba silencioso y cerrado y tuvo problemas con la policía por no pagar multas de tráfico. Dzhalílov no terminó su educación secundaria en Kirguizistán y su actividad en las redes sociales apuntaba a un interés por interpretaciones ultraconvervadoras del islam.
En San Petersburgo estaban hospitalizadas el martes 50 personas víctimas del accidente, de las cuales 10 estaban graves, según dijo el presidente del comité de sanidad municipal Valeri Kolabutin. Entre los diez cadáveres identificados está el ciudadano de Kazajistán Maksim Aríshev, de 20 años. Para identificar a los otros se requerirán muestras genéticas.
De momento, las autoridades rusas se muestran comedidas en sus declaraciones y no hay aún indicaciones claras aún de cómo repercutirá el suceso en la vida política del país, aunque los analistas y politólogos pronostican un mayor hincapié en la seguridad y mayores medidas de control. El jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev, dijo que el atentado no se había preparado "en solitario" y que los órganos de orden público hacen todo lo posible por encontrar y castigar a todos los implicados. El primer ministro prometió ocuparse de los "degenerados" que se dedican al "lavado de cerebro" e incitan a otros al terrorismo. Afirmó, según la agencia TASS, que hay que "llevar hasta el final" la lucha contra el terrorismo". Por su parte, Dmitri Peskov, el jefe de prensa de Vladímir Putin, admitió que el atentado suponía un desafío al presidente.
El valle de Ferganá, escenario de enfrentamientos étnicos en diferentes ocasiones, quedó repartido entre tres países al desintegrarse la URSS, el este de Uzbekistán, el sur de Kirguizistán y el norte de Tayikistán. En Osh reside una numerosa comunidad uzbeka que en 2010 fue víctima de violentos pogromos protagonizados por kirguizos procedentes de zonas montañosas rurales. En la Federación Rusa hay una cuantiosa diáspora procedente del valle de Ferganá.
Según el Comité de Investigación, las huellas de Dzhalílov fueron identificadas en una bolsa abandonada en la estación de metro Plóshad Vosstania, en la que fue descubierta una carga explosiva. Los análisis genéticos y las grabaciones de las cámaras de vigilancia del metro dan base para suponer que la persona que cometió el atentado en el vagón (entre la estación de metro Sennáia Plóshad y Tejnologícheski Institut) fue la misma que dejó la bolsa en la estación Plóshad Vosstnia, señala el comunicado.
En Osh, la policía interrogó a los padres de Dzhalílov y los vecinos de la familia dijeron a la agencia Interfax que Akbarzhón era un chico silencioso y obediente que poseía "unas manos de oro" y sabía hacer cualquier trabajo e incluso había reparado y hecho obras en la casa de las afueras de Osh donde los Dzhalílov vivían desde hacía cinco o seis años. Dzhalílov era el mayor de tres (los otros dos menores son una chica y un chico) en una familia "muy bondadosa y tranquila", cuyo padre acudía a la mezquita los sábados, pero "no se trataba de un fanático religioso", manifestó un interlocutor de Interfax.
Dzhalílov padre llevaba ya diez años trabajando en San Petersburgo cuando se llevó a su hijo a Rusia, tras solicitar para él el pasaporte ruso en el el consulado de la Federación Rusa en Osh, según el servicio informativo Meduza. El padre regresó después a su tierra de origen dejando en San Petersburgo a Akbarzhón que trabajó de mecánico y también de cocinero en un restaurante japonés. Además, el joven asistía a un gimnasio donde practicaba las artes marciales, aparentemente sin demasiado éxito.
El conductor del tren de metro siniestrado, Alexandr Kaverin, se convirtió en el héroe de la jornada. Kaverin dijo que se había limitado a seguir las instrucciones, según las cuales debía llevar el convoy hasta la próxima estación. "Como saben este no es el primer acto terrorista que tenemos, ha habido explosiones antes y gente inteligente ha dado instrucciones inteligentes", dijo a los periodistas. En febrero de 2004 en Moscú, una explosión perpetrada por un oriundo de Karachaevo-Cherkesia (en el norte del Cáucaso), mató a 41 personas e hirió a 250. En marzo de 2010 en el metro de Moscu dos explosiones organizadas por suicidas costaron la vida a 40 personas e hirieron a 168.
Por otra parte, en la ciudad de Astraján, en el sur de Rusia, dos policías fueron asesinados el 4 de abril cuando rellenaban el parte de un accidente. Los atacantes, que abrieron fuego sobre los agentes, les robaron las armas y se dieron a la fuga. Las autoridades han declarado orden de búsqueda y captura contra siete personas. El gobernador de Ástrajan, Alexandr Zhilkin, ha acusado a los "islamsitas radicales" del suceso y también de provocar el accidente ex profeso.
Pilar Bonet
Moscú, El País
Un ciudadano de la Federación Rusa, oriundo del valle de Ferganá (una zona muy poblada y fértil en Asia Central), ha sido declarado el principal sospechoso del acto terrorista que costó la vida de 14 personas en el metro de San Petersburgo el lunes. Según el Comité de Investigación de Rusia, la entidad coordinadora de las pesquisas, el sospechoso, que se suicidó en el atentado, era Akbarzhón Dzhalílov, nacido en 1995 en Kirguizistán. Fuentes de la investigación citadas por la prensa rusa apuntan a una reciente radacialización islamista del sospechoso.
