¿Qué pasará con la prisión de Guantánamo cuando Barack Obama deje el poder y Donald Trump asuma la presidencia de EE.UU.?
EEUU, BBC
Se viven tiempos inciertos en la bahía de Guantánamo, Cuba. No sólo para los detenidos de la prisión estadounidense que se ubica en ese lugar, sino también para los que los vigilan.
Después de ocho años en los que el presidente Barack Obama ha intentado -sin lograrlo- cerrar el centro de detención, ¿cómo impactará en el futuro de esta cárcel el mandato de Donald Trump?
Los primeros detenidos llegaron hace 15 años, en enero de 2002,al presidio ubicado en un extremo aislado de Cuba, a 831 kilómetros de La Habana.
Se viven tiempos inciertos en la bahía de Guantánamo, Cuba. No sólo para los detenidos de la prisión estadounidense que se ubica en ese lugar, sino también para los que los vigilan.
Después de ocho años en los que el presidente Barack Obama ha intentado -sin lograrlo- cerrar el centro de detención, ¿cómo impactará en el futuro de esta cárcel el mandato de Donald Trump?
Los primeros detenidos llegaron hace 15 años, en enero de 2002,al presidio ubicado en un extremo aislado de Cuba, a 831 kilómetros de La Habana.
Se vivían los primeros meses de la entonces llamada "Guerra contra el terror", iniciada por George W. Bush.
Yo fui de visita unas semanas más tarde y vi a los hombres vestidos de naranja encerrados en jaulas de acero bajo el cálido sol cubano, en el Campamento Rayos X, una instalación provisional.
La bahía de Guantánamo había sido elegidacomo sede de la prisión en parte porque no era suelo estadounidense y así se evitaba aplicar la ley de ese país.
En ese entonces había la sensación de que la administración Bush estaba improvisando y nadie estaba seguro de cuánto tiempo iba a durar.
La siguiente vez que fui -dos años después- ya se había instalado una estructura permanente, el Campamento Delta. El centro había abierto para quedarse.
Su número de presos creció, llegando a alrededor de 700 en su momento álgido.
Pero en su segundo día en el cargo hace ocho años, el presidente Obama prometió cerrar la instalación y el ritmo de las transferencias de los internos a otros países aumentó.
En mi visita hace unas pocas semanas, encontré gran parte del campo vacío. Pero Obama no pudo cumplir su promesa, en parte porque el Congreso de su país bloqueó la transferencia de cualquier detenido a EE.UU.
Últimas transferencias
Ahora quedan menos de 60 detenidos. Se ha aprobado la liberación de 20 de ellos y la administración Obama está tratando de transferir a algunos antes de que termine su mandato.
Pero el 3 de enero, el presidente electo Trump dejó claros sus puntos de vista en un un mensaje en Twitter.
"No debería haber más liberaciones", escribió."Son personas extremadamente peligrosas y no se les debe permitir volver al campo de batalla".
Sin embargo, la Casa Blanca se comprometió a seguir con la transferencia de reclusos, rechazando el pedido de suspensión por parte de Trump.
El 5 de enero, tres ex prisioneros yemeníes de Guantánamo llegaron a Arabia Saudita y se reunieron con sus familiares.
¿Sucederá lo mismo con otros reclusos?
Atmósfera controlada
La incertidumbre se percibía claramente durante nuestra última visita al bloque de detención.
La mayoría de los detenidos restantes se encuentran ahora en el llamado Campo Seis.
Se suponía que no sabían que estábamos allí, pero era evidente que se dieron cuenta,ya que uno nos mostró una señal pintada a mano de un signo de interrogación con un candado debajo.
Los prisioneros siguieron atentamente el resultado de las elecciones. El Coronel Steve Gabavics, comandante de la Fuerza Conjunta de Detención, dijo: "Todos estaban viendo la televisión, su comportamiento era casi igual que cualquier otra noche".
"No notamos ninguna respuesta negativa significativa, nadie se acercó a nosotros enojado, nadie protestó, simplemente estaban interesados en ver lo que iba a suceder", agregó.
Una diferencia con mis primeras visitas es que la interacción entre los detenidos y los guardias es mucho más calmada.
En enero de 2002, los ataques del 11-S todavía estaban frescos y había tensión, y sentido de la agresión subyacente en ambos lados. Ahora, la atmósfera es mucho más controlada.
Durante nuestra visita en diciembre de 2016, vimos que los detenidos golpeaban una ventana para llamar a un guardia cuando querían enviar un mensaje y los funcionarios dijeron que los detenidos eran "obedientes".
Pero, ¿qué significa para ellos la llegada del presidente Trump?
"Los detenidos tienen preguntas: ¿se van a detener las transferencias cuando el nuevo presidente asuma el cargo el 20 de enero? No sabemos, no saben, sus abogados pueden especular, pero nadie lo sabe", dice el contraalmirante Peter Clarke, comandante de la Fuerza Conjunta de Guantánamo.
Clarke había comentado, antes del último tuit de Donald Trump, que "algunos de ellos podían reaccionar mal" si se dan cuenta que no van a ser transferidos.
¿Nuevos detenidos?
¿Qué pasa si el presidente Trump decide que no sólo quiere suspender la transferencia de prisioneros, sino enviar nuevos detenidos?
"Vamos a llenarlo de chicos malos", dijo Trump en la campaña electoral en febrero de 2016.
En otro lugar de la base de Guantánamo, está el Campamento Siete. Su localización exacta es secreta.
Aquí es donde se mantiene a detenidos de alto riesgo, como Khalid Sheikh Mohammed, el presunto autor intelectual de los ataques del 11 de septiembre, que está pasando por el largo y lento proceso de una comisión militar, una forma de juicio.
La capacidad máxima del Campo Seis es de alrededor de 175 detenidos.
El Campo Cinco ahora se siente vacío. Podría recibir a 80 personas, pero ha sido parcialmente convertido a una nueva instalación médica.
Eso significa que potencialmente Guantánamo podría dar cabida a más de 100 detenidos adicionales casi de inmediato. Para recibir más gente, se necesitaría construir más infraestructura.
Los funcionarios dicen que es una "suposición razonable" que quieran segregar a los nuevos detenidos, ya que hay probabilidades de que pertenezcan al autodenominado Estado Islámico en lugar de a al Qaeda.
"Estamos preparados para recibir algunos si eso fuera necesario en el corto plazo", nos dijo el coronel Gabavics.
"Órdenes legales"
La presión del gobierno de Obama para cerrar Guantánamo también significó que hubiera resistencia a capturar más detenidos en operaciones antiterroristas en todo el mundo, dijeron algunos exfuncionarios.
Ellos creen que la política de "no tomar prisioneros" creó un incentivo para matar en lugar de capturar. La administración aumentó el ritmo y la extensión geográfica de los ataques con aviones no tripulados, que en ocasiones pudieron significar la pérdida de material de inteligencia útil.
Trump también dijo que consideraría la posibilidad de volver a practicar torturas como el ahogamiento con agua. ¿Podría ocurrir eso en Guantánamo? El contraalmirante Clarke dijo estar "seguro" de que no habrá torturas en Guantánamo.
"Independientemente de las órdenes que recibamos, cuando lleguen a mí desde el Comando Sur de EE.UU., estoy seguro de que serán órdenes legales que estaré listo para llevar a cabo", dijo.
En los 15 años desde que Guantánamo fue inaugurado, los contornos de la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo han cambiado.
Nuevos enemigos han surgido y la cuestión de qué hacer con ellos -dónde ponerlos, cómo tratarlos e incluso si matarlos o capturarlos- ahora dependerá de un nuevo presidente.