El exconsejero de seguridad de Trump hizo ‘lobby’ para Turquía durante la campaña electoral
Michael Flynn, que dimitió por mentir por sus lazos con Rusia, cobró 530.000 dólares de un empresario cercano a Erdogan
Joan Faus
Washington, El País
Michael Flynn no logra escapar de la polémica. Mientras asesoraba a Donald Trump durante la campaña electoral, cobró 530.000 dólares de un empresario turco-estadounidense cercano al presidente Recep Tayyip Erdogan para indagar en asuntos de interés para Ankara. El exconsejero de seguridad nacional de Trump se registró el año pasado como lobista, pero hasta esta semana no informó a las autoridades estadounidenses de que también era un agente extranjero.
El caso vuelve a poner en aprietos a la Casa Blanca un mes después de que el republicano Trump forzara a Flynn a dimitir como su asesor de seguridad por mentir sobre sus contactos con el embajador ruso en Washington. Y refuerza el temor de que los lazos con gobiernos extranjeros o empresas privadas de destacados integrantes de la Administración Trump puedan influir en su toma de decisiones.
Las conversaciones con ese diplomático obligaron la semana pasada al fiscal general, Jeff Sessions, a desvincularse de cualquier investigación a los presuntos lazos entre el equipo de Trump y el Kremlin a raíz del robo de correos al Partido Demócrata, que Washington atribuye a Moscú para ayudar electoralmente al candidato republicano.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo el viernes que Trump no sabía que Flynn estaba trabajando como un agente extranjero en EE UU cuando lo nombró su consejero de seguridad tras las elecciones de noviembre. Sin embargo, antes de la toma de posesión del presidente en enero, los abogados de Flynn preguntaron al equipo de Trump si el general retirado debería registrarse como agente extranjero y les respondieron que dependía de su propio criterio. Tras la investidura presidencial, preguntaron de nuevo y recibieron la misma respuesta.
El portavoz Spicer explicó que los expertos legales del equipo de Trump consideraron que el registrarse o no como agente era una decisión personal de Flynn. “Nosotros hicimos lo correcto entonces y esperamos que cada trabajador cumpla la ley”, alegó.
Se sabía que Flynn, partidario de la mano dura contra el yihadismo y conocido por su retórica agresiva, había fundado una consultoría tras ser despedido en 2014 por el Gobierno de Barack Obama como jefe de la agencia de inteligencia del Ejército. También era público que había asesorado en asuntos relacionados con Turquía o que cobró por atender en Rusia, junto al presidente Vladímir Putin, una gala de la televisión Russia Today.
Pero lo que se desconocían eran los detalles de sus lazos con el entorno de Erdogan. Como ya sucedió con sus conversaciones con el embajador ruso, las nuevas revelaciones alimentan la sospecha de si Flynn habría sido imparcial, como consejero de seguridad nacional de Trump, en asuntos relacionados con Rusia o Turquía.
“Creo que es una reafirmación de la decisión del presidente de pedir al general Flynn que dimitiera”, dijo el jueves el vicepresidente Mike Pence al ser preguntado por el registro como agente extranjero. Pence, que aseguró que se había enterado del caso por la prensa, fue a quien mintió Flynn cuando le dijo que, en sus llamadas con el embajador ruso en diciembre, no habían hablado de un posible levantamiento de sanciones. La realidad es que sí lo hicieron.
Investigación al clérigo Gülen
Flynn firmó el pasado agosto un contrato, con una duración de 90 días, con Inovo, una firma holandesa controlada por Ekim Alptekin, un empresario cercano al Gobierno de Erdogan y presidente del Consejo Empresarial Turco-Estadounidense.
Entonces, Flynn ya era un miembro activo de la campaña de Trump. En la convención de julio que designó a Trump candidato republicano, había pronunciado un discurso incendiario, contrario a la moderación habitual de los militares, en que abanderó los cánticos de "A la cárcel" contra la demócrata Hillary Clinton.
Una de las funciones de Flynn para Inovo era investigar al clérigo turco Fetulá Gülen, exiliado en EE UU y al que Ankara acusa de estar detrás del intento de golpe de Estado en julio y reclama su extradición. La Administración Obama rechazó extraditarlo y el Gobierno Trump no ha revelado su opinión.
Sin embargo, el pasado 8 de noviembre, el día de las elecciones y cuando Flynn ya no trabajaba oficialmente para el empresario turco, el general publicó un artículo en The Hill, un diario enfocado a los congresistas, en que defendió la extradición de Gülen, al que llamó un “islamista radical” y comparó con Osama bin Laden.
En el registro como agente extranjero, se explica que Flynn decidió escribir la pieza por iniciativa propia, pero se revela que antes de publicarse compartió un borrador con Inovo.
Alptekin aseguró el miércoles que ni él ni nadie relacionado con el Gobierno turco supieron de antemano sobre el artículo. Y negó que contratara a Flynn para ganar influencia con Trump. “Cuando contacté a la compañía Flynn, las encuestas mostraban una probabilidad del 85% de victoria de Hillary”, escribió en Twitter.
