Siete hallazgos que la ciencia reveló sobre los perros en este 2016
Los canes forman vínculos afectivos con sus dueños, son sensibles a nuestros gestos y se sabe que reconocen nuestras emociones en las expresiones faciales.
Página Siete / Agencias
Interpretan tus palabras, tienen memoria episódica y reconocen las emociones de los humanos... Varias investigaciones científicas han descubierto este año un buen número de secretos sobre el mejor amigo del hombre. El diario ABC reúne siete hallazgos que la ciencia dio a conocer sobre los perros.
1. Interpretan tus palabras
Cuando le diga algo bonito a su perro, hágalo con intención. Lo distinguirá si suena a falso. El cerebro de su mejor amigo del reino animal procesa tanto lo que decimos como cómo lo decimos. Al igual que las personas, los canes utilizan el hemisferio cerebral izquierdo para procesar palabras, y una región del derecho para la entonación. Además, las palabras halagadoras activan el centro de recompensa del perro solo cuando concuerdan con la entonación adecuada.
Los resultados de un grupo de investigación húngaro sugieren que los mecanismos neuronales para procesar palabras evolucionaron mucho antes de lo que se pensaba, y no son exclusivos del cerebro humano. Los investigadores llegaron a esta conclusión tras realizar a 13 perros un escáner de resonancia magnética funcional, por el que pudieron medir la actividad cerebral de los mismos al escuchar a su entrenador.
2. La amistad está en sus genes
Los perros han acompañado al hombre desde hace al menos 15.000 años, cuando surgieron de entre los lobos. Desde entonces, forman vínculos afectivos con sus dueños, son sensibles a nuestros gestos y se sabe que reconocen nuestras emociones en las expresiones faciales.
Los investigadores creen que todas estas habilidades sociales tienen una base genética, ya que incluso los cachorros son capaces de leer las señales comunicativas humanas. Un equipo de la Universidad de Linköping en Suecia ha identificado cinco genes relacionados y resulta, sorprendentemente, que en el ser humano algunos de ellos están vinculados a trastornos del comportamiento, como el autismo, la esquizofrenia o la agresión en adolescentes con trastorno de déficit de atención.
3. Saben lo que hizo
Al igual que los humanos pueden recordar eventos del pasado, incluso cuando no les dimos ninguna importancia particular en el momento en que ocurrieron, los perros también parecen disponer de una memoria episódica y pueden recordar complejas acciones hechas por una persona en un intervalo concreto de tiempo. "Desde un punto de vista evolutivo amplio, esto implica que la memoria episódica no se desarrolló sólo en los primates, sino que es una habilidad más extendida en el reino animal”, dicen los investigadores húngaros que llevaron a cabo el experimento.
4. Reconocen las emociones
Los perros son capaces de reconocer las emociones humanas y las de sus congéneres, según un estudio de investigadores británicos y brasileños. Un total de 17 ejemplares fueron sometidos a un experimento.
En diferentes carteles se pusieron fotos de personas alegres y enfadadas y de perros con talante juguetón o agresivo. Luego se reprodujeron los sonidos de voces humanas enojadas y ladridos enfurecidos. Los canes, que se enfrentaban a la prueba sin ningún ensayo ni conocimiento previo, en la mayoría de los casos se quedaron más tiempo mirando a las imágenes que correspondían con esos sonidos hostiles. La coincidencia fue incluso mayor con las imágenes de los perros que con las de las personas.
5. Surgieron de entre los lobos
¿Cuándo fueron domesticados los perros por primera vez? Un arduo debate. Algunos argumentan que ocurrió en Europa hace unos 15.000 años, mientras que otros afirman que fue en China o Asia Central hará unos 12.500. Una investigación publicada este año en la revista Science ha intentado dar una respuesta definitiva sugiriendo que ambos tienen gran parte de razón.
Un amplio equipo internacional de científicos ha comparado datos genéticos y ha llegado a la conclusión de que el mejor amigo del hombre pudo haber surgido de forma independiente a partir de dos poblaciones de lobos separadas, probablemente ahora extintas, que vivían en lados opuestos del continente euroasiático. Es decir, los perros fueron domesticados no una vez, sino dos, antes de la llegada de la agricultura.
6. Prefieren caricias a salchichas
Y literalmente, porque un estudio publicado este mes de agosto en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, mostraba que la mayoría de los perros prefieren recibir una caricia de sus dueños a un trozo de perrito caliente.
Para llegar a esta conclusión los investigadores escanearon la actividad cerebral de 15 canes en varias situaciones para tratar de averiguar qué circuitos cerebrales se activaban en cada momento. Trece mostraron los mismos o superiores niveles de actividad en la zona cerebral implicada en la toma de decisiones y recompensas cuando eran acariciados, en comparación con cuando recibían la salchicha.
7. Si está enfadado, no se fían
Investigadores estadounidenses trataron de estudiar cómo de bien entienden los perros a sus dueños y el principal hallazgo de sus investigaciones es que estos animales confían menos en las personas que están enfadadas y que les gritan o regañan. Las actitudes negativas asociadas con la ira o una regañina, hacen que los perros cambien su comportamiento.
