Trump defiende la utilidad de la tortura

El presidente estudia frenar la acogida de refugiados e imponer un bloqueo total durante 30 días a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana

Joan Faus
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
El presidente estadounidense, Donald Trump, recuperó este miércoles el discurso de mano dura contra el terrorismo que tenía como candidato a la Casa Blanca. Trump defendió la utilidad de la tortura contra sospechosos yihadistas, pero dijo que quería cumplir la ley y que delegaría cualquier decisión sobre si aplicarla a la cúpula de seguridad de su Gobierno.


“Si no quieren hacerlo, está bien. Si quieren hacerlo, trabajaré hacia ese objetivo. Quiero hacerlo todo dentro de los marcos de la legalidad”, dijo en una entrevista a la cadena ABC preguntado por la técnica del waterboarding (ahogamiento simulado) que él alabó el pasado junio. “¿Creo que funciona? Absolutamente lo creo”, agregó.

El Ejército estadounidense prohibió en 2006 el uso del waterboarding, poniendo en duda su legalidad y eficacia. Al llegar a la Casa Blanca en 2009, el presidente Barack Obama lo prohibió también para la CIA al clausurar el programa de interrogación de la agencia de inteligencia a sospechosos de terrorismo. La decisión cerró el capítulo oscuro de los abusos del Gobierno de George W. Bush en nombre de la llamada guerra contra el terrorismo tras los atentados del 11-S en 2001.

Trump estudia recuperar ese programa de interrogación. Según el borrador de un documento oficial citado por medios estadounidenses, el republicano ha preguntado a sus asesores sobre la posibilidad de reanudar las prisiones secretas que la CIA tenía en el extranjero. Según el informe, se mantendría la prohibición de practicar torturas en los interrogatorios, según las leyes estadounidense e internacional.

En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, negó autenticidad a esa información aunque no la desmintió. “No es un documento de la Casa Blanca. No tengo ni idea de dónde salió”, dijo a los periodistas.

El nuevo presidente también estaría estudiando mantener abierta la prisión de Guantánamo (Cuba), que acoge a una cuarentena de sospechosos de terrorismo en un limbo de detención indefinida.

Posibles restricciones a musulmanes

Por otra parte, Spicer explicó que a finales de semana el Gobierno tomará “pasos apropiados” para garantizar que llegan a EE UU por “razones correctas” personas procedentes de países que suponen una “elevada preocupación” de seguridad.

Spicer evitó referirse a un país en concreto ni detallar el alcance de esas medidas. Según un borrador de una orden ejecutiva, citada por medios estadounidenses, se paralizaría durante cuatro meses el programa de acogida de refugiados (en el caso de ciudadanos sirios sería indefinido), y se prohibiría durante 30 días la emisión de visados a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana y considerados demasiado peligrosos: Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.

Las medidas se asemejarían al veto a inmigrantes musulmanes que Trump, como parte de la lucha contra el yihadismo, prometió como candidato y que desató una tormenta en EE UU y en el extranjero.

El republicano, que atizó la islamofobia como arma electoral, también dijo que, como presidente, impondría un test de valores a los ciudadanos de algunos países y que efectuaría un “análisis extremo” de las solicitudes de refugio de ciudadanos que huyen de países azotados por el terrorismo, como Siria. Trump ha acusado a Alemania de cometer un "error catastrófico" con su política de puertas abiertas a los refugiados procedentes de Oriente Próximo.

Actualmente, los ciudadanos de esos países raramente logran visados estadounidenses y el proceso suele demorarse muchos meses. El Gobierno de Barack Obama ya reforzó los requisitos y el análisis de seguridad para dar asilo a personas de países como Siria.

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