Sí, el invierno atípico del Ártico se debe a la influencia de los humanos en el clima

En 2016, las temperaturas en el Ártico han sido mucho más altas de lo normal

The Conversation
Andrew King
Para el Ártico, como para el planeta en su totalidad,2016 ha sido excepcionalmente templado. Durante buena parte del año, las temperaturas en el Ártico han sido mucho más altas de lo normal, y las concentraciones de hielo marino se han situado en niveles excepcionalmente bajos.


El ciclo estacional del Ártico hace que las concentraciones más bajas de hielo marino se den cada año en septiembre. Pero si bien en septiembre de 2012 había menos hielo que en septiembre de 2016, este año la capa de hielo no ha aumentado como sería de esperar a medida que se acercaba el invierno septentrional. Como conscuenecia de ello, desde finales de octubre, la extensión del hielo marino se ha situado en mínimos históricos para esta época del año.

Estos niveles mínimos de hielo marino van asociados a unas temperaturas excepcionalmente elevadas para la región del Ártico. En noviembre y en lo que va de diciembre se han registrado temperaturas excepcionalmente templadas. Al mismo tiempo, Siberia y muy recientemente Norteamérica han experimentado condiciones ligeramente más frías de lo normal.

La extremada calidez y la escasa cobertura de hielo en el Ártico afectan a los patrones migratorios de los mamíferos marinos, y se han relacionado con el hambre y la extremada mortalidad de los renos, además de afectar a los hábitats de los osos polares.

Dados estos graves impactos ecológicos y la posible influencia del Ártico en el clima de Norteamérica y Europa, es importante que intentemos entender si el cambio climático inducido por el hombre ha influido en este acontecimiento y, en tal caso, cómo.
La atribución del Ártico

Nuestro grupo de World Weather Attribution, dirigido por Climate Central y compuesto por investigadores de la Universidad de Melbourne, la Universidad de Oxford y el Servicio Meteorológico Holandés (KNMI), ha utilizado diferentes métodos para evaluar en qué medida ha afectado la influencia humana sobre el clima a las templadas temperaturas del Ártico en los meses de noviembre y diciembre.

Hemos empleado modelos de predicción de temperaturas y persistencia del calor para predecir qué ocurrirá el resto de diciembre. Pero, aunque todavía queda un día para terminar el mes, está claro que en noviembre y diciembre de 2016 se registrarán máximos históricos de temperatura en el Ártico para esta época del año.
En los meses de noviembre y diciembre las temperaturas en grandes zonas del Ártico se han situado muy por encima de lo normal.
En los meses de noviembre y diciembre las temperaturas en grandes zonas del Ártico se han situado muy por encima de lo normal. Geert Jan van Oldenborgh/KNMI/ERA-Interim, Proporcionado por el autor

A continuación, yo investigué si el cambio climático causado por el hombre ha alterado la probabilidad de que se den en el Ártico temperaturas extremadamente templadas, usando los modelos climáticos más avanzados. Comparando las simulaciones de los modelos climáticos que incluyen influencias humanas, como un aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, con simulaciones que no incluyen estos efectos humanos, podemos calcular en qué medida influye el cambio climático en este episodio.

Esta técnica es similar a la utilizada en análisis previos sobre el récord de calor en Australia y las temperaturas marinas asociados con el episodio de blanqueamiento de los corales en la Gran Barrera de Coral.

Por decirlo de modo sencillo, las altas temperaturas de noviembre y diciembre en el Ártico no ocurren en las simulaciones que no incluyen factores climáticos introducidos por el hombre. De hecho, aun incluyendo los efectos humanos, los modelos indican que este episodio de calor en el Ártico se da 1 vez cada 200 años. De modo que este es un episodio anormal incluso según los baremos del mundo actual, cuya temperatura media ha aumentado por la influencia humana aproximadamente 1º C desde la época preindustrial.

Pero en el futuro, a medida que sigamos emitiendo gases de efecto invernadero y calentando el planeta, episodios como este dejarán de ser una rareza. Si no reducimos nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, calculamos que a finales de la década de 2040 este suceso se producirá de media una vez cada dos años.
Observar la tendencia

El grupo del KNMI utilizó datos de observación (una tarea no demasiado fácil en una zona en la que se toman muy pocas observaciones) para examinar si la probabilidad de que se produzca un periodo extremadamente templado en el Ártico ha cambiado en los pasados 100 años. Para hacerlo, se incorporaron al análisis temperaturas tomadas ligeramente al sur del Polo Norte (para compensar la falta de datos en torno al Polo Norte), y estas indican que el actual calor experimentado en el Ártico carece de antecedentes en más de un siglo.

El análisis de observación alcanzó una conclusión similar al del estudio de modelos: que hace un siglo habría sido muy improbable que se diese este episodio, y ahora es algo más probable

El análisis de observación alcanzó una conclusión similar al del estudio de modelos: que hace un siglo habría sido muy improbable que se diese este episodio, y ahora es algo más probable (el análisis de observación lo sitúa aproximadamente en 1 vez cada 50 años).

El grupo de Oxford empleó el enorme conjunto de simulaciones de modelos climáticos de Weather@Home para comparar el calor del Ártico como el de 2016 en el mundo actual con un año como 2016 sin influencias humanas. Encontraron también una considerable influencia humana en este episodio.

Todos nuestros análisis apuntan al cambio climático inducido por los humanos como causante de este episodio. Sin él, una temperatura tan templada en el Ártico tendría muy pocas probabilidades de ocurrir. Y si bien sigue siendo un episodio extremo en el clima actual, en el futuro no será tan inusual, a no ser que reduzcamos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Como ya hemos visto, las consecuencias de una mayor frecuencia de los episodios extremos de temperaturas templadas en el futuro podrían ser devastadoras para los animales y otras especies residentes en el Ártico.

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