El sospechoso era un uzbeco étnico que nunca tuvo la ciudadanía de Kirguizistán, porque a los 16 años recibió el pasaporte ruso, según un comunicado del ministerio de Exteriores kirguizo. La agencia Interfax citaba ayer una fuente conocedora de la situación, según la cual Dzhalílov habría sido reclutado por emisarios de organizaciones islámicas después de pasar un mes en Kirguizistán a principios de 2017. Al volver de su viaje, según la agencia, se mostraba silencioso y cerrado y tuvo problemas con la policía por no pagar multas de tráfico. Dzhalílov no terminó su educación secundaria en Kirguizistán y su actividad en las redes sociales apuntaba a un interés por interpretaciones ultraconvervadoras del islam.
En San Petersburgo estaban hospitalizadas el martes 50 personas víctimas del accidente, de las cuales 10 estaban graves, según dijo el presidente del comité de sanidad municipal Valeri Kolabutin. Entre los diez cadáveres identificados está el ciudadano de Kazajistán Maksim Aríshev, de 20 años. Para identificar a los otros se requerirán muestras genéticas.
De momento, las autoridades rusas se muestran comedidas en sus declaraciones y no hay aún indicaciones claras aún de cómo repercutirá el suceso en la vida política del país, aunque los analistas y politólogos pronostican un mayor hincapié en la seguridad y mayores medidas de control. El jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev, dijo que el atentado no se había preparado "en solitario" y que los órganos de orden público hacen todo lo posible por encontrar y castigar a todos los implicados. El primer ministro prometió ocuparse de los "degenerados" que se dedican al "lavado de cerebro" e incitan a otros al terrorismo. Afirmó, según la agencia TASS, que hay que "llevar hasta el final" la lucha contra el terrorismo". Por su parte, Dmitri Peskov, el jefe de prensa de Vladímir Putin, admitió que el atentado suponía un desafío al presidente.
El valle de Ferganá, escenario de enfrentamientos étnicos en diferentes ocasiones, quedó repartido entre tres países al desintegrarse la URSS, el este de Uzbekistán, el sur de Kirguizistán y el norte de Tayikistán. En Osh reside una numerosa comunidad uzbeka que en 2010 fue víctima de violentos pogromos protagonizados por kirguizos procedentes de zonas montañosas rurales. En la Federación Rusa hay una cuantiosa diáspora procedente del valle de Ferganá.
Según el Comité de Investigación, las huellas de Dzhalílov fueron identificadas en una bolsa abandonada en la estación de metro Plóshad Vosstania, en la que fue descubierta una carga explosiva. Los análisis genéticos y las grabaciones de las cámaras de vigilancia del metro dan base para suponer que la persona que cometió el atentado en el vagón (entre la estación de metro Sennáia Plóshad y Tejnologícheski Institut) fue la misma que dejó la bolsa en la estación Plóshad Vosstnia, señala el comunicado.
En Osh, la policía interrogó a los padres de Dzhalílov y los vecinos de la familia dijeron a la agencia Interfax que Akbarzhón era un chico silencioso y obediente que poseía "unas manos de oro" y sabía hacer cualquier trabajo e incluso había reparado y hecho obras en la casa de las afueras de Osh donde los Dzhalílov vivían desde hacía cinco o seis años. Dzhalílov era el mayor de tres (los otros dos menores son una chica y un chico) en una familia "muy bondadosa y tranquila", cuyo padre acudía a la mezquita los sábados, pero "no se trataba de un fanático religioso", manifestó un interlocutor de Interfax.
Dzhalílov padre llevaba ya diez años trabajando en San Petersburgo cuando se llevó a su hijo a Rusia, tras solicitar para él el pasaporte ruso en el el consulado de la Federación Rusa en Osh, según el servicio informativo Meduza. El padre regresó después a su tierra de origen dejando en San Petersburgo a Akbarzhón que trabajó de mecánico y también de cocinero en un restaurante japonés. Además, el joven asistía a un gimnasio donde practicaba las artes marciales, aparentemente sin demasiado éxito.
El conductor del tren de metro siniestrado, Alexandr Kaverin, se convirtió en el héroe de la jornada. Kaverin dijo que se había limitado a seguir las instrucciones, según las cuales debía llevar el convoy hasta la próxima estación. "Como saben este no es el primer acto terrorista que tenemos, ha habido explosiones antes y gente inteligente ha dado instrucciones inteligentes", dijo a los periodistas. En febrero de 2004 en Moscú, una explosión perpetrada por un oriundo de Karachaevo-Cherkesia (en el norte del Cáucaso), mató a 41 personas e hirió a 250. En marzo de 2010 en el metro de Moscu dos explosiones organizadas por suicidas costaron la vida a 40 personas e hirieron a 168.
Por otra parte, en la ciudad de Astraján, en el sur de Rusia, dos policías fueron asesinados el 4 de abril cuando rellenaban el parte de un accidente. Los atacantes, que abrieron fuego sobre los agentes, les robaron las armas y se dieron a la fuga. Las autoridades han declarado orden de búsqueda y captura contra siete personas. El gobernador de Ástrajan, Alexandr Zhilkin, ha acusado a los "islamsitas radicales" del suceso y también de provocar el accidente ex profeso.