Los antiabortistas se sienten reforzados con la llegada de Trump a la Casa Blanca
La Marcha por la Vida se celebra en el mismo lugar que la de las Mujeres pero atrae menos público
Joan Faus
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
Decenas de miles de personas protestaron este viernes en Washington contra el aborto. La manifestación se celebró en el mismo lugar en que, el sábado pasado, se concentró un número mucho mayor de personas que clamaron contra la presidencia de Donald Trump y defendieron el derecho a interrumpir el embarazo. La explanada del Mall fue la única coincidencia entre las marchas. El ambiente era muy distinto: los manifestantes de este viernes sentían que la victoria de Trump ha reforzado su causa; los del sábado, en la Marcha de las Mujeres, temían que el republicano dilapide derechos sociales.
La Casa Blanca exhibió su respaldo a los antiabortistas. En un mensaje en Twitter, Trump expresó su “apoyo total” a la marcha. Y su vicepresidente, Mike Pence, participó en ella. “La vida está ganando de nuevo en Estados Unidos, es evidente con unas elecciones que han dado mayorías provida y con la elección histórica de este presidente que defiende el derecho a la vida”, dijo Pence en un discurso ante los vítores constantes del público, que combinaba personas mayores y niños. “Hoy es una celebración del progreso que hemos hecho. Este es un momento histórico en la causa de la vida”.
Pence recordó que Trump firmó el lunes un decreto que prohíbe a oenegés y proveedores sanitarios en el extranjero utilizar fondos del Gobierno estadounidense para asesorar a favor del aborto. Y subrayó que la próxima semana nombrará como juez del Tribunal Supremo a un jurista antiaborto.
Fue el primer vicepresidente en el cargo que participa en la Marcha por la Vida que celebró su 44ª edición. Otros presidentes republicanos, como Ronald Reagan y George W. Bush, difundieron un mensaje en la marcha pero sin acudir a ella. El número dos de Trump es un referente para los congregados. Como gobernador de Indiana, firmó una de las leyes más restrictivas del país en contra del aborto y tomó medidas contra el colectivo LGTB.
En la manifestación abundaban la simbología cristiana y los carteles de rechazo al aborto. “Acéptalo, el aborto mata”, decía uno. “Todas las vidas importan”, rezaba otro en respuesta al emblema contra la brutalidad policial con la comunidad negra: “Las vidas negras importan”.
Mary Biagiotti, de 57 años y que vive a las afueras de Washington, llevaba uno que pedía cortar la financiación pública a Planned Parenthood, una organización que ofrece atención médica a mujeres sin recursos y que para los republicanos abandera el aborto. Pence fue uno de los impulsores de la campaña para cortar la financiación a esa entidad. “Estoy aquí porque hay tantas mujeres que creen que esto no es una vida humana, que creen que abortar no les hará daño”, explicó.
Biagiotti, que votó por Trump, enfatiza que lo más importante para ella es su “apoyo a la vida”. Los demás asuntos, como comercio e inmigración, señaló, son “secundarios si la gente está siendo asesinada”. Y concluyó: “Creo que solo va a crecer en el trabajo. Dios lo va a usar para hacer grandes cosas para nuestro país y el mundo”.
Trump critica el derecho al aborto pero en el pasado se pronunció a favor. Pese a su opinión ambivalente, recibió en campaña el apoyo de los votantes religiosos del Partido Republicano. Prometió que, si la sentencia que permite el aborto fuera derogada, cedería a cada Estado la decisión sobre si mantener o restringir ese derecho. También sugirió que habría que castigar a las mujeres que abortaran, pero luego se desdijo.
La marcha tuvo lugar a los pocos días del 44º aniversario de la sentencia del Tribunal Supremo que legalizó el aborto en EE UU y en un momento en que la interrupción del embarazo está en mínimos históricos en el país. En 2013, el último año con datos disponibles, la cifra de abortos se situó por debajo del millón por primera vez desde 1975, según el Instituto Guttmacher.
