Hungría aprueba una polémica ley que aboca a la Universidad de Soros al cierre

Una ley impulsada por Viktor Orbán puede abocar al cierre a la prestigiosa institución progresista, financiada por el magnate

María Sahuquillo
Madrid, El País
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha emprendido un nuevo ataque contra el filántropo estadounidense de origen húngaro George Soros. Esta vez el mandatario ultraconservador y nacionalista ha puesto en la diana a la Central European University (CEU) de Budapest, un prestigioso centro académico, progresista y liberal con sede en Budapest y financiado en gran parte por el magnate. Este martes, pese a las críticas internacionales, el Parlamento húngaro ha aprobado una ley que puede abocar al cierre de esta institución. La norma dispone que todas las universidades extranjeras que operen en Hungría tengan un campus en su país de origen. Y la CES, aunque está acreditada en el Estado de Nueva York y sus títulos son válidos en Estados Unidos (y Hungría), no lo tiene.


La Universidad, que imparte sus clases en inglés y que es una de las 200 mejores del mundo en ocho especialidades, según varios ranquin, asegura que la ley es un ataque directo contra ella del primer ministro Orbán. “Estamos en la primera línea de una importante batalla pior la libertad académica que es, además muy internacional”, ha dicho Michael Ignattief, presidente y rector de la CES, que fue durante años un renombrado profesor en Harvard. “Cualquier cambio legislativo que obligue a CEU a suspender sus programas en Budapest [donde estudian 1.300 alumnos, en inglés] podría dañar la vida académica húngara y afectar negativamente a las relaciones del Gobierno de Hungría con sus vecinos, sus socios de la UE y con Estados Unidos”, ha recalcado Ignattief, que ha asegurado que la Universidad seguirá trabajando para llegar a un acuerdo con el Ejecutivo de Orbán.

Mientras, el Gobierno del Fidesz asegura que la ley tiene como objetivo la transparencia y hacer el modelo más estricto para luchar contra una serie de irregularidades detectadas en el sistema universitario que implican a centros extranjeros. “La norma no es discriminatoria”, ha apuntado el ministro de Educación, Laszlo Palkovics. Desde el Gabinete de Orbán apuntan también que se han detectado problemas en 28 universidades. Sin embargo, la práctica totalidad se refiere en realidad a programas de centros extranjeros en Hungría, como uno de la Universidad de Granada u otro de la Middlesex University.

Orbán acusa además a la Universidad de Soros de “engañar” a la opinión pública. “La CES ha disfrutado de privilegios que inexistentes para otros centros de educación superior en Hungría. Esto puede ser un buen negocio para George Soros, pero le da una ventaja injusta en la competencia con otras universidades”, dice un comunicado del Gabinete del primer ministro, que insta al centro académico a cerrar a confrontación. El Gobierno insiste, además, en que el destino de la CES con la nueva ley no tiene por qué ser el cierre, sino que puede mantener su actividad si Hungría y EEUU firman un acuerdo. Algo complejo en un sistema como el estadounidense donde la enseñanza depende de cada Estado y no a nivel federal.

La ley contra la CES ha suscitado un enorme revuelo internacional y ha desatado una oleada de críticas contra Orbán y su nuevo ataque autoritario (también en redes sociales, con el lema #istandwithCEU ). El departamento de Estado de EEUU ha emitido un comunicado en el que se muestra “preocupado” por la legislación que afecta a este centro “de primer nivel”. El apoyo internacional a la CES ha sido abrumador: políticos, como el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, instituciones como la Academia Paneuropea de Humanidades, Ciencias y Letras, los rectores de las universidades de Princeton, Oxford, Cambridge y Duke; así como una larguísima lista (entre ellos una veintena de Premios Nobel) de miles de académicos y científicos cognitivos han alzado la voz en defensa de la Universidad, fundada en 1991 para “resucitar y revivir la libertad intelectual” en partes de una Europa que había sufrido “las horribles ideologías” totalitarias del comunismo y del fascismo. Este fin de semana, miles de personas salieron a la calle en Budapest para protestar por una medida que muchos no solo creen injusta sino que ven como el primero de una serie de ataques de Orbán contra los pocos nichos de progresismo que quedan en el país.

La que ya se conoce en Hungría como Lex CEU es, además, una ironía para muchos. Víktor Orbán, en sus años universitarios, cuando empezaba a militar en el Fidesz --hoy unido a KDNP y mucho más conservador-- y se estaba haciendo un nombre en el panorama del movimiento contra la dictadura comunista, recibió una beca del filántropo Soros para estudiar un año en Oxford. Hoy, la situación es completamente distinta. El eurófobo Orbán considera a Soros uno de sus más intensos enemigos ideológicos. El filántropo ha sido, además, uno de los más críticos con el presidente estadounidense, Donald Trump, por quien el primer ministro húngaro no solo tiene admiración sino también simpatía-

El contra la CEU es sólo el último del rosario de medidas con las que ha tratado de amortiguar la influencia del magnate húngaro-estadounidense en el país. Hace unos meses, por ejemplo, anunció una ley para limitar las ONG con financiación extranjera; una norma escrita de tal forma que las más afectadas, de nuevo, son el puñado de entidades que reciben fondos de Soros –un par de prestigiosos think tank, la ONG especializada en asistencia jurídica migratoria Comité de Helsinki, por ejemplo-- o que se dedican a temas humanitarios.

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