Joan Faus
Washington, El País
Michael Flynn no logra escapar de la polémica. Mientras asesoraba a Donald Trump durante la campaña electoral, cobró 530.000 dólares de un empresario turco-estadounidense cercano al presidente Recep Tayyip Erdogan para indagar en asuntos de interés para Ankara. El exconsejero de seguridad nacional de Trump se registró el año pasado como lobista, pero hasta esta semana no informó a las autoridades estadounidenses de que también era un agente extranjero.
El caso vuelve a poner en aprietos a la Casa Blanca un mes después de que el republicano Trump forzara a Flynn a dimitir como su asesor de seguridad por mentir sobre sus contactos con el embajador ruso en Washington. Y refuerza el temor de que los lazos con gobiernos extranjeros o empresas privadas de destacados integrantes de la Administración Trump puedan influir en su toma de decisiones.
Las conversaciones con ese diplomático obligaron la semana pasada al fiscal general, Jeff Sessions, a desvincularse de cualquier investigación a los presuntos lazos entre el equipo de Trump y el Kremlin a raíz del robo de correos al Partido Demócrata, que Washington atribuye a Moscú para ayudar electoralmente al candidato republicano.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo el viernes que Trump no sabía que Flynn estaba trabajando como un agente extranjero en EE UU cuando lo nombró su consejero de seguridad tras las elecciones de noviembre. Sin embargo, antes de la toma de posesión del presidente en enero, los abogados de Flynn preguntaron al equipo de Trump si el general retirado debería registrarse como agente extranjero y les respondieron que dependía de su propio criterio. Tras la investidura presidencial, preguntaron de nuevo y recibieron la misma respuesta.
El portavoz Spicer explicó que los expertos legales del equipo de Trump consideraron que el registrarse o no como agente era una decisión personal de Flynn. “Nosotros hicimos lo correcto entonces y esperamos que cada trabajador cumpla la ley”, alegó.
Se sabía que Flynn, partidario de la mano dura contra el yihadismo y conocido por su retórica agresiva, había fundado una consultoría tras ser despedido en 2014 por el Gobierno de Barack Obama como jefe de la agencia de inteligencia del Ejército. También era público que había asesorado en asuntos relacionados con Turquía o que cobró por atender en Rusia, junto al presidente Vladímir Putin, una gala de la televisión Russia Today.
Pero lo que se desconocían eran los detalles de sus lazos con el entorno de Erdogan. Como ya sucedió con sus conversaciones con el embajador ruso, las nuevas revelaciones alimentan la sospecha de si Flynn habría sido imparcial, como consejero de seguridad nacional de Trump, en asuntos relacionados con Rusia o Turquía.
“Creo que es una reafirmación de la decisión del presidente de pedir al general Flynn que dimitiera”, dijo el jueves el vicepresidente Mike Pence al ser preguntado por el registro como agente extranjero. Pence, que aseguró que se había enterado del caso por la prensa, fue a quien mintió Flynn cuando le dijo que, en sus llamadas con el embajador ruso en diciembre, no habían hablado de un posible levantamiento de sanciones. La realidad es que sí lo hicieron.
Investigación al clérigo Gülen
Flynn firmó el pasado agosto un contrato, con una duración de 90 días, con Inovo, una firma holandesa controlada por Ekim Alptekin, un empresario cercano al Gobierno de Erdogan y presidente del Consejo Empresarial Turco-Estadounidense.
Entonces, Flynn ya era un miembro activo de la campaña de Trump. En la convención de julio que designó a Trump candidato republicano, había pronunciado un discurso incendiario, contrario a la moderación habitual de los militares, en que abanderó los cánticos de "A la cárcel" contra la demócrata Hillary Clinton.
Una de las funciones de Flynn para Inovo era investigar al clérigo turco Fetulá Gülen, exiliado en EE UU y al que Ankara acusa de estar detrás del intento de golpe de Estado en julio y reclama su extradición. La Administración Obama rechazó extraditarlo y el Gobierno Trump no ha revelado su opinión.
Sin embargo, el pasado 8 de noviembre, el día de las elecciones y cuando Flynn ya no trabajaba oficialmente para el empresario turco, el general publicó un artículo en The Hill, un diario enfocado a los congresistas, en que defendió la extradición de Gülen, al que llamó un “islamista radical” y comparó con Osama bin Laden.
En el registro como agente extranjero, se explica que Flynn decidió escribir la pieza por iniciativa propia, pero se revela que antes de publicarse compartió un borrador con Inovo.
Alptekin aseguró el miércoles que ni él ni nadie relacionado con el Gobierno turco supieron de antemano sobre el artículo. Y negó que contratara a Flynn para ganar influencia con Trump. “Cuando contacté a la compañía Flynn, las encuestas mostraban una probabilidad del 85% de victoria de Hillary”, escribió en Twitter.