Joan Faus
Corresponsal en Estados Unidos
Washington, El País
Decenas de miles de personas protestaron este viernes en Washington contra el aborto. La manifestación se celebró en el mismo lugar en que, el sábado pasado, se concentró un número mucho mayor de personas que clamaron contra la presidencia de Donald Trump y defendieron el derecho a interrumpir el embarazo. La explanada del Mall fue la única coincidencia entre las marchas. El ambiente era muy distinto: los manifestantes de este viernes sentían que la victoria de Trump ha reforzado su causa; los del sábado, en la Marcha de las Mujeres, temían que el republicano dilapide derechos sociales.
La Casa Blanca exhibió su respaldo a los antiabortistas. En un mensaje en Twitter, Trump expresó su “apoyo total” a la marcha. Y su vicepresidente, Mike Pence, participó en ella. “La vida está ganando de nuevo en Estados Unidos, es evidente con unas elecciones que han dado mayorías provida y con la elección histórica de este presidente que defiende el derecho a la vida”, dijo Pence en un discurso ante los vítores constantes del público, que combinaba personas mayores y niños. “Hoy es una celebración del progreso que hemos hecho. Este es un momento histórico en la causa de la vida”.
Pence recordó que Trump firmó el lunes un decreto que prohíbe a oenegés y proveedores sanitarios en el extranjero utilizar fondos del Gobierno estadounidense para asesorar a favor del aborto. Y subrayó que la próxima semana nombrará como juez del Tribunal Supremo a un jurista antiaborto.
Fue el primer vicepresidente en el cargo que participa en la Marcha por la Vida que celebró su 44ª edición. Otros presidentes republicanos, como Ronald Reagan y George W. Bush, difundieron un mensaje en la marcha pero sin acudir a ella. El número dos de Trump es un referente para los congregados. Como gobernador de Indiana, firmó una de las leyes más restrictivas del país en contra del aborto y tomó medidas contra el colectivo LGTB.
En la manifestación abundaban la simbología cristiana y los carteles de rechazo al aborto. “Acéptalo, el aborto mata”, decía uno. “Todas las vidas importan”, rezaba otro en respuesta al emblema contra la brutalidad policial con la comunidad negra: “Las vidas negras importan”.
Mary Biagiotti, de 57 años y que vive a las afueras de Washington, llevaba uno que pedía cortar la financiación pública a Planned Parenthood, una organización que ofrece atención médica a mujeres sin recursos y que para los republicanos abandera el aborto. Pence fue uno de los impulsores de la campaña para cortar la financiación a esa entidad. “Estoy aquí porque hay tantas mujeres que creen que esto no es una vida humana, que creen que abortar no les hará daño”, explicó.
Biagiotti, que votó por Trump, enfatiza que lo más importante para ella es su “apoyo a la vida”. Los demás asuntos, como comercio e inmigración, señaló, son “secundarios si la gente está siendo asesinada”. Y concluyó: “Creo que solo va a crecer en el trabajo. Dios lo va a usar para hacer grandes cosas para nuestro país y el mundo”.
Trump critica el derecho al aborto pero en el pasado se pronunció a favor. Pese a su opinión ambivalente, recibió en campaña el apoyo de los votantes religiosos del Partido Republicano. Prometió que, si la sentencia que permite el aborto fuera derogada, cedería a cada Estado la decisión sobre si mantener o restringir ese derecho. También sugirió que habría que castigar a las mujeres que abortaran, pero luego se desdijo.
La marcha tuvo lugar a los pocos días del 44º aniversario de la sentencia del Tribunal Supremo que legalizó el aborto en EE UU y en un momento en que la interrupción del embarazo está en mínimos históricos en el país. En 2013, el último año con datos disponibles, la cifra de abortos se situó por debajo del millón por primera vez desde 1975, según el Instituto Guttmacher.