Página Siete / Agencias
Interpretan tus palabras, tienen memoria episódica y reconocen las emociones de los humanos... Varias investigaciones científicas han descubierto este año un buen número de secretos sobre el mejor amigo del hombre. El diario ABC reúne siete hallazgos que la ciencia dio a conocer sobre los perros.
1. Interpretan tus palabras
Cuando le diga algo bonito a su perro, hágalo con intención. Lo distinguirá si suena a falso. El cerebro de su mejor amigo del reino animal procesa tanto lo que decimos como cómo lo decimos. Al igual que las personas, los canes utilizan el hemisferio cerebral izquierdo para procesar palabras, y una región del derecho para la entonación. Además, las palabras halagadoras activan el centro de recompensa del perro solo cuando concuerdan con la entonación adecuada.
Los resultados de un grupo de investigación húngaro sugieren que los mecanismos neuronales para procesar palabras evolucionaron mucho antes de lo que se pensaba, y no son exclusivos del cerebro humano. Los investigadores llegaron a esta conclusión tras realizar a 13 perros un escáner de resonancia magnética funcional, por el que pudieron medir la actividad cerebral de los mismos al escuchar a su entrenador.
2. La amistad está en sus genes
Los perros han acompañado al hombre desde hace al menos 15.000 años, cuando surgieron de entre los lobos. Desde entonces, forman vínculos afectivos con sus dueños, son sensibles a nuestros gestos y se sabe que reconocen nuestras emociones en las expresiones faciales.
Los investigadores creen que todas estas habilidades sociales tienen una base genética, ya que incluso los cachorros son capaces de leer las señales comunicativas humanas. Un equipo de la Universidad de Linköping en Suecia ha identificado cinco genes relacionados y resulta, sorprendentemente, que en el ser humano algunos de ellos están vinculados a trastornos del comportamiento, como el autismo, la esquizofrenia o la agresión en adolescentes con trastorno de déficit de atención.
3. Saben lo que hizo
Al igual que los humanos pueden recordar eventos del pasado, incluso cuando no les dimos ninguna importancia particular en el momento en que ocurrieron, los perros también parecen disponer de una memoria episódica y pueden recordar complejas acciones hechas por una persona en un intervalo concreto de tiempo. "Desde un punto de vista evolutivo amplio, esto implica que la memoria episódica no se desarrolló sólo en los primates, sino que es una habilidad más extendida en el reino animal”, dicen los investigadores húngaros que llevaron a cabo el experimento.
4. Reconocen las emociones
Los perros son capaces de reconocer las emociones humanas y las de sus congéneres, según un estudio de investigadores británicos y brasileños. Un total de 17 ejemplares fueron sometidos a un experimento.
En diferentes carteles se pusieron fotos de personas alegres y enfadadas y de perros con talante juguetón o agresivo. Luego se reprodujeron los sonidos de voces humanas enojadas y ladridos enfurecidos. Los canes, que se enfrentaban a la prueba sin ningún ensayo ni conocimiento previo, en la mayoría de los casos se quedaron más tiempo mirando a las imágenes que correspondían con esos sonidos hostiles. La coincidencia fue incluso mayor con las imágenes de los perros que con las de las personas.
5. Surgieron de entre los lobos
¿Cuándo fueron domesticados los perros por primera vez? Un arduo debate. Algunos argumentan que ocurrió en Europa hace unos 15.000 años, mientras que otros afirman que fue en China o Asia Central hará unos 12.500. Una investigación publicada este año en la revista Science ha intentado dar una respuesta definitiva sugiriendo que ambos tienen gran parte de razón.
Un amplio equipo internacional de científicos ha comparado datos genéticos y ha llegado a la conclusión de que el mejor amigo del hombre pudo haber surgido de forma independiente a partir de dos poblaciones de lobos separadas, probablemente ahora extintas, que vivían en lados opuestos del continente euroasiático. Es decir, los perros fueron domesticados no una vez, sino dos, antes de la llegada de la agricultura.
6. Prefieren caricias a salchichas
Y literalmente, porque un estudio publicado este mes de agosto en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, mostraba que la mayoría de los perros prefieren recibir una caricia de sus dueños a un trozo de perrito caliente.
Para llegar a esta conclusión los investigadores escanearon la actividad cerebral de 15 canes en varias situaciones para tratar de averiguar qué circuitos cerebrales se activaban en cada momento. Trece mostraron los mismos o superiores niveles de actividad en la zona cerebral implicada en la toma de decisiones y recompensas cuando eran acariciados, en comparación con cuando recibían la salchicha.
7. Si está enfadado, no se fían
Investigadores estadounidenses trataron de estudiar cómo de bien entienden los perros a sus dueños y el principal hallazgo de sus investigaciones es que estos animales confían menos en las personas que están enfadadas y que les gritan o regañan. Las actitudes negativas asociadas con la ira o una regañina, hacen que los perros cambien su comportamiento.