Dimiten el ministro de Defensa y el jefe de Ejército afgano tras el ataque talibán

Las renuncias coinciden con la visita a Kabul del secretario de Defensa de EE UU y el debate sobre un posible aumento de tropas extranjeras

Ángeles Espinosa
Dubái, El País
El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, ha viajado este lunes a Afganistán en medio del debate sobre la necesidad de que Washington cambie de estrategia hacia ese país asiático y aumente el número de sus efectivos. La visita, que no se había anunciado previamente por motivos de seguridad, se ha visto eclipsada en parte por la dimisión, poco antes de su llegada, del ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor afganos, objeto de crecientes críticas por el atentado del pasado viernes contra una base militar que causó al menos 150 muertos.


“El presidente Ashraf Ghani ha aceptado la renuncia del ministro de Defensa, Abdullah Habibi, y del jefe del Estado Mayor, el general Qadam Shah Shahim”, ha informado la oficina del presidente. Ambos están acusados de negligencia tras el asalto de un comando talibán a una de las mayores bases del Ejército afgano, situada en las cercanías de Mazar-i-Sharif, la principal ciudad del norte del país. A falta de una cifra oficial de víctimas, los recuentos de las agencias de noticias elevan ya a 150 los muertos, en su mayoría jóvenes reclutas.

La oficina de Ghani también ha comunicado el relevo de los jefes de cuatro cuerpos del Ejército. Se trata de las primeras sanciones después de los graves atentados de Mazar y el hospital militar de Kabul, el mes pasado, que se atribuyó el Estado Islámico (ISIS). En ambos casos, el Ministerio de Defensa ha sido acusado de falta de transparencia y de minimizar el número de víctimas. Además, según fuentes militares, se ha detenido a una decena de uniformados, lo que parece confirmar las sospechas de que los talibanes contaban con cómplices dentro de la base, tal como denunciaron algunos supervivientes del ataque del viernes.

La situación, con un nuevo atentado hoy mismo contra una base de EEUU en la provincia oriental de Khost, pone de relieve las enormes dificultades que afronta el Gobierno afgano, casi 16 años después de la invasión norteamericana. “A pesar de los aproximadamente 70.000 millones de dólares que Estados Unidos ha invertido [en ellas], las fuerzas armadas afganas aún no son capaces de asegurar todo el país”, advierte el Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán del Congreso estadounidense. Según sus datos, apenas controlan un 57% del país. Los talibanes han ido reconquistando el resto desde que la OTAN pusiera fin a su misión militar a finales de 2014.

Desde entonces, la Alianza mantiene 13.000 soldados en misiones de entrenamiento, asesoría y asistencia a las fuerzas e instituciones afganas. Estados Unidos, por su parte, cuenta con cerca de 9.000 soldados que apoyan al Ejército afgano en la lucha antiterrorista, pero cuyas operaciones se centran sobre todo en el bombardeo de Al Qaeda y el ISIS. Mientras, el aumento de la actividad insurgente ha tenido un enorme coste humano con una media de 3.500 civiles muertos en los tres últimos años, según la Misión de Naciones Unidas para Afganistán (UNAMA). Y también para las fuerzas afganas que, sólo entre enero y noviembre del año pasado, perdieron a 6.785 miembros (otros 11.777 resultaron heridos).
Los féretros de parte de los soldados muertos en el ataque talibán.
Los féretros de parte de los soldados muertos en el ataque talibán. REUTERS

Nada más aterrizar en Kabul, Mattis, que tiene experiencia en Afganistán, donde mandó una brigada tras la intervención de 2001 y luego estuvo al frente del Mando Central entre 2010 y 2013, se reunión con el general John Nicholson, máximo jefe militar de EEUU en el país asiático, para a continuación entrevistarse con el presidente Ghani y su consejero de Seguridad Nacional, Hanif Atmar. Los responsables afganos llevan tiempo pidiendo un aumento de las fuerzas extranjeras para frenar el avance talibán y Nicholson comparte esa posición tal como defendió recientemente ante el Congreso. Según la agencia Reuters, su solicitud, de entre 3.000 y 5.000 solados más, está siendo estudiada por la cadena de mando.

Los analistas cuestionan sin embargo que un simple aumento de tropas sea suficiente para acabar la guerra y sugieren la necesidad de un cambio de estrategia. Algunos ven signos en este sentido. El presidente Donald Trump ya envió a su asesor de Seguridad Nacional, H.R. McMaster a Kabul a principios de mes y ahora la visita de Mattis parece indicar un renovado interés en un conflicto que había quedado eclipsado por los de Siria e Irak. Aun así, la revisión para determinar los objetivos de la nueva Administración en Afganistán puede tardar semanas y, a pesar de lo expresado por la oficina de Ghani, no se preveía que Mattis anunciara el deseado aumento de tropas.

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