Rusia prueba nuevas armas y foguea a sus pilotos en la guerra de Siria

Putin ha dado instrucciones para que los vendedores de armas las ofrezcan en la lucha antiterrorista

Rodrigo Fernández
Moscú, El País
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, ha confirmado este martes que la guerra en Siria ha servido al Kremlin para probar la eficacia de más de centenar y medio de nuevos armamentos, así como para foguear a los pilotos militares que hasta hace unos años tenían muy poca práctica de vuelos, sobre todo en condiciones de combate.


"Más de 160 tipos de armas novísimas" han sido probados en el curso de la operación militar que Rusia desarrolla en Siria, manifestó Shoigu en una reunión mantenida en Moscú con altos mandos de las fuerzas armadas. En general, según Shoigu, el nuevo armamento demostró "una alta fiabilidad". Shoigu destacó asimismo que "el 84% de los pilotos de las Fuerzas Aeroespaciales pasaron por la prueba que significan las acciones de combates reales".

La última guerra en la que Rusia participó oficialmente antes del conflicto sirio fue la de Georgia, en 2008, que fue muy breve y duró menos de una semana. Con anterioridad, el Kremlin había combatido en dos guerras el separatismo checheno, la primera de ellas a mediados de los años 1990, en la que perdió. A finales del siglo pasado, en 1999, comenzó la segunda campaña chechena, que finalizó con el triunfo del Kremlin al año siguiente. Más recientemente, en el conflicto del este de Ucrania, Rusia apoyó a los rebeldes frente a las autoridades de Kiev. La crisis acabó con la anexión de Crimea a territorio ruso.

Antes de que Shoigu asumiera la jefatura del Ministerio de Defensa en 2012, los pilotos tenían muy pocas horas de práctica real de vuelo, lo que había despertado malestar en la fuerza aérea. Con Shoigu, esta situación cambió radicalmente para todas las ramas militares, que son sometidas periódicamente a ejercicios no anunciados para comprobar su capacidad de movilización y combate.

La campaña de bombardeos rusos en Siria, realizada a petición del régimen de Damasco y que ha permitido a Bachar el Asad recuperar Alepo, comenzó hace ya más de un año, el 30 de septiembre de 2015. El Kremlin, que oficialmente asegura que su principal misión en Siria es combatir al Estado Islámico y a los terroristas del Frente al Nusra, tiene desplegada una agrupación de aviones de guerra en la base aérea de Jmeimim, provincia de Latakia.

Que Rusia estaba probando nuevos armamentos en Siria era algo que habían destacado ya los observadores, tanto rusos como extranjeros, especialmente después de que hace un año, el 9 de diciembre de 2015, dispararan desde un submarino que estaba en el Mediterráneo una serie de misiles Kalibr, que, según el Ministerio de Defensa, habían demostrado un alto grado de precisión al dar contra los blancos del Estado Islámico. Esos misiles crucero tienen un alcance de unos 2.000 kilómetros.

"Rusia puede ofrecer a los clientes los medios más modernos para la lucha antiterrorista: no sólo armas para el combate cuerpo a cuerpo, sino también aviones, sistemas de defensa antiaérea, artillería reactiva y blindados"

Vladímir Putin, presidente de Rusia

El presidente Putin ha dicho que el éxito de las armas rusas en Siria ha despertado en una serie de países el deseo de comprarlas. Más aún, este mes Putin ha dado instrucciones a los exportadores de armamento para que las ofrezcan a aquellos países que combaten contra el terrorismo de los yihadistas, como Afganistán, Irán o Libia. El líder ruso señaló que Moscú "puede ofrecer a los clientes los medios más modernos para la lucha antiterrorista: no solo armas para el combate cuerpo a cuerpo, sino también aviones, sistemas de defensa antiaérea, artillería reactiva y blindados". Rusia es, después de Estados Unidos, el principal exportador de armas del mundo.

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