La oposición de Corea del Sur encuentra el camino despejado hacia las elecciones

La destituida expresidenta Park deberá comparecer ante los fiscales la semana próxima

Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
Las elecciones presidenciales adelantadas en Corea del Sur ya tienen fecha: el 9 de mayo. Ese día los votantes decidirán quién sustituirá a Park Geun-hye, la primera mujer presidenta del país y la primera a la que se ha inhabilitado para el cargo. Park, sospechosa en el mayor escándalo de corrupción que ha sacudido Corea del Sur en décadas, ha quedado convocada para declarar ante los fiscales la semana que viene tras perder su inmunidad como jefa de Estado.


El favorito para estas elecciones es, según las encuestas, Moon Jae-in, del Partido Democrático de Corea, de orientación centroizquierdista. Moon, al que Park derrotó en las elecciones de 2012, tendrá que someterse a unas primarias de su partido y vencerlas antes de ser nombrado candidato para esos comicios.

El partido en el Gobierno, el Saenuri que encabezaba Park, se lo ha puesto un poco más fácil: el presidente en funciones y primer ministro, Hwang Kyo-ahn, ha anunciado que no se presentará. Aunque Hwang nunca había adelantado su intención de participar en esas elecciones, los sondeos le colocaban en tercer lugar, por detrás de Moon y del gobernador Ahn Hee-jung, otro posible aspirante de la oposición. Pero, según declaró al anunciar la convocatoria electoral, ha preferido centrarse en dirigir la transición hasta la llegada de un nuevo jefe de Estado.

“He llegado a la conclusión de que no es apropiado que me presente, y de que debería centrarme en trabajar para la estabilidad de los asuntos de Estado y la gestión de las próximas elecciones”, ha declarado el político.

Park quedó formalmente destituida el pasado viernes, después de que el Tribunal Constitucional aprobara por unanimidad la decisión de la Asamblea Nacional de despojarla de sus funciones. La Constitución prevé que en caso de inhabilitación, se celebren comicios en un plazo máximo de 60 días.

La expresidenta, que abandonó la residencia oficial de los jefes de Estado en Seúl el pasado domingo, deberá comparecer ante los fiscales el próximo martes para responder, ya como ciudadana común y corriente, de 13 cargos. Park es sospechosa de haber colaborado en el escándalo de tráfico de influencias, abuso de poder y corrupción del que su amiga Choi Soon-sil, apodada la “Rasputina surcoreana”, es la principal acusada.

Uno de sus abogados, Son Beom-gyu, ha declarado a la agencia surcoreana Yonhap que la expresidenta “cooperará con la investigación en tanto su situación se lo permita”.

Según los fiscales, Choi presionó, con la connivencia de la presidenta, a los principales grupos empresariales surcoreanos para recibir a cambio de favores políticos decenas de millones de dólares, en forma de contratos o de donaciones, destinados a fundaciones o empresas que ella controlaba. La mayor parte, según esta versión, se quedó en su bolsillo.

Tanto Park como Choi niegan haber actuado de manera incorrecta. El escándalo también ha salpicado a uno de los hombres más poderosos del país, el heredero del conglomerado Samsung, Lee Jae-yong, que ha quedado detenido a la espera de juicio como sospechoso de malversación y de haber facilitado sobornos.

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