May ratifica en Davos el compromiso de Reino Unido con el comercio mundial

La primera ministra británica intenta calmar a los inversores y asegura que el 'Brexit' no significa una vuelta del país al proteccionismo

Alicia González (Enviada Especial)
Davos (Suiza), El País
La primera ministra británica, Theresa May, ha ratificado en Davos (Suiza) la voluntad de Reino Unido de convertirse en país líder del comercio mundial y de la globalización pese a la salida del país de la Unión Europea (UE). En su primera intervención tras presentar los planes del Gobierno sobre el Brexit, May se desplazó hasta la exclusiva estación suiza para calmar a los inversores, con los que mantuvo un encuentro privado. Ahora que la apuesta por un Brexit duro queda confirmada, la banca empieza a desgranar sus propios planes de salida.
La primera ministra británica, Theresa May, en su comparecencia frente a inversores extranjeros en el Foro Económico de Davos (Suiza) en enero de 2017.


Hubo pocas novedades en el discurso de la primera ministra británica, apenas dos días después de presentar sus planes para negociar qué relación tendrá Reino Unido en el futuro con la UE. Pero sí hubo, sin duda, una voluntad de calmar a los inversores y de asegurar a las élites congregadas en Davos que el voto a favor del Brexit del pasado junio no significa una vuelta al proteccionismo por parte de Reino Unido.

Theresa May insistió en que el país quiere convertirse en el “líder mundial más fuerte y enérgico en favor del libre mercado y el libre comercio del mundo” porque, insistió, “un Reino Unido global no es menos británico”. El Brexit, dijo, “nos convertirá en un actor global e internacionalista incluso mayor, en acción y en espíritu también,” porque la voluntad de la isla británica ha sido siempre “salir al mundo”.

La mejor prueba de este compromiso, dijo May, es que su Gobierno ya ha iniciado conversaciones con Australia, Nueva Zelanda e India para negociar nuevos acuerdos comerciales y que países como China y algunos Estados del Golfo Pérsico también le han expresado su voluntad de iniciar esta negociación.

Pero no bastan las palabras para calmar a la potente industria financiera asentada en la City de Londres, de ahí el interés de May por mantener un encuentro privado con los primeros ejecutivos de Wall Street congregados en Davos. Antes del encuentro, la presidenta del banco Santander, Ana Botín, confió en que Londres y Bruselas logren negociar un acuerdo “positivo para todos los ciudadanos europeos, dentro y fuera del continente [europeo] y cuya implementación sea razonable”.

La banca ha iniciado su propio Brexit y algunas de las mayores entidades con intereses en el país empiezan a desgranar sus planes de relocalización. La industria financiera de Reino Unido emplea a 1,1 millones de personas y genera ingresos anuales que superan los 230.000 millones de euros, según un informe de Oliver Wyman.

El consejero delegado del HSBC, Stuart Gulliver, ha asegurado recientemente que buena parte del personal que el grupo tiene en Londres se desplazará próximamente a París. El jefe de inversiones de UBS, Andrea Orcel, ha reconocido que la firma suiza está valorando si trasladar la sede a Fráncfort o a Madrid, ciudades en las que ya tiene operaciones. Fuentes citadas por Bloomberg, apuntan que la ciudad elegida en este caso sería finalmente Madrid. Otras agencias subrayan que Lloyds, Goldman Sachs, JP Morgan y Bank of America ya han decidido trasladar parte de sus efectivos al continente e, incluso, mover algunas unidades de vuelta a Nueva York.

Lo cierto es que hay una competición soterrada entre las principales capitales europeas para atraer la inversión y los empleos que decidan abandonar la City. En una mesa sobre el futuro Europa, el presidente de la francesa Publicis, Maurice Lévy, postuló entre bromas a París como alternativa a Londres. Junto a él, Ana Botín dejó caer: “¿y por qué no Madrid o Barcelona?”.

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